El periodista Carlos del Amor publica su segundo libro 'Un año sin verano' (Espasa)
Un año sin verano' (Espasa) es la primera novela del periodista Carlos del Amor y su segundo libro tras 'La vida a veces'. Del Amor compone un relato plagado de historias en torno a una casa y sus habitantes, héroes cotidianos cuya existencia se debate entre el amor, la muerte.. y la curiosidad del personaje narrador, un periodista cultural en televisión -¿les suena?- que se enfrenta al verano más extraño de su vida. Un verano que, en realidad, no es tal.
Para construir la trama de esta novela se ha basado en su propia realidad para crear su propia ficción...
Un periodista siempre tiene que basarse en la realidad y ser fiel a ella. Lo bueno es que, de repente, tienes todos los elementos de la imaginación a tu alcance y construyes lo que tu cabeza piensa, no la realidad. En mi caso parto de un hecho real, debe ser deformación profesional, y de ahí la cabeza se echa a volar e imaginar cosas, mirillas, puertas, vecinos, historias de amor... y da forma a una año sin verano.
En ese año sin verano la tentación vive abajo...
Y no es rubia. El piso de abajo de donde yo vivo está cerrado y eso es real. Cuando desayuno enfrente de mi casa y miro a través del cristal del bar siempre veo unas persianas bajadas, viejas, de madera... que denotan que es una casa antigua, que no ha sido reformada, y que para mí encierra una historia y unas vivencias que están paradas en el tiempo. Ese es el germen de la novela.
También habla de un padre que se va al mismo tiempo que el hijo se convierte en padre...
Es una metáfora de lo que es la vida. La pérdida y la creación de vida. Es el ciclo natural, eso queda muy bien decirlo cuando no te toca a ti. Entonces te paras, reflexionas y descubres que tu memoria viaja y que incluso retiene cosas que no sabías que retenía, es capaz de reproducir fielmente momentos que has vivido pero. El libro también nace de esa paradoja, de un inicio de vacaciones de verano muy accidentado, por llamarlo de una forma curiosa, y de lo que yo viví durante un día, que es exactamente el ciclo vital, y la experiencia que todos, tarde o temprano, vivimos.
Las referencias culturales e históricas son inevitables en su libro (Penrose, Rigaud, Esner, Dester Post...)
El cuadro 'Los tres viajeros aéreos favoritos' de John-Francis Rigaud es fundamental en la novela. Es un cuadro muy normal, no muy conocido, que me llamó la atención y me gustó mucho por la historia folletinesca que encierra: la belleza maquillada de la actriz Letitia Anne Sage, que no era tan bella como aparece en el cuadro; las aventuras previas del piloto Vincenzo Lunardi cuando ascendió en globo. Trabajo haciendo periodismo cultural y las referencias son inevitables. También suena música, se habla de películas como 'Like father, like son' o 'La vida de Adèle' porque el principio de la novela es un mayo de 2013, en el Festival de Cine de Cannes, al que llevo años acudiendo. También se sugiere a Los Planetas, que es uno de mis grupos de cabecera...
¿A qué tipo de lectores se dirige su 'Un año sin verano'?
Las impresiones que me están llegando de la gente es que gusta a todo tipo de público. Creo que hay un cóctel de géneros que puede hacer que cada lector encuentre su nicho. A nadie le amarga que haya referencias musicales, cinematográficas... Cuando leo un libro, me gusta buscar las referencias que desconozco. Me encantaría que algún lector buscara la película coreana de Koreeda 'Like father, like son' o que se pusiera la 'Ópera egipcia' de Los Planetas, vieran 'La vida de Adèle'. A mi eso me divierte mucho. Paras, lees, buscas. Y es un ejercicio complementario que te llevas después de leer la nvoela.
Escribir este libro, ¿le ha llevado un verano?
Ojalá. Si solo me costara un verano estaría aquí dentro de dos meses con otra novela. Nació prácticamente cuando acabé el libro de relatos 'La vida a veces'. Iba a escribir otra historia, de una mujer de hace 50 o 60 años que tuvo una vida apasionante, que tendría mucho de mi abuela, pero se estancó porque cuando escribes de alguien querido te cuesta mucho más. Se me cruzó la historia del 'Quinto izquierda' y como la tentación vivía abajo empecé por ahí. Desde entonces han pasado casi dos años. La novela se ha publicado hace pocos días pero la entregé sobre la bocina el 30 de diciembre, con un mes para que se corrigiera y se pusiera en marcha la imprenta. Fue muy ajustado, así que han sido dos años justos.
¿Qué es peor para la cultura, el 21% de IVA o que la información cultural ocupe las últimas páginas de los periódicos, la parte final de los informativos..?
Son cosas diferentes. Por suerte, en RTVE todavía cuidamos bastante la cultura. Entiendo que tenga que ir en un orden más alejado del inicio del informativo. Nada me gustaría mas que se abriera el telediario con una exposición pero, por desgracia, muchas veces la realidad está hecha un cuadro, entonces conviene abrir con lo que está hecho un cuadro. Cero que se cuida bien pero ojalá toda la información de cultura que damos existiese de la misma forma en canales privados que se deben a otro tipo de intereses. Nosotros debemos debernos al servicio público, dar voz a muchas minorías y a cualquier manifestación cultural que no sea solo espectáculo. Respecto al 21% de IVA, si existiesen más mecanismos de ayuda y ese impuesto se redujera probablemente iría todavía más gente al cine y el Estado recibiría más. El cine, por ejemplo, es una industria que hace país y por la que nos conocen fuera, más allá de por el fútbol.
Para usted, ¿es más difícil elaborar una pieza de 1 minuto 10 segundos para el 'Telediario' que escribir un capítulo para un libro?
Ahora mismo, me parece más difícil escribir un capítulo porque soy mucho más novato. Hace 14 años, cuando empecé en la tele era más complicado elaborar una pieza. Pero a fuerza de hacer se adquieren mecanismos y habilidad, se sabe ver un total, cuál es el plano que se quiere... En el mundo literario llevo muy poco tiempo y es complicado porque requiere mucha disciplina, mucha paciencia, mucho no saber cuándo vas a terminar y eso, para los que somos inquietos y estamos acostumbrados a terminar rápido, muchas veces desespera.
¿Qué noticia le gustaría dar que no haya tratado todavía?
No estaría mal una noticia urgente que dijera: “Desde hoy se establecen listas de espera para entrar a los museos porque la capacidad se ha visto desbordada. Lo mismo está ocurriendo en las librerías y cines de toda España”. Eso significaría que crece toda la cultura. A nivel menos utópico, me hubiera gustado entrevistar a Gabriel García Márquez en su momento. Nunca surgió porque cuando yo podía haber accedido él ya estaba más recluido y menos visible. Es una de esas entrevistas que me hubiese gustado. He tenido la suerte de entrevistar a Francisco Ayala, José Luis Sampedro, Almodóvar, Bardem, Pepe Hierro, Carlos Cano, Sabina, Serrat, Michael Stipe... Me siento muy afortunado de todos esos personajes que me he ido cruzando y que han contado cosas estupendas.
Siempre ha estado delante o detrás de las cámaras de televisión pero ¿no le tienta ponerse delante o detrás de las cámaras de cine?
Si 'hiciera algo así sería detrás. Pero no. Más allá de algún proyecto documental no me atrevo. Gaizka Urresti va a hacer un cortometraje de 'El trastero', un relato de 'La vida a veces' que tuvo mucho éxito. Y eso ya es un subidón. Por otra parte, la gente me dice que 'El año sin verano' es muy cinematográfico. A mí me parecería muy complicado pero quien nos lea y se anime que lo lleve al cine. Yo estoy tan acostumbrado a 1 minuto 10 segundos que me resultaría tremendo. Hice un documental de 50 minutos sobre 'Dali' para Televisión Española con el realizador César Vallejo. Nos lo tomamos como una película y emprendimos una labor de investigación para acercarnos al personaje. Habrá más proyectos en esa línea.
Como ocurría en su anterior libro 'La vida a veces' las historias extraordinarias, ¿se pueden encontrar a la vuelta de la esquina?
Todo lo que yo escribo pivota en torno a lo cotidiano, a la rutina, que no tiene que ser una mala palabra. La rutina es a veces estupenda, me encanta tener la rutina de desayunar en un sitio, conocer a la gente, charlar con alguien, o tumbarme en el sofá a ver una película todos los fines de semana. Es maravilloso. Y esas grandes aventuras cotidianas son las que protagonizaron mis relatos y ahora mi novela. Hay un suceso trágico en 'Un año sin verano' como lo hay en la vida real y en la vida cotidiana de las personas. Está llena de héroes de su casa, de héroes del quinto izquierda, del cuarto derecha, del tercero. Son pequeños héroes en su día a día.