Retrato apócrifo de Cervantes,
Cervantes escribe cuando no logra sus objetivos,
se refugia en la literatura cuando no cumple su ambición en la vida,
como viajar a América con un puesto importante o hallar otra merced.
Pero su prestigio es grande y, a pesar de los celos de Lope de Vega (que en el fondo temía el triunfo de uno de los grandes talentos de su época) el autor del Quijote se relacionó con normalidad con los autores del Siglo de Oro. Poemas intercambiados y el elogio que Lope le dedicó, eso sí, a su muerte, se exponen. El Quijote que se muestra aquí (uno de los 23 ejemplares de la primera edición que existen) llama la atención, porque es un libro de formato pequeño,
de entretenimiento. De su éxito impresionante da prueba la relación de
una fiesta en Perú en 1607 en la que queda claro que el Quijote ya había
sido también un éxito al otro lado del océano. Y solo dos años después
de publicarse.
La partida que pasó la Guerra Civil en un pozo
¿Quién
fue en realidad Cervantes? Además de ocho de sus autógrafos, pueden
verse las partidas de bautismo y defunción. La primera pasó la Guerra
Civil en un pozo gracias a que el cura de Santa María la Mayor de Alcalá la escondió una semana antes de que los milicianos quemasen la iglesia
con su archivo. El libro, dentro de una caja de galletas
impermeabilizada, pudo perderse pero llegó a nosotros. Es la segunda vez
que sale de Alcalá. La de defunción se expone por primera vez y procede
de la Iglesia de San Sebastián. Otras piezas documentan su cautiverio y gloria literaria.
Pagó un rescate mayor por sus papeles
En Lepanto,
Cervantes era un soldado bisoño, recién llegado. Con solo seis meses de
servicio participa en la batalla, en octubre de 1571. Después de
reponerse, cosa menos sabida, siguió en los tercios hasta 1575. El 26 de septiembre de aquel año es la fecha que ya nunca olvidará, cuando le hacen cautivo y le llevan a Argel.
La muestra (y sobre todo el excelente catálogo) deja claro que los
datos que sabemos de sus intentos de fuga, que él reúne, son poco
fiables. Los presentará para los ojos del «Consejo de su Magestad, y
requerir le haga merced». Datos maquillados para la petición de un puesto de alto funcionario en Cartagena de Indias. Un Cervantes ideal, un personaje que triunfa sobre la persona. Su rescate de 500 ducados, mucho más de lo que la familia podía pagar, se debe a que fue capturado con papeles importantes: un permiso de licencia firmado por don Juan de Austria y una hoja de servicios por
el duque de Sessa. Fue apartado como «hombre grave». Su contacto en
Argel con todo tipo de gente marca el resto de su vida. Cervantes se
abre a la vida en Argel, y su estancia marcará la naturaleza de su mirada y de su obra.
Lo que sabemos es porque él quiso
Cervantes nos da su palabra. Todos los datos biográficos que conocemos figuran en sus obras o sus papeles.
Normalmente los escribe para pedir algo, de modo que idealiza sus
méritos y tiene a ocultar sus defectos. Hasta ese punto es paradigma del
hombre moderno. En diversos momentos quiere ser escribano, soldado,
capitán, funcionario, ir a América, recibir una merced. Sus méritos son
muchos, pero el los aumenta, sin duda, a conveniencia en cada caso. Como
la carta a Mateo Vázquez en la que relata su vida en tercetos encadenados para impresionar lo más posible al secretario de Felipe II
Durante siglos fue una obsesión hallar un retrato verdadero de Cervantes,
coherente con lo que escribe de sí mismo en las «Novelas ejemplares».
La exposición reúne todos los retratos que forjaron aquel mito,
presididos por el apócrifo de Juan de Jáuregui, de la
Real Academia Española, restaurado por el Prado para la ocasión. Es en
Inglaterra donde no él, sino su estilo, se asumen como canon y por ello
su obra se universaliza como fundadora de la novela moderna. La sátira moral da la vuelta al mundo. Sus biografías alimentan ese mito.
Y en España su figura define nuestros pasos para bien y para mal, en el
bronco XIX yen el 98. Se quedó sin celebrar el tercer centenario por la
I Guerra Mundial, pero las plazas de toda España se han decorado con su
efigie.