Houellebecq
Es difícil creer en Sumisión (Anagrama) como novela cuando la
realidad confirma todas las páginas de la imaginación del escritor
francés Michel Houellebecq. El 7 de enero de 2015 anuló la presentación
en público del libro: dos fundamentalistas mataban a 12 personas de la
revista Charlie Hebdo en la redacción. Entre ellos, su amigo Bernard
Maris. Desde entonces al autor le escoltan dos policías. Son las
consecuencias de imaginar -a partir de hechos reales- una Francia al
borde de la guerra civil y una sociedad presa del miedo. Son los frutos
de recrear una Europa que se deshizo de la religión para abrazarse al
patriotismo para acabar, de nuevo, arropándose con la religión.
“¿Piensa
realmente que quieren provocar una guerra civil?”. “No cabe la menor
duda”. A un lado los musulmanes, a otro el “bloque identitario”, que
como apunta uno de los personajes de la última novela de Houellebecq “es
cualquier cosa menos un bloque”. Está dividido en múltiples facciones
que se entienden mal y se llevan peor: católicos, solidaristas ligados a
la tercera vía, realistas, neopaganos, laicos puros y duros procedentes
de la extrema izquierda… Hasta que llegaron los “Indígenas Europeos”.
Éstos transmitieron un mensaje claro: “Somos los indígenas de Europa,
los primeros ocupantes de esta tierra, y rechazamos la colonización
musulmana; rechazamos igualmente las empresas norteamericanas y la
compra de nuestro patrimonio por los nuevos capitalistas llegados de la
India, China, etcétera”.
En el corazón del enfrentamiento se
encuentra el rechazo hacia los musulmanes compartido en todos los países
europeos. Pero Francia es un caso muy particular… “debido a su
ejército”. “El ejército francés sigue siendo uno de los primeros
ejércitos del mundo, todos los sucesivos gobiernos han mantenido esa
política incluso a pesar de los recortes presupuestarios; por ello
ningún movimiento insurreccional puede vencer si el gobierno decide
ordenar la intervención del ejército”.
El escritor avisa de la
fuerza del Frente Nacional y descubre la fuente principal de votos de
Marie Le Pen: cualquier imagen de violencia urbana supone multiplicar
votos de la extrema derecha. Los atentados han llegado a la ciudad de
París, hay tiros y explosiones, los medios de comunicación no cuentan
todo lo que está sucediendo.
François, el protagonista de la
novela, se entrega al islam porque es la única religión que acepta el
mundo tal como es. Seguimos al personaje en su camino religioso y oímos
explicaciones que hacen de la novela el reflejo de una sociedad cosida
por el dolor y la indignación, determinantes en la recreación de la
violencia total y la marginación extrema. La religión se vuelve un arma
de destrucción masiva y enfrentamiento universal.
Explica el
personaje que el humanismo ateo está condenado a corto plazo, pues el
porcentaje de la población monoteísta está destinado a aumentar
rápidamente. Es el caso de la población musulmana. “Para los
identitarios europeos está claro que, tarde o temprano estallará
necesariamente una guerra civil entre los musulmanes y el resto de la
población. Concluyen que si quieren tener alguna posibilidad de ganar
esa guerra es mejor que estalle cuanto antes, en cualquier caso antes de
2050 y, preferentemente, mucho antes”.
La imaginación de
Houellebecq vuela hasta 2017, momento en el que François Hollande es
reelegido, a pesar de que Francia se ha movido a la derecha. El Partido
Socialista ha logrado impulsar al Frente Nacional de Marine Le Pen para
acabar con el centroderecha. El resultado sigue siendo demasiado real:
empobrecimiento de la población, descreimiento en los medios y en la
política. Imagina el autor cómo será el final del presidente, después de
“dos calamitosos quinquenios”. “Cuando, en las escaleras de entrada al
Elíseo, delante de una decena escasa de periodistas, se presentó como
‘el último baluarte del orden republicano’, hubo algunas risas, breves
pero muy perceptibles”. Está acabado y en su lugar toma el poder
Mohammed Ben Abbes.
Hasta los extremistas musulmanes desean en el
fondo la victoria de Ben Abbes. “No creen en ella, piensan que el único
camino es la yihad, pero no tratarán de evitarla. Y ocurre exactamente
lo mismo en lo que respecta al Frente Nacional y a los identitarios.
Para los identitarios, la única verdadera vía es la guerra civil, pero
algunos simpatizaron con el Frente Nacional antes de radicalizarse y no
harán nada que pueda perjudicarlo”. Es decir, tanto unos como otros se
sometieron a las urnas para llegar al poder hasta que decidieron
interrumpirlo cuando comprendieron que el contrario iba a ganar.
Sumisión presenta una Francia bautizada en el imperio del dar al-islam,
en medio de la violencia desatada entre yihadistas y Frente Nacional. La
imaginación de Houellebecq puso el primer tiroteo y la novela se
convirtió en mandamiento.