Cumbres borrascosas, de Emily Brontë
Emily Brontë, hermana de las escritoras inglesas Charlotte y Anne, escribió una única novela: Cumbres borrascosas
(1847). Publicada con el seudónimo de Ellis Bell, la trama de esta
extraña obra es una de las más tormentosas de la literatura romántica y
mundial. El adjetivo "wuthering" del título inglés (Wuthering Heights)
es una variante regional de la palabra dialectal de origen escocés
"whither", sustantivo y verbo. Es una palabra expresiva, que denota el
tumulto atmosférico al que la casa del protagonista se encuentra
expuesta durante el mal tiempo.
Novela difícilmente clasificable por su
talante romántico y a la vez gótico, amoroso y diabólico, las relaciones
entre sus personajes están cruzadas por la venganza, la pasión, la
lucha entre el bien y el mal, como si se hallaran en un lugar embrujado o
perturbado clínicamente. El protagonista, Heathcliff, ha pasado a la
historia de la literatura como uno de los grandes personajes románticos
atormentados, mezcla de poesía y odio.
Los sucesos se desarrollan en la localidad de
Yorkshire, que, a diferencia de otras novelas de la época situadas en
otros parajes más bucólicos o realistas, toma, como contexto de acción,
un aspecto oscuro, pasional y escabroso. La novela está narrada en
primera persona por un viajero que llega a una casa desolada, llamada
"Cumbres Borrascosas", donde le será referida la historia de los
Earnshaw.
Heathcliff, un gitano expósito, ha sido recogido
por el señor Earnshaw, que lo educa como a uno de sus propios hijos.
Después de la muerte del viejo Earnshaw, su hijo Hindley, carácter
brusco y vacilante, oprime al joven Heathcliff, a quien siempre ha
odiado. Heathcliff encuentra en cambio comprensión en la hija de
Earnshaw, Catalina, de quien se enamora con todo el ímpetu de su
naturaleza pasional y violenta. Pero cierto día oye decir a Catalina que
nunca se rebajará a casarse con él y, profundamente herido en su
salvaje orgullo, Heathcliff abandona la casa.
Pasados tres años, Heathcliff vuelve
enriquecido. Catalina se ha casado con un hombre insignificante, Edgar
Linton; también su hermano Hindley se ha casado, y ahora recibe con
gusto a Heathcliff, que tiene dinero. Heathcliff vive sólo para la
venganza; un violento y tenebroso amor le liga a Catalina, quien se
siente envuelta como por una red que acabará matándola cuando nazca su
hija, Cathy. Entretanto, Heathcliff se ha casado con Isabel, hermana de
Edgar Linton, sin amarla, y la maltrata cruelmente; tiene bajo su
dominio a Hindley y a su hijo Hareton, dejando a este último inculto y
salvaje para vengarse de los malos tratos que Hindley le había infligido
a él cuando era niño; luego atrae a su casa a la propia Cathy y la
obliga a casarse con su hijo, enfermizo y repugnante, con el secreto
proyecto de acabar al fin apoderándose de los bienes de los Linton.
Después de la muerte del hijo de Heathcliff, la
joven viuda Cathy cobra afecto por Hareton y se cuida de su educación.
Ahora el temperamento de Heathcliff está ya agotado: desea la muerte
para reunirse con Catalina. La tentativa que hace para destruir las
estirpes de Earnshaw y de Linton fracasa por falta de decisión por su
parte. A su muerte, Hareton y Cathy pueden unirse y vivir felices.
Es ésta una de las obras más extrañas y
fascinadoras de la literatura inglesa. Viviendo con dos hermanas,
también escritoras, en una región desierta y salvaje de matorrales
azotados por el viento, donde su padre había de residir debido a su
ministerio eclesiástico y de donde el único hermano se alejó al casarse,
Emily conocía muy poco de la vida y aquel poco fue casi solamente el
lado doloroso. La profunda comunión con la naturaleza, representada para
ella por los matorrales desiertos, le enseñó una moral heroica que le
permitió aceptar y amar su vida, sin sentirse animada por más alegrías
que las que supo extraer del propio espíritu.
La novela es, pues, la obra de una mujer joven
que extrajo únicamente de sí misma la inspiración; está colocada en un
plano poético donde alternan la ingenuidad y una extraordinaria
intuición y que hay que juzgar más como poesía que como novela. El
análisis del alma de Heathcliff, hombre fatal, es ingenuo, especialmente
en algunos aspectos de su excesiva malignidad; pero al mismo tiempo el
personaje tiene un poderoso relieve y una verdad poética, porque la
escritora lo conoce y lo vive tan íntimamente como sólo se conocen y
viven las criaturas de nuestros sueños.
De esta mezcolanza de ingenuidad y de agudeza
intuitiva deriva el doble aspecto del mundo imaginario, embrujado y de
sorprendente verdad, que hace del libro una obra fantástica y humana al
mismo tiempo. Concebido con el más ardiente espíritu romántico, el libro
tiene una interioridad tan profunda, incluso en el contacto con la
salvaje naturaleza en que se desarrolla, que preludia algunas de las
manifestaciones más completas de la novela inglesa postvictoriana.
El paso del tiempo y el redescubrimiento de esta
historia de amor por parte de los decadentistas de finales del siglo
XIX y de los surrealistas, ya en el siglo XX, hicieron que la novela
pasara a figurar como una de las más importantes del siglo XIX inglés.
Los surrealistas vieron en el protagonista un símbolo de la búsqueda, a
través del mal, del amor absoluto, y una audaz representación del
infierno en la naturaleza áspera y en la tenebrosa casa del título. La
obra fue objeto, entre muchas otras, de una célebre adaptación
cinematográfica producida por uno de los hombres fuertes del Hollywood
de la época, Samuel Goldwyn, y realizada por uno de sus directores de
mayor prestigio, William Wyler.
Cumbres borrascosas (1939) es una gran
producción de época, cuidada y lujosa, con un reparto de grandes
nombres: Laurence Olivier (Heathcliff), Merle Oberon (Catalina Linton),
David Niven (Edgar Linton) y Donald Crisp (Dr. Kenneth). En su
traslación a la pantalla, buena parte de la novela se elimina: aquella
que cuenta la historia de los hijos de Catalina y su hermano y del
enfermizo hijo de Heathcliff. Esto provoca que la venganza de Heathcliff
contra aquellos que lo maltrataron y despreciaron siendo niño quede
algo suavizada. La película refleja ese sentimiento romántico de
identificación con la naturaleza, sobre todo en su primera parte,
durante la niñez de los protagonistas, gracias a la brillante fotografía
en blanco y negro. El final del filme, con Heathcliff y Catalina
caminando juntos de la mano como dos fantasmas hacia la roca, el
castillo donde jugaban de niños, fue impuesto por el productor contra la
opinión del director.