José Peón y Contreras
Poeta, narrador, dramaturgo, político y médico mejicano, ( Mérida, Yucatán, 12 enero 1843 + Ciudad de México 18 febrero 1907 ). Dotado de una singular habilidad para la composición dramática en verso, está considerado como uno de los mayores exponentes del teatro romántico hispanoamericano.
Desde
muy temprana edad supo conciliar su innata vocación literaria con su
interés por el estudio de las ciencias experimentales, interés que le
condujo a doctorarse en Medicina en 1862. Un año después, José Peón y
Contreras se instaló en la capital mejicana para perfeccionar sus
saberes médicos en el Hospital de Jesús, en el que comenzó ejerciendo
como practicante para dar así inicio a una trayectoria facultativa
profesional que, al margen de su producción literaria, se convirtió en
la principal fuente de ingresos y mantenimiento para toda su familia.
Tras
haber contraído nupcias, en 1865, con Leonor del Valle, marchó al
estado de Veracruz para afincarse en Orizaba, donde vivió durante
algunos años entregado al ejercicio de su actividad médica.
Posteriormente, volvió a establecerse en Ciudad de México después de
haber ganado por oposición la cátedra de enfermedades mentales del
Hospital de Dementes de San Hipólito, sito en la capital azteca, centro
sanitario cuya dirección recayó también en la persona de José Peón y
Contreras.
Por aquel entonces, el erudito doctor de Mérida ya se
había dado a conocer como escritor fecundo y precoz, sobre todo en su
faceta de dramaturgo (que, iniciada a los dieciocho años de edad, fue,
sin lugar a dudas, la que mayores éxitos le granjeó en su tiempo). Pero
también había comenzado a intervenir activamente en la vida pública de
su país, en el que, un poco más adelante, se valdría de su prestigio
literario para acceder en varias ocasiones al Congreso de la Unión, unas
veces en calidad de diputado y otras como senador. Su figura cobró
entonces un reconocimiento generalizado, y los numerosos honores y
distinciones que empezaron a recaer sobre él le consagraron como uno de
los principales intelectuales mejicanos de su tiempo. Así, fue elegido
miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, y su nombre fue
impuesto -en medio de un populoso homenaje- al antiguo Teatro de San
Carlos (sito en su Mérida natal), en el transcurso de una función de
gala en la que una de las grandes actrices dramáticas del momento
-Concha Padilla, primera dama de la compañía de Enrique Guasp de Peris-
llevó a las tablas su exitoso drama titulado El sacrificio de la vida.
Corría, a la sazón, el día 27 de diciembre de 1878, año en el que se
acababa de disolver la Sociedad Dramática Peón Contreras, una agrupación
fundada en 1876 por un grupo de jóvenes aficionados al teatro y
entusiastas de la obra del autor yucateco, a quien habían homenajeado
con la entrega de una pluma y una corona de oro, otras coronas de laurel
y un diploma en el que le consagraban como "el restaurador del teatro en la patria de Alarcón y Gorostiza".
Así,
querido y admirado en todos los círculos literarios mejicanos de la
segunda mitad del siglo XIX, José Peón y Contreras continuó escribiendo y
estrenando con éxito sus piezas teatrales hasta finales de dicha
centuria (la última de ellas fue llevada a las tablas en 1894). En 1906,
a sus sesenta y seis años de edad, emprendió un largo viaje por Europa
en compañía de su hijo mayor, el también poeta José Peón del Valle,
y durante su estancia en París se le declaró un agudo ataque de
parálisis que, al poco tiempo, le devolvió a su México natal sin habla e
impedido de cualquier movimiento. Poco tiempo después falleció en la
capital azteca.
Obras
La producción
dramática de José Peón y Contreras comenzó a ser conocida entre 1861 y
1862, años en los que se estrenaron tres piezas suyas (El castigo de Dios, María la loca y El conde Santiesteban)
que el dramaturgo de Mérida había escrito cuando tenía dieciocho años
de edad. A partir de entonces, los estrenos de sus dramas y comedias se
sucedieron sin solución de continuidad, y su fecunda prolijidad llegó a
tal extremo que, en el transcurso del año de 1876, subieron a los
escenarios mejicanos ocho dramas suyos, todos ellos recibidos con gran
aplauso entre críticos y espectadores: ¡Hasta el cielo!, El sacrificio de la vida, Un amor de Hernán Cortés, Gil González de Ávila, Luchas de honra y amor, Esperanzas, Juan de Villalpando y La hija del rey
(que, tradicionalmente, ha sido señalada como su mejor obra, sobre todo
a raíz del ruidoso homenaje que se le tributó a Peón y Contreras el día
de su estreno, 7 de mayo de 1876, en el que quedó constituida la citada
sociedad dramática que llevaba su nombre).
Salvo una de las piezas recién citadas (Luchas de honra y amor),
el resto de las obras de José Peón y Contreras están escritas en versos
octosílabos y constituyen un ejemplo paradigmático del típico drama
histórico del Romanticismo, en su modalidad de capa y espada. A los
títulos recogidos en el parágrafo anterior, conviene añadir los de otras
obras que ayudan a completar la relación de la vasta producción teatral
del dramaturgo yucateco: El conde de Peñalva, Entre mi tío y mi tía, Leonor de Sarabia, Por el joyel del sombrero, Antón de Alaminos, El capitán Pedreñales, Muerto o vivo, En el umbral de la dicha, El bardo, Gabriela, La cabeza de Uconor, Soledad, Una tormenta en el mar y Por la patria.
Al
margen de su obra teatral, José Peón y Contreras dio a la imprenta
varias recopilaciones de poemas líricos que contribuyeron a incrementar
el prestigio de que gozaba como feraz versificador. Entre estos
poemarios, sobresalen los titulados Romances dramáticos (1880), Trovas colombinas (1881), Pequeños dramas (1887), Flores del alma y Ecos. Además, probó también fortuna en el campo de la narrativa, con la publicación de algunas novelas (como las tituladas Taide y Veleidosa) que, ciertamente, no constituyen la parte más destacada de su extensa creación literaria.
www.mcnbiografias.com
Tweet