"Por
1890 la poesía española daba muestras de agotamiento o decadencia. Lo
reconocieron en su día los propios protagonistas y lo ha señalado la
crítica posterior. Se había llegado a un límite que era necesario
superar, pero la renovación se produjo por caminos inesperados y no
desde dentro de la literatura española si no desde fuera de ella". (Manuel Alvar)
Dicho cambio de ciclo en la historia de la poesía española se debió a dos factores:
- La llegada de Rubén Darío a Madrid con su estilo modernista.
- El efecto emocional de la estrepitosa derrota de España en la Guerra de 1898 con los Estados Unidos.
La primera causa se asocia a la difusión en España del modernismo, en tanto que la segunda se vincula al surgimiento de la generación del 98.
- La llegada de Rubén Darío a Madrid con su estilo modernista.
- El efecto emocional de la estrepitosa derrota de España en la Guerra de 1898 con los Estados Unidos.
La primera causa se asocia a la difusión en España del modernismo, en tanto que la segunda se vincula al surgimiento de la generación del 98.
La poesía hispanoamericana adquiere una importante notoriedad influencia internacional a partir de 1899, cuando Ruben Darío se
vincula a la nueva generación de poetas españoles, influyendo
poderosamente en aquellos que va conociendo en Madrid y París; juntos
polemizaron y se leyeron textos en los "cafés literarios" y en
instituciones culturales como El Ateneo, estableciendo fuertes vínculos
de amistad y rivalidad.
La temática modernista incluía personajes mitológicos y épicos, así como la inspiración en bellas figuras evocadoras, como las aves y flores. El creador nicaragüense buscaba el halago sensorial mediante el empleo de un léxico exótico y a veces arcaizante, así como el empleo de figuras retóricas como la sinestesia, que contribuían a que prevaleciera la belleza de la redacción sobre el contenido de la comunicación. En el modernismo, el ambiente era más importante que el mensaje.
Otros hispanoamericanos que escribieron poesía modernista recalarían en Madrid después de Rubén Darío: Amado Nervo, Alfonso Reyes, Gabriela Mistral y César Vallejo fueron los más destacados entre los poetas modernistas hispanoamericanos que se asentaron en Madrid a comienzos del siglo XX.
Juan Ramón Jiménez
(1881 - 1958), uno de los primeros españoles que fue influido por su
estilo, describió de la siguiente manera el entendía como un nuevo
movimiento esencialmente estético:
"... lo que se llama modernismo no
es cosa de escuela ni de forma, sino de actitud. Era el encuentro de
nuevo con la belleza sepultada durante el siglo XIX por un tono general
de poesía burguesa. Eso es el modernismo: un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza".
El modernismo poético
- a menudo inspirado por estilizadas aves, bellas flores, mujeres
delicadas - se asoció naturalmente a las artes plásticas, medio
expresivo fundamental de este movimiento interdisciplinar internacional.
Darío incluso llegó a incorporar colores a sus textos:
"El mar como un vasto cristal azogado
refleja la lámina de un cielo de zinc
lejanas bandadas de pájaros manchan
el fondo bruñido de pálido gris"
refleja la lámina de un cielo de zinc
lejanas bandadas de pájaros manchan
el fondo bruñido de pálido gris"
Entre los jóvenes escritores españoles
seducidos por el estilo de Rubén Darío se encontraban el antes
mencionado Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado (1874 - 1947) y su hermano Antonio (1875 - 1939), Ramón del Valle - Inclán (1866 - 1936), Jacinto Benavente (1866 - 1854) y Azorín (1873 -1967), entre otros.
A partir de 1901, todos ellos colaborarán en la revista modernista Electra. Tres de ellos, Valle-Inclán, Antonio Machado y Azorín abandonarán esta literatura sensorial evolucionando hacia textos más ideológicos, incluyéndoseles en esta segunda fase en la generación del 98.
A partir de 1901, todos ellos colaborarán en la revista modernista Electra. Tres de ellos, Valle-Inclán, Antonio Machado y Azorín abandonarán esta literatura sensorial evolucionando hacia textos más ideológicos, incluyéndoseles en esta segunda fase en la generación del 98.
También hubo a quien no le gustó Rubén Darío; la oposición anti-modernista provino de Miguel de Unamuno (1864
- 1936), que era considerado hasta entonces como el maestro de aquellos
jóvenes literatos. Unamuno descalificó virulentamente a Darío,
convirtiéndose en el adalid de la importancia del contenido, de las
ideas subyacentes; en su opinión el modernismo iba a ser un
fenómeno pasajero, pues era superficial, estaba vacío de ideas y sólo
llamaban la atención sus formas innecesariamente relamidas:
"No te cuides en exceso del ropaje,
de escultor y no de sastre es tu tarea,
no te olvides de que nunca más hermosa
que desnuda está la idea".
de escultor y no de sastre es tu tarea,
no te olvides de que nunca más hermosa
que desnuda está la idea".
El Unamuno poeta
trató en una primera etapa de prescindir de la rima, aunque
posteriormente volvería a ella. De clara intencionalidad reflexiva e
ideológica, sus versos tratan de asuntos trascendentes para su autor,
como el conflicto religioso, la patria y algo tan concreto como paisajes
identificados, que asociaba a valores concretos:
"Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla".
En paralelo, Antonio Machado mezcló la historia, la épica y el paisaje en rimas como las de Tierra de Alvargonzález:
"La hermosa tierra de España
adusta, fina y guerrera
Castilla, de largos ríos,
tiene un puñado de sierras
entre Soria y Burgos como
reductos de fortaleza,
como yelmos crestonados
y Urbión es una cimera".
adusta, fina y guerrera
Castilla, de largos ríos,
tiene un puñado de sierras
entre Soria y Burgos como
reductos de fortaleza,
como yelmos crestonados
y Urbión es una cimera".
Una época inigualabla de la poesía escrita en español, que porpiciaría el surgimiento de la Generación del 27.