León Felipe
Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido como León Felipe (Tábara, Zamora, 11 de abril de 1884 - Ciudad de México, 18 de septiembre de 1968). Poeta español. Representante de los creadores exiliados tras la
Guerra Civil, sus versos poseen un talante crítico y de lucha contra las
injusticias sociales. Hijo de un notario, pasó su infancia en Sequeros
(Salamanca) y en 1893 se trasladó con su familia a Santander. Tras
estudiar en Madrid, ejerció de farmacéutico en varias ciudades al tiempo
que trabajaba como actor para una compañía de teatro itinerante.
Estuvo encarcelado por deudas, administró los
hospitales de Guinea, y en 1922 viajó a México, donde desempeñó labores
de bibliotecario en Veracruz antes de ser agregado cultural de la
embajada española y profesor de literatura en diversas universidades
americanas. Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en
Panamá, desde donde regresó a España para apoyar la causa republicana.
En 1938 se exilió definitivamente en México.
Su obra poética se abrió con Versos y oraciones del caminante
(1920), cuya sencillez temática y estilística distanció al autor de las
corrientes posmodernistas del momento. En el segundo volumen de Versos y oraciones del caminante
(1930) vuelven los temas intimistas centrados en la experiencia
cotidiana, pero el tono elevado y profético revela el magisterio de Walt Whitman, que fue traducido por el autor.
La actitud moral comenzó a manifestarse en su siguiente obra, Drop a star (1933), donde las influencias de Whitman, Antonio Machado, Miguel de Unamuno y T. S. Eliot
se fundieron con un modelo expresivo inspirado en la Biblia, que fue
característico de su producción. La experiencia de la guerra civil y el
exilio posterior configuraron una voz poética combativa y rebelde,
especialmente a través de La insignia (1937), El payaso de las bofetadas y el pescador de caña (1938), El hacha (1939), Español del éxodo y el llanto (1939) y El gran responsable (1940).
En estas obras León Felipe encarnó la figura del
poeta vidente, entre prometeico y quijotesco, que enuncia su discurso
de una manera casi mística: la palabra actúa como una fuerza que redime a
los humildes de los sufrimientos e injusticias, aunque a veces sea tan
sólo un grito desesperado. Sus composiciones, de gran fuerza lírica y
hondo contenido social, rememoran el drama de la guerra, la derrota y el
destierro, al tiempo que reflejan la condición humana con apasionado
idealismo. Los versos destacan por la sobriedad del léxico, y por un
ritmo amplio y reiterativo que le comunica una sonoridad semejante a la
de los versículos bíblicos, aunque en ocasiones incurran en lo prosaico o
parezcan fruto de un fácil verbalismo.
Después de Ganarás la luz (1943) y Parábola y poesía (1944), publicó Antología rota (1947), selección de poemas que llegó a gran número de lectores. Posteriormente aparecieron España e Hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950) y El ciervo y otros poemas (1958), este último un canto elegíaco provocado por el fallecimiento de su esposa. En su libro postrero, titulado ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965), reflexiona sobre el tiempo, el sueño y la muerte, temas centrales de su última etapa.