Los orígenes de la novela
Múltiples son los orígenes de la novela, porque los orígenes son siempre múltiples
cuando de algo hecho por el hombre se trata. Y en este caso, la multiplicidad se
acreciente por la ambigüedad del género novelesco, y porque sus orígenes los
tenemos a la vista. Y todo aquello que se ve puede ser interpretado de muchas
maneras.
La novela occidental es hija, como se sabe, de las fábulas y cuentos del Oriente, de
la India principalmente, llegadas a través de esos grandes mediadores entre
Oriente y Occidente que fueron árabes.
Antecedentes de la novela vienen a ser las fábulas, tal y como se hace
especialmente visible a través de esa espléndida obra, El Libro de los Exemplos, del
conde Lucanor. Y en el caso del Quijote algunos romances medievales como ha
señalado ya hace años Menéndez Pidal en el romance de Juan de la Enzina: “por
esos montes arriba/ por montañas muy oscuras/ caminaba un caballero/ lastimado
de tristura”. Los cuentos, tanto los famosos como otros poco conocidos que ruedan,
que vienen rodando desde siglos sin que se sepa de dónde vienen. Las leyendas,
las consejas, los mitos ya en su forma tradicional o en las transformaciones que
sucesivamente han ido sufriendo. Esto en cuanto al contenido de la novela mirado
históricamente. En cuanto al contenido y en cuanto a la forma primaria del novelar
que es contar; contar algo que por lo regular ha pasado hace tiempo y en un lugar
no bien identificado, y aquí la novela realista donde las fechas y los parajes están
perfectamente precisados aparécese tarde, en la tradición española se puede
advertir claramente en la llamada “novela picaresca”.
Y así el comienzo del Quijote: “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero
acordarme” es una variación del comienzo de muchos antiguos cuentos que decía:
“En un lugar cuyo nombre no recuerdo”.
Al comenzar así se sitúan los acontecimientos en un tiempo remoto, en un pasado
inalcanzable fuera del tiempo de la vida cotidiana, lo que delata el parentesco de la
Novela con el Mito y la Leyenda.
Y el Mito y la Leyenda son también los antepasados de la Historia. Como lo son a su
vez las Teogonías y las Cosmologías, relatos acerca del nacimiento o aparición de
los dioses, de sus avatares y obras; relatos de la creación o de la formación del
cosmos. Textos los más antiguos y venerados en cada una de las culturas donde se
presentan. Lo cual quiere decir que el primer modo de explicación de la realidad
que el hombre ha buscado es el histórico. Un modo mucho más amplio que el que
hoy usamos, pues que en ese modo de Historia está todo incluido: religión, poesía
y aún metafísica o ciencia: conocimiento. Lo que nos interesa subrayar en este
momento es que todo aquello se ha presentado en forma de relato. Y por ello estas
veneradas escrituras son a la vez los antepasados sea de la Historia, sea de la
Novela, por la forma narrativa. Y así cuando Ortega y Gasset quería instaurar en el
lugar de la razón Pura la razón Histórica, narrativa, sin duda que anhelaba rescatar
esta forma primaria del conocimiento.
La herencia de estos originarios relatos se fue escindiendo, diversificándose. Y en lo
que hace a la forma estrictamente narrativa, la Historia heredó el contar los
sucesos tenidos por verdaderos o, hablando con mayor precisión, sucedidos
realmente.Mientras que las leyendas, las fábulas y los mitos y su sucesora la
novela renuncian a la credibilidad, mas no del todo. Renuncian a que lo que relatan
sea tenido por cosa de todos los días, mas no a que sea creído como cosa de un
modo o de otro, cierta y verdadera. Se trata, por lo visto, de otra especie de
verdad.
(1) Texto conservado en la Fundación María Zambrano con la signatura M-94, 1964. En Aurora. Papeles del
“Seminario María Zambrano”, nº 3, Barcelona, 2001, pp. 147-148.