El Modernismo
El Modernismo es un movimiento de renovación cultural que se manifestó en la obra de creadores provenientes de distintos países de Europa e Hispanoamérica; por ello fue el primer fenómeno cultural "internacional", pues sus variadas manifestaciones se desarrollaron en dos continentes con evidentes vínculos entre estas.
El modernismo literario fue impulsado por el poeta nicaragüense Rubén Darío. Hasta aquel entonces las ideas y modas se desarrollaban en la Corte de alguna potencia dominante y fluían desde Europa al resto del mundo; es la primera vez que ocurre a la inversa. El gusto europeo es conquistado por un estilo liderado por un iberoamericano, aunque este estilo estuviera inspirado en el medievo europeo y los mitos grecolatinos.
El modernismo literario fue impulsado por el poeta nicaragüense Rubén Darío. Hasta aquel entonces las ideas y modas se desarrollaban en la Corte de alguna potencia dominante y fluían desde Europa al resto del mundo; es la primera vez que ocurre a la inversa. El gusto europeo es conquistado por un estilo liderado por un iberoamericano, aunque este estilo estuviera inspirado en el medievo europeo y los mitos grecolatinos.
El modernismo artístico recibe nombres específicos en cada idioma: Art nouveau (arte nuevo), Jungenstile, Modern Style, Liberty etc... Denominaciones que recogen el carácter preciosista, novedoso, joven, libre y cosmopolita que es común a los autores que pueden adscribirse a este movimiento.
Desde la perspectiva estética, el modernismo se singulariza por manifestarse a través de múltiples disciplinas creativas: arquitectura, artes decorativas (cerámica, mobiliario, vidriera, forja y joyería), pintura y dibujo, diseño gráfico, escultura y poesía, principalmente. Respecto de tendencias anteriores, se distingue por el gran desarrollo de las artes decorativas, que superaron los procesos de producción artesanal, aportando concepciones modernas para producir las piezas en serie y comercializarlas a gran escala (por ejemplo en joyas, cerámicas, mobiliario y artes gráficas).
Sus principales fuentes de inspiración modernista son la naturaleza y los motivos exóticos, tanto de origen fantástico como de culturas orientales; especialmente formas y materiales provenientes de Japón y China, que los estetas modernistas contribuyeron a difundir. En la literatura modernista resulta significativo que la mayor parte de los creadores escogieran la poesía como medio de expresión. Su líder incuestionado fue Rubén Darío, cuya vida trashumante le permitió divulgar su estética entre decenas de literatos de Hispanoamérica y Europaa. Darío propició la reinterpretación y el traslado de las ideas, sensibilidades y formas modernistas a los hispanos de ambas orillas del Atlántico; también consiguió atraer la atención de prestigiosos creadores europeos hacia la poesía escrita en castellano.
Entre los autores del modernismo hispanoamericanos influidos por Darío puede nombrarse Amado Nervo, Alfonso Reyes, Carlos Reyles, Enrique Larreta, Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig, Enrique Gómez Carrillo, José María Vargas Vila y Rufino Blanco-Fombona. La mayor parte de ellos viajaron desde sus respectivos países a París y a Madrid, donde trabajaron como diplomáticos y corresponsales de periódicos iberoamericanos. En España se integraron plenamente en la vida cultural, compartiendo tertulias, proyectos y sensibilidad con poetas modernistas como Salvador Rueda, Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado y Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa, entre otros.
Los poetas del modernismo se enfrentan a la ansiedad del fin de siglo y a la vulgaridad de la sociedad industrial con la exhaltación de la belleza y la exquisitez, que ellos asocian a lugares exóticos y a épocas remotascomo la Grecia clásica o el medioevo. Al igual que los artistas de éste movimiento, los poetas desarrollaron un mundo interior de belleza, armonía y hedonismo que les alejaba de una realidad que le disgustaba.
Plasman la belleza mediante la perfección formal de una poesía serena y equilibrada, acompañada a menudo de un cierto preciosismo manifestado en el empleo de versos medievales y en el uso de un léxico arcaizante y sofisticado; en éste último abundan las palabras de orígen francés y griegas, así como algunas palabras castellanas que habían caído en desuso.
En las artes plásticas y la arquitectura, el modernismo tiene algunas características del modernismo: el uso de la línea curva y de la asimetría de las formas en las composiciones y diseños, así como por la estilización deliberada de los motivos. El objetivo era generar complacencia en los sentidos, con formas delicadas y una especial atención a la figura femenina, cuya sensualidad y delicadeza se enaltece.
La principal seña de identidad de la Arquitectura modernista es la importancia de conjugar la decoración exterior y la interior, esta última era planificada a menudo simultáneamente, para crear una impresión unificada del conjunto inmueble - mobiliario - apliques - piezas decorativas. Las fachadas, rejería y puertas reciben una mayor atención, siendo a menudo diseñadas por los mismos arquitectos en colaboración con los especialistas en cada materia.
El hecho de que se este movimiento se desarrollara en la fase de maduración de la Revolución Industrial propició que se incorporaran procedimientos de construcción basados en materiales hasta entonces poco empleados, como el hierro y el vidrio.
En España, Domènech i Montaner es clave en la definición de la arquitectura modernista; también es muy representativo su discípulo Josep Puig i Cadafalch, aunque el máximo arquitecto modernista fue Antoni Gaudí, a quien dedicamos una sección propia.
Las Artes Decorativas modernistas alcanzaron notoriedad por emplearse intensamente como complemento de la arquitectura, caracterizándose por unas formas suaves y motivos vegetales que arropan al asunto principal. Destacan creadores que le dan tanta importancia a los contenidos como a los continentes, caso de Gaudí que diseñó personalmente paneles cerámicos, vidrieras, apliques de forja y muebles modernistas.
La persecución de un resultado conjunto y armónico provocó los autores modrnistas se organizaran en equipos de diseñadores, tanto en la obra nueva como en las reformas. Por ejemplo - ya en 1877 - en la reforma de la Casa Batlló, colaboraron con Gaudí los arquitectos Jujol y Rubio i Bellver, los forjadores hermanos Badía, los carpinteros Casa y Bardés, el ceramista Sebastià Ribó y los Talleres Pelegrí, productores de vidrieras.
Por el creciente protagonismo de lo decorativo en la arquitectura interior y exterior, la cerámica fue una de las disciplinas en las que más se plasmó el modernismo. Su máximo exponente fue el ceramista Daniel Zuloaga, que realizó revestimientos para edificios y decoración interior en toda España y en el extrajero, así como piezas de pequeño formato que se exportaron a multitud de países; fue el primero que confirió categoría de arte a una actividad antes entendida como meramente artesanal.
En España destaca el orfebre Lluis Masriera, miembro de una conocida saga catalana de artistas, que además fue pintor, dramaturgo y escenógrafo. Su obra presenta una gran influencia de Lalique. Fuera de Cataluña, sobresale el bilbaíno Paco Durrío, que trabajó fundamentalmente en París y que, además de diseñar joyas con influencias simbolistas, fue también ceramista y escultor.
Los catalanes Ramón Casas y Santiago Rusiñol fueron los dos máximos representantes del modernismo en pintura. Ambos le dedicaron una especial atención a la mujer y Rusiñol, también, a los paisajes. Otro pintor de mujeres fue el cordobés Julio Romero de Torres aunque éste se distinguió por sus tonos oscuros, propios de la escuela española, frente a los colores vivos del modernismo pictórico catalán, más ligado al estilo centroeuropeo.
El desarrollo de la publicidad motivó una gran salto cuantitativo y cualitativo del Diseño Gráfico modernista, que adquiere una importancia sin precedentes. En Cataluña, Alexandre de Riquer y Ramón Casas realizaron las principales contribuciones en carteles publicitarios y participaron en la elaboración de revistas como Els Quatre Gats, Pel & Ploma, y Forma. De forma independiente - desde Córdoba y Madrid - Romero de Torres también trabajó en el diseño de carteles.
La renovación que se llevó a cabo en el género de la pintura se dio también en la escultura modernista; pero no fue una renovación radical ni inmediata, sino que el cambio de orientación estética tuvo una evolución mucho más lenta. Los catalanes Enric Clarasó, Josep Llimona, Blay y Arnau se convertirían en los más destacados del modernismo en la escultura.
La identificación de los músicos españoles con los motivos y ritmos hispánicos motivó que ningún músico español de fama internacional de esa época pueda ser asociado a la música modernista que se dió en otros países europeos.
Las variadas manifestaciones del movimiento modernista dejan de tener sentido histórico a partir del comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914), cuando la destrucción y la muerte sacuden el mundo, acabando con el ambiente de belleza, delicadeza y perfección ensalzado durante tres décadas por el modernismo.
Aún así, el estilo modernista han seguido empleándose y reinterpretándose hasta nuestros días, especialmente la pintura modernista.
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