Flor Aguilera: 'Un escritor se narra a sí mismo como escritor'

GUADALAJARA, JALISCO (19/AGO/2015).- Aunque el universo literario de la escritora y periodista mexicana Flor Aguilera nos ha brindado poemas de rara intensidad, historias protagonizadas por renombrados monstruos (como los hombres lobo) y relatos donde la memoria es la condena de los personajes, su más reciente libro —“Jack decía que su hermano era el mar” (Suma de Letras, 2015)— representa algo diferente, porque en él encontramos pasajes de contenido testimonial que nos acercan a su vida y al significado que para ella guarda la escritura.

Para la autora, “en todos los libros que he escrito hay algo de mí, es casi inevitable que uno aparezca a través de un personaje o la voz del narrador; en general, aunque he escrito sobre todo literatura juvenil, hay una voz mía que cambia, un regreso en el tiempo a la adolescencia cuando escribo. Ahora, fue absolutamente autobiográfico y me costó más trabajo que en las novelas anteriores”.
Lo anterior, aclara, no resultó algo sencillo, “justo por eso, porque es difícil exponerse de esa forma. Cuando lo escribí era un ejercicio para mí; al terminar, pregunté a mi familia y me dijeron que estaba bien que lo publicara, pero fue complicado decidir sacarlo a la luz”.

En la historia, la protagonista recorre su existencia y su vinculación con la efermedad —el lupus, en este caso, y una posterior insuficiencia renal que culmina con un transplante—, pero eso no es todo porque, en su unidad, la prosa no se regodea en el dolor; dice Aguilera que “mi manera de vislumbrar las cosas que he vivido es diferente ahora, pero de joven no lo vi como algo dramático; mi familia lo hizo ver así, y creo que mis padres hicieron una gran labor y me enseñaron mucho con eso”.

En estos términos, “se muestra la historia de cómo alguien sobrevive y lo cuenta; un relato de vida donde lo dramático no es un drama. Me muestro como soy; me gusta ir por la vida como si fuera un viaje, así lo veo y, lo he dicho antes, la literatura me ha salvado y ha salvado a muchos, tanto escritores como lectores. Se trata de pensar la vida como una travesía o una novela, donde uno es protagonista y no quiere morir sino seguir viviendo y tener más aventuras”.

Con todo, Aguilera no evita sentirse “torpe” al hablar de sí misma cuando se refiere a su nuevo libro, “es difícil e incómodo, más para mí, que soy tímida”.

Un acto de amor

Flor Aguilera explica que en la parte final del libro hay una promesa hecha en Canadá, ante un amigo y en una ceremonia, que relaciona a la escritura con lo que nos toca el corazón, “algo que a veces olvidamos”, dice la escritora y periodista, “nos volvemos artistas en el mal sentido de la palabra, creemos que el arte lo envuelve todo cuando en realidad es la verdad; aunque sea ficción, se trata de una verdad que conmueve”.

Y precisa, “para eso lee la gente, lo que desean las personas es conmoverse, moverse de un sitio a otro; pienso mucho en la literatura y creo que tiene temas que son fundamentales (clásicos) que se siguen repitiendo y se trata de una mirada que es cercana cuando el autor se involucra, pero también toma distancia cuando descubre hacia dónde quiere llevar al lector. Todo eso, claro, de manera intuitiva; por eso creo que escribir es algo hermoso, un acto de amor”.

Historia de un cuerpo


Respecto de la escritura de su libro, Flor Aguilera detalla: “Tenía claro que si iba a hablar del recuerdo y la historia de un cuerpo, tenía que hacerlo a través de burbujas, tarjetas postales o polaroids; todos recordamos así, a través de estímulos y flashazos. De esa forma, supe que sería una novela fragmentaria”.

Por otra parte, los primeros títulos que la obra tuvo no le gustaban, pero dio con un libro (“The sea was my brother”) de Jack Kerouac en el que recordaba lo que rodeó a la creación de sus obras y la presencia de su hermano muerto como telón de fondo; “y siempre que escribo algo nuevo, de alguna manera, lo dedico a mi hermano, y me pareció lindo hacer un homenaje a Kerouac, que me gusta mucho, y a la figura del hermano, que acompaña y siempre está ahí. Sin mi hermano Jorge —quien me donó el riñón— yo no estaría aquí, pero que bueno que Jack lo dijo primero; así se completó todo. Al final, un escritor se narra a sí mismo como escritor”.

PERFIL

Del periodismo a la literatura


Flor Aguilera (Ciudad De México, 1971) estudió periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y la maestría en relaciones internacionales en París. De 2004 a 2006 estudió en  la Escuela Dinámica de Escritores de Mario Bellatin. Ha colaborado en revistas como “El puro cuento”, “Life and Style” y “Chilango”. Tiene cinco poemarios publicados en México y Estados Unidos, además de las novelas “Diario de un ostión” (2005), “Mi vida de rubia” (2008), “El hombre lobo es alérgico a la luna” (2011) y “El pasado es un extraño país” (2012).

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