Antonio de Capmany, un catalán de pura cepa


Hijo de Jerónimo de Campany y de Gertrudis Suris, estudió Lógica y Humanidades en el Colegio episcopal de Barcelona, ​​regentado por los jesuitas, y luego fue cadete en el regimiento de Dragones de Mérida y subteniente en el de tropas ligeras de Catalunya, con el que asistió en 1762 a la campaña de Portugal.Se retiró del ejército 1770.

Intervino en la formación de una colonia agrícola en Sierra Morena, con trabajadores catalanes, lo que le retuvo un año en La Carolina, dentro del proyecto de Olavide sobre la renovación y reforestación de la agricultura en la región.Fracasada la colonización, marchó a Madrid 1774.

Ingresó en la Academia de la Historia 1776.Autor de “Discurso Analítico sobre la Formación y Perfección de las Lenguas”, el “Arte de Traducir del Idioma Francés al Castellano”; “La Filosofía de la Elocuencia” y las “Memorias Históricas sobre la Marina, Comercio y Artes de la antigua ciudad de Barcelona”.
Académico de la Historia y de la Academia de Buenas Letras de Sevilla, leyó en la primera un discurso el 14 de mayo 1784 sobre las Grandezas de la Historia de España, al que siguió el “Compendio cronológico-histórico de los soberanos de Europa “, continuado con la” Descripción Política de las Soberanías de Europa”, “Antiguos Tratados de Paz y Alianzas entre algunos reyes de Aragón y diferentes príncipes infieles de Asia y África desde el siglo XIII hasta el XV”, y “Discurso Económico-político, en defensa del trabajo de los artesanos, y de la influencia de los gremios en las costumbres populares, conservación de las artes y honor de los artesanos “, publicado con el seudónimo de Ramón Miguel Palacio.


En 1785 se le encargó el reconocimiento de los archivos de Barcelona.Fue secretario de la Academia de la Historia desde el 11 de diciembre 1789 hasta el 22 de enero de 1802, fecha en que dimitió; se le admitió la renuncia el 5 de febrero, pero conservó todo su sueldo y asistencias, como si estuviera presente.Publicó el Código de las costumbres marítimas de Barcelona …, vulgarmente llamado el “Libro del Consulado” (Madrid, 1791).Fue editor de la “Vida del falso profeta Mahoma”, y autor de “Noticia del origen, progresos y trabajos literarios de la Academia hasta Agosto de 1796″, incluido en las Memorias de la Real Academia de la Historia.También es suyo el “Comentario con glosas críticas y joco-serias sobre la nueva traducción castellana de las Aventuras de Telémaco”, publicadas en la Gaceta de Madrid.

Fue nombrado censor de los diarios de la Corte, en 1803 y publicó el Nuevo Diccionario Francés-Español y las “Cuestiones críticas sobre varios puntos de Historia económica, política y militar”.

Fue secretario de la Junta de Arbitrios, vocal de la Junta de fomento de Ibiza y dirigió la Colección diplomática de los reinados de Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV.

Su producción patriótica comienza con “Gritos de Madrid cautivo a los pueblos de España” (Sevilla, 1808) y “Centinela contra Franceses, primera y segunda parte” (Madrid, 1808), libro dedicado a Lord Holland, y que tuvo varias ediciones posteriores, entre ellas las de México, La Habana y Lima y traducciones al portugués, inglés en Nueva York, italiano, francés y alemán. La junta de ceremonial de Cortes, emanada de la Central, le encargó recoger todas las memorias históricas que pudiera encontrar sobre las antiguas Cortes de Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia y Navarra.

Dirigió la Gaceta del Gobierno (Sevilla, 1809-10), órgano de la Junta Central.Fue director de la Gaceta 1810.Publicó en Cádiz el diario “Centinela de la patria”, por encargo del gobierno, entre el 20 de junio y el 22 de agosto de 1810; fueron cinco números en total, reunidos después en un volumen, impresos en la Imprenta Nacional (tenían un precio de 6 reales). Comisionado, junto con Cruces y Argüelles, para poner en marcha el periódico de las Cortes.Publicó contra Quintana la “Carta de un buen patriota que reside disimulado en Sevilla” escrita a un amigo suyo domicilia en Cádiz, fechada a 18 de mayo, y la “Segunda carta del Buen patriota” (Cádiz, 1811), que dio lugar a una polémica en la que, junto a los dos protagonistas, intervinieron Eugenio de Tapia y Francisco Martínez de la Rosa, y quizás también José Vadillo, si este es el JV que firmó “Chisme literaria” (Cádiz, 1811).


Capmany fue autor de un artículo, redactado en Cádiz en 1812, y publicado en el Redactor General de España, en la que pidió que se nombrara la Diputación Permanente de las Cortes.

Durante la invasión francesa permaneció en Cádiz, y fue diputado de las Cortes ese mismo año.

El 04 de septiembre 1812 presentó en las Cortes una Exposición preparatoria, en la que asumía una postura radical contra los afrancesados.


Publicó “Traslado de la correspondencia del Teniente General Marqués de Palau con Don Joaquín Blake” (Cádiz, 1812), y con el seudónimo de Antonio Filopita, “los Sueños del Marqués del Palacio”, y “despertares de la provincia de Cataluña “(Cádiz, 1812). Fue uno de los comisionados para la inspección del Diario de Cortes.

El 09 de agosto 1813 atacó violentamente a las Cortes en el primer número del Defensor acérrimo de los derechos del pueblo, lo que dio lugar a una gran polémica.

Un artículo titulado “Anécdota histórica”, publicado en el Redactor General de España el 1 de octubre de 1813, demuestra que continuó su labor de erudito, ya que se refiere a los Dietarios del Ayuntamiento de Barcelona, ​​en el período comprendido entre 1249 y 1611, con referencia expresa a las gracias de Felipe III en las Cortes de 11 de julio de 1599. traducir una nota del dietarista sobre “La fanfarria y vanidad de los catalanes”, y sobre su venalidad; quizás Capmany quería trasladar esta nota del tiempo en que se originó en el que él mismo estaba viviendo.

El 13 de octubre hizo testamento ante el escriba José Padilla.Sus obras póstumas son la “Apología de las fiestas públicas de toros” (Madrid, 1815) y la “Práctica y estilo de celebrar Cortes en Aragón, Catalunya y Valencia”.Su obra más importante es, quizá, sus “Memorias históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona” (1779 a 1792).Por otra parte, cabe también destacar su “Teatro histórico-crítico de la elocuencia española” (1780-1794); se trata de una larga defensa de la literatura española en contra de los críticos de la enciclopedia francesa, que la despreciaban totalmente.