Biografía de Juvenal

Juvenal

Décimo Junio Juvenal (en latín, Decimus Iunius Iuvenalis; Aquino, 60-Roma, 128) fue un poeta latino, activo a finales del siglo I y comienzos del siglo II, autor de dieciséis Sátiras. Los detalles de la vida del autor son confusos, aunque referencias dentro de su texto a personas conocidas a finales del siglo I y principios del II fijan su terminus post quem (fecha de composición más temprana).


Conforme con el estilo vitriólico de Lucilio, creador del género de la sátira romana, y dentro de una tradición poética que también incluye a Horacio y Persio, Juvenal escribió al menos 16 poemas en hexámetro dactílico abarcando un conjunto enciclopédico de tópicos de todo el mundo romano. Mientras que las Sátiras son una fuente vital para el estudio de la Antigua Roma desde un vasto número de perspectivas, su forma de expresión cómica, hiperbólica hace, como mínimo, problemático el uso de las afirmaciones encontradas en ellos. A primera vista, las Sátiras pueden leerse como una crítica brutal de la Roma pagana, quizá por este motivo pervivió en los scriptoria monásticos cristianos, un cuello de botella en la conservación donde gran parte de los textos antiguos perecieron.

Los detalles precisos de la vida del autor no pueden ser reconstruidos con seguridad basándose en la evidencia disponible actualmente. La Vita Iuvenalis (Vida de Juvenal), una biografía del autor que se ha asociado con sus manuscritos no más tarde del siglo X, es poco o nada más que una extrapolación de sus propias Sátiras.

Las biografías tradicionales, incluyendo la Vita Iuvenalis, proporcionan el nombre completo del escritor, y también dicen que era el hijo, por naturaleza o por adopción de un rico liberto (a veces se concreta que era un liberto hispano). Se supone que fue alumno de Quintiliano y que practicó retórica hasta que alcanzó la mediana edad, tanto como diversión como con propósitos legales (las Sátiras hacen referencias frecuentes y exactas a la forma de operar el sistema jurídico romano). Su carrera como satírico se supone que comenzó en una etapa de su vida bastante temprana. Al parecer, esta profesión le permitió ganarse la vida dignamente; es posible que le diera hasta para comprar una granja en Tíbur (actual Tívoli). Era muy amigo de Marcial (autor de los Epigramas).

Las biografías están conformes en atribuir a su vida un periodo de exilio debido a que insultó a un actor con altos niveles de influencia en la corte: el emperador que lo exilió sería Trajano o Domiciano, y todas las biografías sitúan su exilio en Egipto, con la excepción de la que opta por Escocia.1 Otras tradiciones consideran que sobrevivió durante algún tiempo después del año de la muerte de Adriano (138).

Es imposible decir cuánto del contenido de estas biografías tradicionales es ficción y cuánto es un hecho. Amplias partes son claramente meras deducciones de los escritos de Juvenal, pero algunos aspectos parecen tener más sustancia. Juvenal nunca menciona un periodo de exilio de su vida, pero aparece en cada biografía tradicional existente. Muchos estudiosos creen que la idea es una invención posterior; las Sátiras muestran cierto conocimiento de Egipto y Britania, y se cree que esto dio lugar a la tradición de que Juvenal fue exiliado. Otros, sin embargo, en particular Gilbert Highet, consideran que el exilio es un hecho, y estos eruditos proporcionan una fecha concreta: desde el año 93 hasta el 96, cuando Nerva se convirtió en emperador. Arguyen que una referencia a Juvenal en uno de los poemas de Marcial, que data de 92, es imposible si en esa época Juvenal estuviera ya en el exilio o hubiera pasado su tiempo desterrado, pues Marcial no habría deseado enfrentarse a Domiciano mencionando a una persona non grata como Juvenal. Si Juvenal fue desterrado, habría perdido su patrimonio, y esto explicaría las consistentes descripciones de la vida de cliente de la que se lamenta en las Sátiras.

La mayor parte de los historiadores coinciden en que ocupó algún puesto en el ejército y que tuvo serios problemas con el emperador Domiciano, llegando a hablarse de un exilio forzado. La fecha de su muerte se fija en el 127 d.C., durante el reinado del emperador Adriano.


A diferencia de otros autores como Horacio, que aparte de cultivar el género satírico hicieron lo propio con otra clase de composiciones, conocemos a Juvenal tan solo por las dieciséis sátiras (divididas en cinco libros) que nos han llegado (lo que, evidentemente, no descarta que hubiera escrito otra clase de escritos). Sus textos son una crítica a los valores y contravalores de la sociedad de su época (avaricia, exceso de lujo, crueldad,...), así como a grupos de personas en concreto (por ejemplo, dedica una sátira completa a vituperar a las mujeres romanas que destila una cierta misoginia). Se le supone heredero de los satíricos anteriores, aunque conserva su propio y determinado estilo.

Les dejo algunos fragmentos de las sátiras de Juvenal:

"En Roma, muchísimos enfermos mueren por no dormir; los mismos alimentos malos que se quedan en el estómago producen la enfermedad, porque, ¿qué habitación arrendada permite conciliar el sueño? ¡El dormir en la ciudad cuesta mucho dinero! He aquí la causa principal de enfermedad. El paso de los grandes carros por las estrechas curvas de los barrios de la ciudad, el clamoreo de los rebaños detenidos quitarían el sueño a Druso y a los rebaños marinos. Si el deber lo exige el rico será llevado, apartándose de la turba, y él será conducido sobre las cabezas, en una amplia liburna. Él, mientras tanto, irá leyendo, escribiendo o durmiendo, porque con la ventanilla cerrada la litera provoca el sueño. Llegará antes que nosotros, porque nuestra prisa se ve detenida por la ola interior, y la muchedumbre que sigue nos aprieta en gran avalancha de lomos. Uno va dando codazos, el otro golpea la cabeza con una viga, el otro con una medida. Llevo las piernas empastadas de barro, por todas partes llegan pies enormes que me pisan, y los clavos de las suelas militares se me clavan en los dedos" [sátira III].

"A los amigos sin categoría se les servirán setas peligrosas, al señor champiñones, como los que comía Claudio antes del que le sirvió su mujer, después ya no comió nada. Virrón mandará que le pongan a sí mismo y a los demás Virrones unas frutas de las que tan solo captarás el olor, como las que producía el eterno otoño de los feacios, podrías pensar que las había robado a las hermanas africanas. Tú disfrutarás del desecho de la fruta, como la que roe en el parapeto el que se cubre de casco y escudo y aprende por miedo a látigo a lanzar los dados montado en una cabra peluda. Quizás pienses que Virrón se porta así para ahorrar. Lo hace únicamente para que sufras. ¿Pues qué comedia o qué mimo es mejor que la voracidad angustiosa? Así que todo se hace, por si no lo sabías, para que disuelvas tu bilis en las lágrimas, y rechines los dientes tanto tiempo cerrados. Tú piensas que eres hombre libre y comensal de tu rey; él piensa que estás cautivado por el olorcillo de la cocina, y no sospecha mal. Pues, ¿quién hay tan carente de todo, que lo aguante dos veces, si ha llevado de niño el oro etrusco, o aunque solo sea el nudo, modesto distintivo de cuero?" [sátira V].

"Viene ya de muy antiguo, Póstumo, el mancillar el lecho ajeno, y menospreciar el genio del tálamo sagrado. Todos los demás crímenes los trajo después la edad de hierro; pero la edad de plata vio a los primeros adúlteros. Y tú, con todo, preparas en nuestros tiempos el convenido pacto y los esponsales. Ya te está peinando el maestro peluquero, y quizá pusiste el signo de la alianza en el dedo. Tú estabas ciertamente en tus cabales. ¿Te casas, Póstumo? Dime, ¿qué Tisifón o qué serpientes de persiguen? Dime, ¿puedes soportar una señora, habiendo tantas cuerdas libres para ahorcarte, habiendo tantas ventanas altas en la oscuridad, teniendo tan cerca de tu casa el puente Emilio? O si no te gusta ninguna de estas salidas, ¿no te parece mejor que a tu lado duerma un jovencito? Un jovencito que no riñe de noche contigo, que no exige ningún regalo cuando está a tu lado, ni se queja de que lo dejes tranquilo, ni de que no satisfagas todos sus gustos" [sátira VI].

"Cualquier cosa que se hace con mal ejemplo desagrada al mismo autor. La primera venganza consiste en que ningún culpable se absuelve a sí mismo, aunque una mala influencia venza en la urna falaz del pretor. Calvino, ¿qué crees que juzga quien recientemente ha cometido un crimen o ha violado la fidelidad? Pero no tienes un censo tan corto que te aplane el peso de una pequeña pérdida, ni es cosa rara tampoco lo que padeces. Este caso es corriente, conocido por todos, y sacado del medio acervo de la fortuna. El dolor de un hombre no debe ser más intenso de lo justo, ni mayor que la herida. ¿Tú a duras penas puedes soportar con la entrañas encendidas una mínima y exigua parte de los males ligeros que un amigo no te devuelva un depósito sagrado?" [sátira XIII].

"Hay muchos vicios, Fustino, dignos de fama siniestra y que graban una triste mancha en las vidas más limpias, que enseñan y transmiten a sus hijos sus propios padres. Si al viejo le gusta el juego daño, juega también el heredero aún pequeño y mueve las mismas armas en el diminuto cubilete. A ningún pariente permitirá esperar de sí nada mejor el joven que aprendió de la gula redomada de su padre derrochador, a pelar las trufas, a condimentar los champiñones y a empapar en el mismo jugo los papafigos. Cuando tenga siete años, aunque no haya cambiado los dientes de leche, aunque le pongas mil maestros barbudos por una parte y mil por otra, deseará cenar siempre con gran boato, y que no merme en nada la cocina" [sátira XIV].

Pero si por algo es conocido Juvenal es por algunas de sus expresiones: «panem et circenses» («Pan y circo»), refiriéndose a las costumbres de los romanos en tiempos del Imperio, «Sed quis custodiet ipsos custodes?» («¿Quién vigilará a los propios vigilantes?») (VI 347–348), «rara avis» (lit., «ave muy poco común»), refiriéndose a las esposas perfectas y comparándolas con la rareza de un cisne negro, «Mens sana in corpore sano» («Una mente sana en un cuerpo sano») (X 356)...

Fue un autor muy popular ya en tiempos del Bajo Imperio y durante la Edad Media. Se han hallado unos 500 manuscritos medievales de las Sátiras..


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