Oliveira Martins
(Lisboa, 30 de abril de 1845 + Lisboa, 24 de agosto de 1894) Historiador y político portugués que ocupa un puesto preeminente en el realismo portugués por la amplitud de su pensamiento.
Separado
prontamente de los estudios por la muerte de su padre, hubo de bastarse
a sí mismo y fue esencialmente un autodidacta. Administrador de las
minas de Santa Eufemia en España (1869-74) y director de la compañía
ferroviaria Porto-Povoa (1874-88), tuvo ya desde joven especial afición a
la historia: la historia, para él, en cuanto "sistema de leyes
generales", es una preciosa lección de política y sociología, aunque la
acción del hombre, dotado de libertad creadora, se sustraiga en parte a
tales leyes.
Inducido por su humanismo a condenar la
limitación de la doctrina materialista, admitió la existencia de un
sector que, inaccesible a la razón, es campo únicamente del sentimiento
religioso v de la conciencia moral. En el desarrollo histórico ve unas
veces la lucha épica del hombre en pro del bien y de la felicidad, cuya
fórmula será la de la "libertad socializada", y concibe en tal caso a
los héroes a la manera hegeliana como encarnación de la idea; y otras un
desfile de sombras vanas, pretexto únicamente del arte.
Al
estudiar en varias obras los elementos primordiales de la vida social
(antropología, mitología. instituciones primitivas, régimen de las
riquezas), operó una "resurrección" del pasado en ensayos de
interpretación histórica como la Historia de la civilización ibérica (1879), la Historia de Portugal (1879) y la Historia de la república romana (1885), y describió caracteres y dramatizó los hechos infundiendo palpitante interés a sus narraciones.
El corrosivo pesimismo, las síntesis formuladas de un
modo inseguro y la excesiva importancia concedida a los factores
económicos vician su juicio sobre la historia portuguesa; pero sus
audaces teorías invitan a fecundas reflexiones y tuvieron gran eco en la
misma generación española del 98.
A partir de 1886,
Oliveira Martins se entregó a la acción política. Fue crítico con la
situación política por la que atravesaba el país y partidario de un
fuerte regeneracionismo. Derrotado en sus candidaturas a diputado por el
Partido Socialista en 1878 y 1879, fue elegido en las legislaturas de
1886 y 1893, en representación del Partido Progresista. Representó a su
país en la Conferencia Internacional de Berlín y en la Conferencia de
Propiedad Industrial de Madrid, ambas en 1890. En 1892, fue ministro de
Hacienda por un breve periodo, en el que realizó una gestión austera, de
contención del gasto público. En 1893, fue elegido de nuevo diputado.
Desilusionado,
sin embargo, y cada vez más escéptico sobre la validez de los sistemas,
inició una serie de biografías de héroes en las que exalta la
perfección moral y los milagros de la voluntad: Os filhos de D. João I (1891) y Vida de Nun'Alvares (1893).