"Los tres mosqueteros"
La de los tres mosqueteros es, sin duda alguna, una de las novelas
históricas mas conocidas hoy en día. Las versiones cinematográficas han
sido muchas. Así en 1921 era Fred Niblo, quien dirigía una primera
versión, con Douglas Fairbanks como actor principal. Tal vez el film
clásico mas conocido sea el de George Sydney, de 1948, con Gene Kelly y
Lana Turner; y mas modernamente la película de 1973 de Richard Lester,
con Richard Chamberlain, o la mas reciente producción para la televisión
canadiense del año 2005. Si a esto le sumamos los dibujos animados, la
teleserie de Dartacan y las novelas juveniles, todos conocemos la
historia.
Sin embargo ya es mas raro conocer a alguien que se haya zampado las casi 700 páginas (según las ediciones) de la novela. Aunque puedo garantizar que quien lo haga se llevará una gratísima sorpresa, porque por mucho que conozca uno la historia por el cine, la televisión o gracias a lecturas juveniles, el panorama cambia totalmente.
Los tres mosqueteros es, principalmente, la historia del cuarto
mosquetero, o futuro mosquetero: d´Artagnan, un joven gascón que llega a
París para unirse a tan famoso cuerpo. Allí conoce a los otros tres:
Athos, Porthos y Aramis. De inmediato se ve metido en las luchas
callejeras contra los guardias del Cardenal Richelieu, que, en
principio, es el malo malísimo de la historia, y en otras muchas
peripecias, junto con sus tres amigos. La historia de los diamantes de
la reina, el rapto de Constanza, las aventuras amorosas de d´Artagnan,
el asedio de La Rochela, la cabalgata en pos de Milady. Todas estas
aventuras principales se suceden con otras menores que sazonan aún mas
si cabe la novela. La hacen mas picante.
Porque, vamos a ver ¿De que va eso de los tres mosqueteros? En
realidad va de que el Cardenal Richelieu, verdadero gobernante del país,
se considera además el mas capacitado para ello frente a un rey joven y
caprichoso que se aburre y una reina que pasa su tiempo intrigando
contra el país que gobierna, o bien con España, su país de origen, o
bien con Inglaterra, con el duque de Buckingham, al que ama secretamente
y que la pretende con descaro.
Así pues también va de amor. El amor correspondido del héroe por la
bella Constance, que por cierto esta casada aunque su marido sea un
canalla.O el amor suicida del duque de Buckingham, gobernante “de facto”
de Inglaterra, dispuesto a tirar por la borda el reino que administra
con tal de ligarse a la reina de Francia. O de los amores secretos de
Aramis, que por cierto es mosquetero sólo por accidente, mientras espera
entrar en religión, o de los nada secretos amores de Porthos, con la
esposa de un procurador a la que extorsiona vilmente para conseguir la
pasta del marido. Y si no del amor perdido de Athos, que habiendo
descubierto la marca de la traición en su reciente y joven esposa, la
mandó ahorcar.
Los cuatro protagonistas son caballeros sin tacha ni mácula. Su honor
es prístino, su crédito ilimitado, pero. Pegar a sus sirvientes es la
forma de hacerlos obedecer, sobre todo cuando piden la paga.
Emborracharse una diversión de lo mas sano. Saltarse la ley un
pasatiempo habitual. La venganza una necesidad, la brabuconería un
estilo de vida, el desprecio al pueblo una mentalidad. Si hay que
asesinar se asesina, y si hay que mentir, pues vale. Y sin embargo
ninguna de estas inmoralidades debe ser tenida en cuenta, pues mas de
una vez alega Dumas (padre, por cierto) en su novela que no puede
enjuiciarse a la sociedad de la época de los mosqueteros con la
mentalidad de la época del lector. Así que no lo haré yo tampoco, pero
sospecho que no los invitaría a cenar a su casa ni el mismísimo Harry
Flashman.
Una vez expuesta la historia pasemos a decir algo sobre el autor, Alejandro Dumas (padre, por cierto).
Nació en 1802, hijo de un general del ejército que moriría poco después durante las guerras napoleónicas. Su apellido hubiera debido ser Davy de la Pailletterie, pero, al igual que había hecho su padre, eligió Dumas, el apellido de su abuela Marie Cessette Dumas, una esclava negra de Santo Domingo con la que se había casado su abuelo.
La vida del joven fue difícil y su educación deficiente, ya que con
la pensión que quedó a su madre viuda poco se podía hacer. Su camino
hacia las letras empezará traduciendo “Ivanhoe” y luego trabajando como
escribiente al servicio del Duque de Orleáns. Su primer éxito será una
obra teatral. “Enrique III y su Corte”. A partir de ahí comenzará el
despegue. “Los Tres Mosqueteros” será publicado por entregas entre marzo
y julio de 1944 en el periódico “Le Siecle”. Al final de su vida habrá
escrito unas 300 obras, la mayoría con la ayuda de “negros” literarios.
El mas conocido de ellos, y colaborador en “Los Tres Mosqueteros”, fue
Auguste Maquet, al que deberíamos reconocer, al menos, la coautoría,
debido al método de trabajo que ambos empleaban (Maquet escribía la
estructura y los borradores de los capítulos, que Dumas(padre, por
cierto) redondeaba con su peculiar estilo añadiendo el “toque dorado”).
El final de esta relación supuso un pleito que Dumas (padre, por cierto)
perdió, lo que le costó una fuerte suma. Tras esto la calidad de sus
obras bajó, igual que la inmensa fortuna que había acumulado, que acabó
por derrochar totalmente en proyectos mercantiles fracasados y agasajos
esplendorosos. Sus últimos días los pasará refugiado en casa de su hijo
Alejandro Dumas (hijo, este si).
No quiero terminar esta reseña sin hacer un pequeño comentario sobre
el origen de “Los Tres Mosqueteros”. Allá por el año 1700 un novelista,
memorialista y panfletista llamado Gautien de Courtilz de Sandras
escribe una obra de semi-ficción, en tono de memorias, titulada
“Memoires de M. d´Artagnan”, en las que se describe un tanto
picarescamente el ambiente de juerga, engaño político y espionaje de la
época del Cardenal Richelieu. Esta obra será la inspiración de la de
Dumas (padre, otra vez), que tomará de ella, por ejemplo, la descripción
de personajes y lugares, aunque luego cambiará muchos de ellos.
Y termino por fin con mi punto de vista personal. Lo malo de leer una
buena edición de un libro es que está ampliamente anotada, y estas
anotaciones ponen al descubierto los múltiples errores de la historia:
calles que tenían otro nombre, incongruencias en el texto, etc. Sin
embargo “Los Tres Mosqueteros”, por lo que tiene de acción trepidante,
de interés en las descripciones, de situaciones intrigantes, de
misterio, de ironía y de canalla, resiste perfectamente todos estos
errores sin dejar de ser una magnífica novela. Una lectura totalmente
recomendable, y mucho mas en París, paseando entre el Palais du
Luxembourg y Saint Germain des Pres. Donde transcurre la acción.
Koenig (el único).