NOVEDAD EDITORIAL: "CERVANTES, MARINO"

"CERVANTES, MARINO"

Descripción y relato de la vida de Cervantes como marino, que influyó en sus libros. Lectura entretenida. La obra sacia la curiosidad literaria y absorbe la atención porque la vida de Cervantes fue una aventura. 
El Capitán de Navío Cesáreo Fernández Duro ( Zamora 1830-1908) viene a ser el historiador naval por excelencia del siglo XIX español. Un siglo naval dramático por que es el del retroceso imperial, pues se puede ajustar entre 1805, Trafalgar, a 1898, el Desastre en Cuba y Filipinas. Es lógico que, además de ocuparse de estos momentos de derrota, aunque honrosa, nuestro marino atendiese también a los muchos episodios de gloria que la débil conciencia nacional y defensa españolas suele olvidar.
Su prestigio como historiador y como cosmógrafo en su tiempo es indiscutible.
A Cervantes lo encontramos alistado en 1570, con bautismo de fuego en el socorro de Chipre, en Lepanto, 1571, también en la Compañía del Capitán Diego de Urbina, en la galera Marquesa. Quizá, aunque es sesuda materia de discusión por los especialistas, en el llamado Tercio de Miguel de Moncada, para otros como nuestro autor, un mando subordinado dentro del poderoso tercio reforzado en el que el año siguiente de la batalla le vemos con seguridad; el Tercio de Lope de Figueroa, que como tercio de la Armada del Mar Océano participó en la famosa y “más grande ocasión que vieron los siglos”, Lepanto.
Combatió también en Navarino, Túnez y La Goleta, y sirvió en la toma de Portugal en 1580 y en las Azores, campaña en la que pudo coincidir con su gran rival, en vencedor en el aplauso de su tiempo, Lope, también un bravo infante de mar.
Sirva esta desconocida campaña para señalar que Cervantes estuvo en la última batalla naval del mundo antiguo, en Lepanto se combatió básicamente igual que las trirremes griegas o romanas, y en la primera del mundo moderno, en la que la vela y el cañón opacaron el remo y el abordaje.
Aunque lisiado, habría llegado a oficial de su tercio si al regreso a España no hubiera sido capturado por el eterno enemigo sarraceno. No dejó por ello de servir a la causa española, en terminología posterior, primero, como “jefe de fugas” en Argel, y luego, como “agente de inteligencia” en Mostagem y Orán.
Cervantes fue un valiente, y no porque estando enfermo, pidió un puesto de riesgo ante la señalada ocasión, y lo obtiene, defendiendo a modo de cabo de 12 hombres su galera. Si no porque fue herido de tres tiros de arcabuz turco, dos en el pecho y una en la mano, y no creo que fueran los tres justo a la vez, que le habrían dejado “pal arrastre”, si no sucesivos. Estamos ante un hombre que se levanta dos veces con una seria e incierta herida, no para retirarse, si no para dar la voz de “¡fuego!” a sus compañeros. Y salva en última instancia la embarcación, que ha tenido muchas bajas, 40 muertos, entre ellos su capitán, y 120 heridos ...
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Del prólogo a cargo de Francisco Díaz de Otazú Güerri
Profesor de Instituto y Teniente de IM (RV)