HP Lovecraft
Howard Phillips Lovecraft llega a este mundo
el año 1890 en Providence, Estados Unidos. Su vida es la historia de una
reclusión física y ante todo espiritual en la ciudad natal. Sólo en
pocas ocasiones saldrá de Providence a otros lugares, como Boston,
Quebec, Filadelfia o New York; sin embargo, su mente, dotada de una
imaginación excepcional, viajará con prodigiosa celeridad a la Hélade
clásica, al Egipto de los faraones, al planeta Venus, a la aristócrata
Inglaterra del siglo XVlll.
Gran escritor y gran lector, nadie podría negar que
su existencia fue la Literatura, a la cual le otorgaba un valor no
apreciable en los abstractos términos económicos. Sabemos que
continuamente reprochó a los editores su labor marcada por lo que
entendía como afán mercantil, cuando en realidad éste no era más que el
legítimo deseo de subsistir en una sociedad metalizada e impuesta.
Despreció a los autores que escribían sólo por fama o dinero. Para él,
el arte narrativo era la más fiel expresión de la pureza de contenidos
mentales de su emisor. Guerrero de causas perdidas, criticó duramente el
verso libre, por estimarlo un ejercicio flojo, no digno de los Poetas.
Su visión acerca de lo que debe ser un hombre mantenía estrecha relación a la del gentleman,
lo que equivale a decir aquel que mide cada expresión, cada palabra,
antes de proferirla; el ser cultivado que no requiere del trabajo, pues
aquello limita el tiempo para la creación literaria y la manutención de
ese clásico oficio de su venerado siglo XVlll, conocido como arte
epistolar. Muchos creen que Lovecraft habría escrito cien mil
cartas, lo cual es muy posible. Algunas de éstas incluso sobrepasan las
cuarenta páginas. En ellas se refería a los más diversos asuntos, los
cuales jamás estaban distantes de la esfera de interés del caballero que
Lovecraft fue: astronomía, política, técnicas literarias, historia de Roma, poesía griega, idiomas, ciencias.
Quienes lo conocieron, como Frank Belknap Long y Robert Bloch - ambos escritores consagrados en los géneros de terror y ciencia ficción - solían referirse a HPL
(forma con la cual sus amistades lo identificaban, y que corresponden a
las iniciales de su nombre) como un ser extremadamente amable, dotado
de gran humor, lo cual parece contraponerse con el mito que ciertos
periodistas han querido hacer de él, y que nos habla de alguien que
despreciaba a sus semejantes.
A modo de resumen y para agudizar la comprensión de la narrativa de H.P.Lovecraft, podemos decir que ésta puede escindirse de la siguiente forma:
En primer lugar los cuentos de fantasía pura. Allí encontramos relatos influidos por Lord Dunsany,
uno de los mayores cultores de ese género que los españoles llaman
"Espada y Brujería", y en el cual se cuenta uno de los mejores amigos de
Lovecraft: Robert E. Howard, cuyo personaje Conan el bárbaro
es conocido preferentemente gracias a las revistas de historietas y el
cine. Ejemplos de cuentos lovecraftianos de Fantasía propiamente tal,
son, entre otros, La Nave Blanca, La Llave de Plata y Los Gatos de Ulthar.
En segundo lugar, están los relatos y novelettes
de horror numinoso, es decir aquellos que nos hablan de la espantosa
inmensidad del cosmos, de los poderes nigrománticos que subyacen en
extraños lugares del planeta, de civilizaciones extraterrestres
asentadas hace miles de años en nuestra insegura Tierra. En esta
categoría se encuentra lo mejor de la creación de Lovecraft. Por ejemplo, En las montañas de la locura, La sombra sobre Innsmouth, Los sueños en la casa de la bruja y El llamado de Cthulhu.
La visión pesimista del escritor queda manifiesta en estas joyas del
horror, que incluyen, además, muchos elementos esotéricos y científicos,
lo cual confiere apreciable originalidad respecto a los clásicos
relatos de ficción.
En tercer y último lugar, están los relatos que continúan la línea clásica de terror, entre los cuales hemos de mencionar a Hipnos, Aire Frío, La tumba y Arthur Jermyn.
¿Cuáles serían los tutores literarios de H.P.L? Señalamos de paso a Lord Dunsany. Además es notoria la presencia del espíritu, pero no del estilo, del británico Arthur Machen: sus ideas acerca del mundo pagano y la magia causaron vivo interés en Lovecraft,
quien utilizó ambos elementos en sus propias creaciones. Por supuesto
nuestro autor no pudo abstraerse de la influencia de ese coloso llamado Edgar Allan Poe,
y cuya existencia y figura nos muestra un claro precedente
lovecraftiano. Las primeras obras del "Genio de Providence", fueron en
cierta manera imitaciones del estilo de aquel a quien consideraba su
Maestro. Tanta fue la admiración de HPL por Poe que le dedicó un capítulo entero en su breve ensayo El horror sobrenatural en la literatura.
Por lo demás no nos parece extraña esta admiración, si recordamos que
el padre del cuento en su forma moderna o consolidada es Poe, como también lo es del género policial y del terror psicológico.
Otros escritores que pertenecieron a la galería de favoritos son Algernon Blackwood, M.R.James, W.Hope Hodgson, Ambrose Bierce y su amigo, el poeta y escultor Clark Ashton Smith, quien a su vez hace de HPL uno de sus autores predilectos.
Entre los méritos de la obra de Lovecraft
encontramos el haber sobrepasado el habitual horror psicológico, humano
demasiado humano, por uno cósmico, existencial. Por algo Fritz Leiber se refirió a HPL como "Copérnico Literario", pues Lovecraft
desplazó al hombre del centro de la narración, instaurando a cambio
como soberano al cosmos, y en términos generales o amplios, al ambiente.
Esto explica el hecho que en HPL prácticamente no encontramos diálogos, sino descripciones de lugares o sucesos. El hombre es secundario en la literatura de Lovecraft.
Para él lo único importante es mostrar la grandeza aplastante del
universo, sistema filosófico donde no cabe ese fetichismo que hace del
hombre el centro de las cosas, y que se llama antropocentrismo, del cual
la revolución francesa es uno de sus difusores.
Caracteriza además al lenguaje lovecraftiano, si se
nos permite la expresión, una "sobreadjetivación" que orienta el estado
anímico del lector, técnica que hoy suele ser muy criticada, pero que si
somos sinceros incluso se encuentra en autores como Borges, por lo demás un asiduo lector de HPL, y a quien jamás se le criticó tal uso estilístico.
La presencia de elementos tomados del esoterismo ocultista como del periodismo y la ciencia, confiere a los relatos de Lovecraft
un atractivo difícil de explicar, pero que sin duda conocen sus
admiradores. Ese marco de erudición mítica unida a teorías modernas como
las del físico Einstein, genera un ambiente que une conocimiento
sagrado y saber profano. Sería necesario que estudiosos adheridos a la
línea inaugurada por Mircea Eliade realizaran una profundización
de los ciclos míticos lovecraftianos desde una perspectiva de las
religiones comparadas o que utilizaran los criterios orientadores que
han dado autores como René Guénon y Julius Evola.
De los aciertos de su obra, hemos de mencionar un
panteón de monstruos ávidos de poder, y a quienes nada le interesan los
hombres, salvo como meros instrumentos que le permitirán la posterior
liberación a través de la mención de extrañas palabras tomadas de un
libro llamado Necronomicon, cuya autoría pertenecería a Lovecraft
según sus propios dichos, pero que para acuciosos o quizá
sugestionables investigadores tendría una existencia real. Estos dioses
estarían atrapados muchos de ellos en lugares terrestres y otros en el
espacio, hasta que, obviamente, llegue el día en que los astros tomen
una posición benéfica a su escape.
Azathoth, Nyarlathotep, Shub Niggurath, Cthulhu, son algunos de quienes componen esta amenaza alienígena que se retrata en las mejores páginas de HPL,
y cuyos impronunciables nombres, sin embargo, permanecen con inusual
adherencia en la mente de los coleccionistas lovecraftianos.
Conviene referirse ahora a un hecho de gran interés
para los estudiosos de la Literatura Fantástica. En párrafos anteriores
nos referimos a los autores que influyeron a HPL. Pero, ¿la narrativa de Lovecraft
tuvo ecos en otros autores? Diremos que sí los tuvo, y es más: aun
sigue siendo buena fuente para guionistas, dibujantes, y, por supuesto,
escritores. Ya en vida HPL tuvo admiradores que imitaron sus
relatos e ideas para formar lo que podríamos llamar "Escuela
Lovecraftiana", y que originalmente se vio formado por el célebre Círculo de Lovecraft,
del cual tantos hablan, y que no era otra cosa que el grupo de
amistades literarias de HPL. Entre ellos estaban los mencionados Robert Howard, F.B.Long, Robert Bloch y C.A.Smith, como quienes serían sus editores post-mortem: August Derleth y Donald Wandrei. Pero además se encontraba Henry Kuttner, autor admirado por Ray Bradbury, marido de otra amistad de Lovecraft, la cuentista Catherine L. Moore, como algunos otros entre los que sobresalen Hazel Heald, Adolphe de Castro, Robert Barlow y C.M. Eddy, Jr.
Luego se sumarán a estos fans autores como Joseph Ramsey Campbell -sin duda el mejor escritor inglés de horror de la segunda década del siglo XX-, Brian Lumley y el mismo Stephen King, entre
una cantidad de emuladores imposible de señalar aquí dada su vastedad.
Entre los directores que han tomado los argumentos lovecraftianos para
llevarlos al cine, está el consagrado John Carpenter, quien es el único entre una pléyade de cineastas supuestamente "lovecraftianos" que ha tomado en serio los relatos de HPL.
De los dibujantes, recordemos el nombre de uno: Alberto Breccia, quien hizo un trabajo excepcional al graficar algunos de los cuentos de los Mitos de Cthulhu,
denominación ésta que pretende agrupar los vocablos, divinidades y
libros subyacentes en el horror numinoso y arquetípico urdido por
nuestro autor.
Pero no sólo la literatura, el cine, y el dibujo se han visto transformados por Lovecraft, sino de alguna manera la escultura y la música, especialmente el rock duro,
el cual ha tomado nombres de relatos o temáticas lovecraftianas para
nutrir sus canciones. Además el mundo del ocultismo se ha valido de la
posesión de las oscuras entidades de HPL para validar sus débiles razones, a la vez que ha incluido en sus ritos a Cthulhu, Dagon y Azathoth. Sin duda los seguidores de Crowley y La Vey, no desconocen la onírica visión salida del cerebro de Lovecraft, a la cual, sin embargo, le han dado, hay que decirlo, una interpretación demasiado manoseada.
La mente de Howard Phillips Lovecraft, sin
duda, fue un cosmos único, tan maravilloso y rico en conceptos e
imágenes que hasta hoy día, época de prodigiosos adelantos, nos
sorprende. Su habilidad para causar impresiones en un tipo de
literatura, como es la de horror, que exige tanta capacidad al escritor,
es notoria y evidente. En verdad muchos han explorado esta expresión
narrativa, pero muy pocos lo han hecho exitosamente; y es obvio, dado
que, al ser fantasía de lo que se habla, nuestra lógica está
predispuesta a negar los hechos mencionados en las páginas que
escépticos leemos.
En este difícil Arte, los nombres de Poe, Machen y Lovecraft sobresalen. Y nuestro amigo junto al creador de ese onírico poema llamado El Cuervo, disputa el primer lugar.
Sergio Fritz Roa