Benvenuto Cellini
Pintor, escultor y orfebre italiano. Benvenuto Cellini nació en Florencia (Italia) el 1 de noviembre de 1500 y falleció en su ciudad natal en 1571. Fue uno de los artistas más célebres del Renacimiento italiano, famoso tanto por la belleza de sus obras de arte como por las peripecias que protagonizó a lo largo de su vida.
Cellini es un perfecto modelo del artista polifacético propio del Renacimiento: un hombre de gran ingenio, buena formación intelectual y exquisita sensibilidad artística, que sobresale en el cultivo de varias modalidades creativas (pintura, escultura, diseño de joyas, etc.).
Nació en Florencia el 1 de noviembre de 1500. Era hijo de un músico y fabricante de instrumentos musicales, quien le inculcó su amor al arte.
A los dieciséis años de edad fue expulsado de Florencia por haber provocado una violenta pelea. Tras vagabundear por diferentes ciudades (Bolonia, Pisa...), fue a parar a Roma, en donde empezó a ganarse la vida trabajando en talleres de orfebrería (fábricas de joyas y objetos metálicos de lujo).
En 1527, las tropas españolas de Carlos I de España y V de Alemania entraron en Roma para saquear la ciudad. Según se dice, fue Benvenuto Cellini quien mató de un disparo de arcabuz al Condestable de Borbón, un noble francés aliado del emperador, que estaba al frente del ejército enemigo.
Esta supuesta intervención de Cellini en la defensa de Roma (que no ha sido probada históricamente) le debió de hacer muy famoso; pero lo cierto es que su prestigio se debió sobre todo al enorme talento que había demostrado en el diseño de joyas y objetos metálicos decorativos (candelabros, floreros, utensilios de mesa, etc.).
Este renombre llegó a oídos del papa Clemente VII, quien en 1529 puso a Cellini al frente de los talleres pontificios. El cardenal Ippolito d'Este le brindó su protección, y gracias al amparo de este poderoso príncipe de la Iglesia pudo librarse de las cuentas pendientes que tenía con la Justicia.
Entre otros muchos delitos, se le acusó de agredir a varias personas; de matar al asesino de su hermano, y de mantener relaciones homosexuales (que, por aquel tiempo, estaban fuera de la ley).
En 1535 dejó Roma (huyendo, posiblemente, de la Justicia) y se afincó en Venecia, en donde conoció al gran escultor Sansovino. Éste le enseñó a fundir el bronce, técnica de la que sirvió Cellini para crear algunas de sus mejores esculturas.
Regresó luego a Roma, en donde en 1538 fue acusado de haberse apoderado de algunos objetos de valor del Sumo Pontífice. Logró huir nuevamente, siempre con la ayuda de sus protectores, y en 1540 se integró en la corte del rey francés Francisco I. Para este monarca realizó Cellini un salero decorativo, tallado en oro, que está considerado como una de las obras maestras de la orfebrería universal.
El rey de Francia le brindó la torre de Nesle (situada en París, en la orilla izquierda del Sena) para que instalara allí sus talleres. Pero pronto tuvo que huir también de París, acusado de haber desvalijado al propio soberano.
Se refugió en su ciudad natal de Florencia, donde realizó, por encargo del duque Cosme de Médicis, algunas de sus mejores esculturas, como la estatua de Perseo (1554) y el Cristo de la capilla del Palacio Pitti.
Luego viajó a España, en donde esculpió un Cristo de mármol para el Monasterio de El Escorial (1556-1557). En 1558 comenzó a escribir la historia de su vida, que siguió redactando hasta 1567; en esta fecha interrumpió dicha autobiografía para escribir una valiosa de obra en la que recogía sus conocimientos artísticos y artesanales: Tratados de Orfebrería, Escultura, Dibujo y Arquitectura.
Cellini, que había tenido una hija en 1544 (fruto de sus relaciones sexuales con una mujer que le servía de modelo para sus esculturas), se casó, ya en su vejez, con Piera di Parigi. Murió en Florencia al cabo de tres años, el 14 de febrero de 1571.
En su faceta de orfebre y platero (artesano que fabrica objetos de plata), Cellini sobresalió por:
· su famoso salero de oro y esmalte para Francisco I.
· un candelabro que realizó para el Obispo de Salamanca.
· una joya para la familia Chigi.
Como escultor, dejó obras tan valiosas como:
· la Ninfa de Fontainebleau (relieve en bronce).
· un busto de Cosme de Médicis.
· el Perseo (destinado a adornar el mercado de Florencia).
· el Cristo de la capilla del Palacio Pitti.
· el Cristo de mármol del Escorial.
Y entre sus libros, cabe recordar:
· su autobiografía (que, aunque incompleta, es uno de los libros más amenos de la narrativa italiana del siglo XVI, por las múltiples peripecias que vivió el artista florentino).
· los Tratados de Orfebrería, Escultura, Dibujo y Arquitectura.
J. R. Fernández de Cano