Platón: Diálogo en Politeias

"Es por lo tanto natural... que la tiranía no tenga origen en ningún otro gobierno que no sea el popular, es decir -¿no es ello cierto?- que de la extrema libertad nace la servidumbre más completa y atroz"

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«Ahora bien, no es... el deseo insaciable de lo que la democracia considera como su bien supremo lo que causa, asimismo, su ruina?

-¿De qué bien están hablando?

-De la libertad, respondí. Ese bien que oirás decir, en un estado democrático, es el más hermoso de todos y que, por tal razón, es éste el único Estado que un hombre libre puede habitar.

-En efecto, es una frase que oigo repetir muchas veces.

-Pues bien, proseguí, y he aquí a lo que quieres llegar, ¿no es el deseo insaciable de ese bien, acompañdo de indiferencia para todo lo demás, lo que hace cambiar al gobierno y lo fuerza a recurrir a la tiranía?

-¿Cómo?

-Cuando un estado democrático, ávido de libertad, encuentra a su frente malos servidores, no conoce ya otros límites y se embriaga de libertad pura; entonces, si los que gobiernan no son extremadamente moldeables y no le dan una completa libertad, los procesa y los castiga como criminales y oligarcas.

...los gobernantes que parecen gobernados y los gobernados que parecen gobernantes: he aquí las personas que son elogiadas y apreciadas pública y privadamente. ¿No es inevitable que en tal Estado el espíritu de libertad se extienda a todo?

-No puede ser de otro modo.

-... Sostengo... que el padre se acostumbra a tratar al hijo como igual y a desconfiar de sus hijos, que el hijo se considera igual al padre y no tiene ya respeto alguno por los padres, porque quiere ser libre; que el meteco se torna igual al ciudadano y el ciudadano al meteco, ocurriendo lo mismo con el extranjero... En tal estado el profesor teme la lisonja de los alumnos y los alumnos se mofan de los profesores y maestros...

Imagina, continué, qué graves consecuencias tienen todos esos abusos acumulados: hacen a los ciudadanos tan desconfiados que a la menor apariencia de coacción se irritan y se rebelan, llegando, como sabes, a despreciar las leyes escritas y no escritas para no tener por encima de sí ninguna autoridad en absoluto.

-Sé eso demasiado bien...

Retomé el discurso: Tal es, pues, amigo mío, si no me equivoco, el bello y seductor comienzo de la tiranía. .. es cierto que todo exceso trae generalmente consigo una reacción violenta... el exceso de libertad no puede, por tanto, sino llevar a un exceso de servidumbre, ya sea en el individuo, ya sea en el Estado...

Es por lo tanto natural... que la tiranía no tenga origen en ningún otro gobierno que no sea el popular, es decir -¿no es ello cierto?- que de la extrema libertad nace la servidumbre más completa y atroz.

(Platón, Politeias, H558 e.)