
Hijo de un librero, estudió gramática latina con el humanista don Juan González de Dios. Hacia los quince años obtuvo en un concurso público una beca para el Colegio Trilingüe, donde permaneció de 1709 a 1713, con muy poco provecho intelectual, y entregado más bien a la satisfacción de sus instintos anárquicos. Abandonados los estudios, que hubieran resultado fundamentales para su formación humanística, se dedicó a lecturas de todo género, sin plan determinado alguno; mientras tanto, continuaba su vida de ocio y desorden.
Deseoso de libertad, huyó en 1713 a Portugal, y
después de haberse hecho pasar por médico en Coimbra, actuó,
sucesivamente, como bailarín, guitarrista, titiritero y militar.
Desertor, ingresó en una cuadrilla de toreros, y volvió con ellos a la
patria. De nuevo en el seno de la familia, se dedicó al estudio de las
matemáticas y la física, siquiera todavía sin un método ordenado, y
compuso pronósticos o almanaques, publicados anualmente bajo el
seudónimo de "El Gran Piscator Salmantino".