Konstantín Símonov
Escritor ruso, uno de los narradores más destacados del
período soviético ( Petrogrado, 28 de noviembre de 1915 + Moscú, 28 de agosto de 1979). Hasta 1935 trabajó como obrero, antes de emprender
una carrera literaria que lo confirmó como un notable escritor de temas
bélicos y patrióticos de la Rusia soviética. Símonov supo conjugar su
actividad literaria con la ocupación de altos cargos en la burocracia
cultural comunista. A partir de 1941 fue corresponsal de guerra de La Estrella Roja.
Diputado al Soviet Supremo (1946-1954) y secretario de la Unión de
Escritores Soviéticos, recibió numerosos premios oficiales. Es autor de
reportajes, obras de teatro (Gentes de Rusia, 1942; Bajo los castaños de Praga, 1945; La cuestión rusa, 1946), poemarios (Amigos y enemigos, 1948) y novelas (Días y noches, 1943-1944; Los vivos y los muertos, 1959; Nadie nace soldado, 1964; El último verano, 1971).
Estudió en el Instituto de Literatura M. Gorky
de Moscú (1934-1938), y publicó su primer poema en 1934. Estuvo
fuertemente influido por el ambiente de los años treinta, período en el
que hizo su debut literario. En 1938 y de 1950 a 1954 fue editor de Literaturnaya Gazeta, y del periódico Novi mir (Nuevo mundo)
durante los períodos comprendidos entre 1946-1950 y 1954-1958. Desde
1942 fue miembro del Partido Comunista. En 1949 fue nombrado miembro del
Comité Soviético para la Defensa de la Paz. Desde 1954 hasta 1959
ejerció como secretario del Consejo de Administración de la Unión de
Escritores de la Unión Soviética, y en 1967 volvió a ocupar este cargo.
Konstantin Símonov combinó con éxito su carrera
como escritor y su participación como miembro influyente en el
oficialismo literario soviético. Aunque escribió sobre temas muy
diversos, se le conoce principalmente como escritor y poeta en tiempos
de guerra. Símonov presenció como corresponsal la derrota de los
japoneses en la Batalla de Khalkin-Gol (1939), planeada y ejecutada por
Zhukov; de hecho, varios de los futuros personajes de ficción de Símonov
tomarían parte en la campaña de Khalkin-Gol. Trabajó también en
Mongolia para la publicación del ejército Geroicheskaya krasnoarmeiskaya, y como corresponsal de guerra para el periódico Krasnaya Zvezda (1941-1945).
Durante la guerra, uno de los objetivos
evidentes de la literatura soviética en todas sus manifestaciones fue
avivar las llamas del patriotismo ruso. La poesía resultó ser un medio
muy propicio para este fin, y algunos de los poemas de Símonov, como Zhdi menia (Espérame), de 1941, Rodina (Patria), de 1941, Ubei ego (Mátalo), de 1942, y Bezymiannoe pole (Un campo anónimo),
de 1942, figuran entre los mejores ejemplos de este género. La
popularidad de Símonov provino de su relativa indiferencia por la
política, cualidad compartida aunque en menor grado por Olga Berggolts y
Vera Inber. Los temas tratados eran el hogar, el trabajo, el descanso y
el amor.
A finales del verano de 1942, Alemania intentó
apoderarse de Stalingrado, y Símonov cubrió el contraataque soviético
desde su principio a su fin. Dni i nochi (Días y noches),
de 1944, es uno de los numerosos trabajos dedicados a esta importante
victoria soviética, y narra la tenacidad con la que los combatientes
rusos resistieron el ataque alemán. Una vez ganada la guerra contra
Hitler, la Unión Soviética rechazó cualquier futura cooperación con sus
anteriores aliados occidentales. El Comisario de Cultura, Andrei
Zhdanov, inició una depuración sistemática de la vida intelectual que
finalizó cuando Stalin murió en 1953. La obra de teatro de Símonov Russkii vopros (La cuestión rusa),
de 1946, es una obra típicamente propagandística de la época en la que
se responsabiliza a Occidente de la Guerra Fría. Tras la muerte de
Stalin, se intentaron reanudar las relaciones con Occidente. El autor,
conocido por su ideología izquierdista, juntamente con Ilia Erenburg y
Aleksandr Fadeiev, tuvo un papel activo en los esfuerzos para influir en
los políticos occidentales y para conseguir el apoyo en iniciativas de
política exterior soviética.
A mediados de los años cincuenta, tras la publicación de su novela Tovarischi po oruzhiyu (Compañeros de armas), de 1952, el autor empezó a trabajar en la trilogía compuesta por las novelas Los vivos y los muertos (Zhivie i mertvie, 1959), No se nace soldado (Soldatami ne rozhdayutsia, 1963-1964), y El último verano (Postedneieleto,
1971). Esta trilogía constituye un cuadro épico del camino hacia la
victoria soviética durante la guerra; el autor pretende, por un lado,
realizar una crónica auténtica de los principales acontecimientos de la
contienda, examinados desde la perspectiva de los testigos y
participantes Serpilin y Sintsov, y, por otra parte, analizar estos
acontecimientos desde un punto de vista contemporáneo.
Muy en relación con esta trilogía se sitúan obras como La batalla de Moscú y Dvadtsat dnei bez voinii. Iz zapisok Lopatina (Veinte días sin guerra. De las notas de Lopatin), de 1973, así como los diarios de guerra del autor. De entre sus restantes títulos cabe destacar Russkie liudi (Los rusos), de 1942; Stijotvoreniya i poemi (1945); Voiennaya lirika (Poesía lírica de la guerra), de 1936-1956, y Ot Jalkingola do Berlina (De Khalkin-Gol a Berlín), de 1973. Galardonado a lo largo de su trayectoria con tres Insignias de Lenin, recibió además diversas medallas.
Las memorias de Símonov fueron publicadas en Znamia
(1988) y proporcionan una gran cantidad de detalles sobre el
funcionamiento de la maquinaria literaria soviética, en especial sobre
el extraordinario control realizado personalmente por Stalin en asuntos
literarios; muchas de las revelaciones realizadas por el autor en estas
memorias muestran su capacidad de adaptación y supervivencia.
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