Vintila Horia
Vintilă Horia Iucal (Segarcea, Rumanía, 18 de diciembre de 1915 - Collado Villalba, Madrid, España, 4 de abril de 1992)
Vintila
Horia Iucal nació el 18 de 1915 en el pueblo de Sergare, en Rumanía,
y vino a morir un 4 de abril de 1992 en Collado-Villalba, en la serranía
madrileña. Aquellos que lo conocieron y los que, simplemente, fuimos
seguidores de su trayectoria vital y existencial, podemos afirmar sin reparos
que su epitafio bien podría ser la conocida sentencia de Nietzsche: "Lo
que no me mata, me hace más fuerte".
Hijo
de un ingeniero agrónomo, su vocación universitaria le dirige
hacia los estudios de Derecho, estudios que pronto ampliará con los de
Filosofía y Letras en varias universidades europeas, como las de Peruggia
y Viena. En 1940 ingresa en el cuerpo diplomático de Rumanía,
siendo Agregado de Prensa y Cultura en la delegación de Roma durante
el gobierno del mariscal Antonescu; en 1942 ocupa este mismo puesto en la delegación
rumana de Viena.
En 1944 es internado por los alemanes en los campos de concentración
de Krummhübel y Maria Pfarr, hasta su liberación por los ingleses
en 1945. Es esta la época más oscura de su vida, de la que apenas
tenemos otros datos que algunos comentarios suyos diseminados por aquí
y por allá, pero sin conocer detalles.
Al término de la Segunda
Guerra Mundial decide emprender el camino del exilio en Italia, donde traba
amistad con Giovanni Papini; comienza así su colaboración en diversas
revistas italianas. En 1948 se le localiza en Buenos Aires, trabajando de profesor
de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras, con un sueldo pésimo
y ayudado constantemente por las aportaciones económicas de su esposa.
En 1943 se instala en Madrid, empleado por del Centro Superior de Investigaciones
Científicas como director de la sección de estudios italianos.
Desde ese momento siempre se consideró español, obteniendo la
nacionalidad definitiva en 1972; lo que de verdad pone el sello a nuestra identidad
no es solamente el país donde uno ha nacido, sino (como nos recuerda
Isidro-Juan Palacios que gustaba de repetir Vintila) "aquella patria donde
uno va a morir y tomar posesión de una región definitiva".
En
1960 recibe desde su domicilio en París el Premio Goncourt de novela
por su obra "Dios ha nacido en el exilio", un imaginario diario íntimo
del poeta Ovidio donde éste relata su evolución personal desde
su exilio en Dacia (la actual Rumanía) y su descubrimiento personal de
la realidad de Lo Divino... Alguien dijo que toda obra verdadera es siempre
autobiográfica. Es el momento de su consagración definitiva como
escritor, pero una intensa y violenta campaña de los intelectuales de
la "izquierda caviar", dirigida desde la sombra por Jean-Paul Sartre,
quien le acusaba de "filofascista", le obliga a renunciar al premio.
En
esta obra se perfilan ya las grandes líneas directrices del pensamiento
filosófico-literario de Vintila Horia, pensamiento difícil de
encasillar en una ideología o en una corriente política tipificada.
Vintila Horia siempre se consideró a sí mismo como un hombre de
"derechas", pero con la condición de ser él quien definiera
ese término tan socorrido. Si la palabra "derecha" no fuera
tan ambigua y tan asociada al pancismo burgués, su posición quedaría
clara. Leamos al propio Vintila: "La derecha no es una ideología,
es un estilo de vida que coincide con unos valores fundamentales, y dentro de
estos valores, en primer lugar, como cúpula de todos ellos, están
los valores cristianos. La derecha es un estilo de vida permanente dentro del
cual está el amor, la familia, la propiedad privada, la fe religiosa,
la moral, el heroísmo en la guerra como en la paz, esos son los valores
fundamentales que siempre han sido, volens nolens, de derechas, porque en contra
de todos ellos siempre se han manifestado los de izquierda (...) Ellos se han
inventado una ideología, una filosofía para poder atacar estos
valores que no necesitan de ninguna ideología (...) La derecha representa
la vida, y la izquierda representa lo tanático (...) La derecha está
por el amor normal o natural en contra del aborto, en pro de la familia, en
contra de la droga. Y no en balde, porque esto significa defender la vida. Desde
el otro campo, desde el campo de las ideologías, que son siempre de izquierdas,
brotan siempre los ataques en contra de la vida, defendiendo actitudes contra
natura" (entrevista en "Hespérides", nº11).
El
pensamiento filosófico-literario de Vintila Horia se enmarca así
dentro de una "derecha ideal", militante (diríamos que en una
"Destra" a la italiana), alejada por completo de esa "derecha"
donde los hombres del actual sistema pueden camuflar su falta de visión
de futuro y su entreguismo constante a los grupos de presión financiera.
Fiel a su vocación militante, nuestro autor fundó en 1971 la revista
"Futuro Presente", que editó 41 números imprescindibles
para la comprensión de las contradicciones de la modernidad, para su
superación intelectual y para una crítica correcta del devenir.
La obra desplegada por Vintila Horia, en sus diferentes artículos y obras,
fue un todo donde de daban cita al completo las diferentes ramas de la cultura:
filosofía, arte, ciencias, tradición, futurismo, política,
sociología, psicología, erotismo, crítica literaria...,
un todo que, lejos de ser un simple sincretismo, formaba una verdadera visión
del mundo, una "Weltanschauung", siempre dirigida por un hilo conductor:
la muerte del materialismo (en sus versiones liberal y marxista) y el resurgimiento
de la alta espiritualidad.
Prueba
de su vastedad intelectual fue la publicación, en 1971, de "Viaje
a los Centros de la Tierra", una serie de entrevistas realizadas a los
más influyentes pensadores y científicos del siglo XX; a ellos
directamente o, si ya fallecieron, a sus colaboradores próximos: Husserl,
Heidegger, Fellini, Unamuno, Jung, McLuhan... desfilan por sus páginas
ofreciendo una visión final de conjunto: si las élites del siglo
XIX eran laicistas y agnósticas, materialistas en el sentido filosófico
de la palabra, la vanguardia científica de la postmodernidad, a partir
de la revolución cuántica, nos ofrece, paradójicamente,
un retorno a lo sagrado: "Es prueba de una gran incultura creer que ser
progresista, en el sentido científico de la palabra, implica una actitud
antirreligiosa (...) A la física actual se le puede llamar metafísica,
porque es antimaterialista desde todos los puntos de vista (...) La nueva ciencia
es una ciencia que acepta lo metafísico y habla del Dios de la creación.
Todo lo que sucede en el Cosmos implica una actitud religiosa en la mayoría
de los casos (...) El hombre contemporáneo, al no ser religioso, es inculto"
(entrevista en "Hespérides", nº 11).
No
nos es posible completar este intento de biografía de Vintila Horia sin
hacer referencia a la que es quizás su obra monumental: "Introducción
a la literatura del siglo XX", texto obligatorio para conocer todas las
corrientes del pensamiento ético, político y social que se han
expresado a través de la literatura durante esta centuria atormentada;
obra doblemente interesante en cuanto que recupera para el público escritores
que, por sus ideas anti-sistema, son hoy prácticamente ignorados.
Una
digna de mención, por lo curiosa, fue "Encuesta detrás de
lo visible", un libro de encuesta sobre temas de tipo parapsicológico,
con entrevistas directas a personas que han sido actores o testigos directos
de fenómenos paranormales, requiriendo además el punto de vista
de los más cualificados expertos en la materia. No en vano, Vintila Horia
fue fundador y vicepresidente de la Sociedad Española de Parapsicología
y del Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas,
instituciones donde dejó presente su interpretación espiritualista
de los fenómenos paranormales, en oposición a las tesis materialistas
de cierta parapsicología oficial.
Vintila
Horia, en su obra y en su figura, constituye uno de los representantes esenciales
de esa generación que ha sabido abrir brecha en la denuncia de las falsedades
de la modernidad, del espíritu triunfante aquel año fatídico
de 1789, del valor que supone llamar al materialismo por su verdadero nombre:
irrealidad e incultura. Vintila Horia, por todo ello, constituye una referencia
esencial en la lucha cultural contra la mentira establecida, contra un mundo
que, precisamente por su necesidad constante de autojustificarse mediante ideologías
que se derrumban cada treinta o cuarenta años, es por ello injustificable.
La esencia del mensaje de Vintila Horia nos enseña que "todos los
imperios caen; solamente pervive el imperio eterno del espíritu".
Santiago
Rivas (Los Resistentes)
BIBLIOGRAFÍA
SUMARIA de VINTILA HORIA
Presencia del mito, Escélicer, Madrid, 1957.
Poesía y libertad, Ateneo, Madrid, 1959.
La rebeldía de los escritores soviéticos, Rialp, Madrid, 1960.
Dios ha nacido en el exilio, Fayart, París, 1960.
El caballero de la resignación, Fayart, París, 1961.
Los imposibles, Fayart, París, 1962.
Giovanni Papini, Wesmael-Charlier, París, 1963.
La séptima carta, Plon, París, 1964.
El despertar de la sombra, Editorial Nacional, Madrid, 1965.
Diario de un campesino del Danubio, La Table Rode, París, 1966.
Una mujer para el apocalipsis, Julliard, París, 1966.
España y otros mundos, Plaza & Janés, Barcelona, 1970.
El hombre de las nieblas, Plaza & Janés, Barcelona, 1971.
Viaje a los centros de la tierra, Plaza & Janés, Barcelona, 1971.
Pepi Sánchez, Ministerio de Educación, Madrid, 1972.
Mester de novelista, Prensa Española, Madrid, 1972.
El viaje a San Marcos, Magisterio Español, Madrid, 1972.
Encuesta detrás de lo visble, Plaza & Janés, Barcelona, 1975.
Introducción a la literatura del siglo XX, Gredos, Madrid, 1976.
Viitor Petrecut, Asociación cultural hispano-rumana, Madrid, 1976.
Consideraciones sobre un mundo peor, Plaza & Janés, Barcelona, 1978.
Literatura y Disidencia, Drácena, Madrid, 1980.
Informe último sobre el Reino H., Plaza & Janés, Barcelona,
1981.
Marta o la segunda guerra, Plaza & Janés, Barcelona, 1982.
Perseguid a Boecio, Dyrsa, Madrid, 1983.
Un sepulcro en el cielo, Dársena, barcelona, 1987.
Las claves del crepúsculo, L´Age d´homme, Lausana, 1990.
Reconquista del descubrimiento, Patris, Chile, 1992.