Carl Gustaf Verner von Heidenstam
Poeta y narrador sueco (Olshammar, Suecia, 6 de julio de 1859 - Övralid, Suecia, 20 de mayo de 1940). Autor de una brillante producción literaria
que parte de una inicial fijación temática en lo exótico para acabar
incorporando inquietudes naturalistas y nacionalistas a la literatura
sueca de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria,
está considerado como el mejor exponente en su país de la denominada
"generación decadente".
En 1916, la Academia Sueca reconoció sus méritos
literarios con la entrega del Premio Nobel de Literatura, galardón con
el que se pretendió difundir por todo el mundo "su importancia como destacado representante de una nueva era de la literatura sueca".
Además (como era frecuente en la época), los académicos que le
otorgaron este importante premio pusieron de manifiesto la calidad de
una de sus obras, el poemario titulado Nya Dikter (1915).
Alentado
desde su temprana juventud por una acusada vocación artística y una
viva curiosidad intelectual que potenció su espíritu aventurero, se
trasladó a la capital de su país con el propósito de seguir estudios de
pintura y canalizar su creatividad a través de las artes plásticas.
Pero, al poco tiempo de haber fijado su residencia en Estocolmo, decidió
que la pintura no era lo suyo y emprendió un fructífero vagabundeo por
diferentes partes del mundo, en el transcurso del cual conoció remotos
lugares de África y Oriente, así como los núcleos más importantes de
Europa, y se fue empapando de las corrientes literarias que estaban en
boga en su época.
A raíz de este interesante recorrido, Heidenstam
adquirió también un acentuado gusto por los argumentos y los moldes
formales exóticos, que pronto se hizo presente en sus primeras
composiciones poéticas, aparecidas bajo el significativo título de Vallfart och vandringsar (Años de peregrinaje y vagabundeo,
1888). Esta obra, recibida con entusiasmo por parte de la crítica
especializada y por numerosos colegas enfrascados, por aquel entonces,
en la búsqueda de las claves capaces de renovar la anquilosada poesía
sueca, puede considerarse como una especie de manifiesto estético de la
citada corriente decadentista, así como el inicio del cambio radical que
experimentó la lírica escandinava a finales del siglo XIX.
En efecto, los poemas insertos en Vallfart och vandringsar,
inspirados en su mayor parte en la fecunda visita realizada por
Heidenstam a diversos lugares de Oriente, supusieron la primera reacción
seria contra esa estética naturalista que venía reiterándose con hastío
entre los poetas más conformistas no sólo de Suecia, sino de buena
parte de Europa, y que ya había empezado a cosechar reacciones similares
en otras tradiciones literarias del Viejo Continente y de los países
americanos (recuérdese que, en aquel mismo año de 1888 en que vio la luz
este revolucionario poemario de Heidenstam, apareció en la ciudad
chilena de Valparaíso la primera edición de Azul..., de Rubén Darío,
obra que transformó también de un plumazo la lírica hispana de la
época, y sentó las bases de ese gran movimiento ideológico que fue el
Modernismo, que compartía con las propuestas de Heidenstam el rechazo de
los agotados modelos naturalistas y la tendencia casi morbosa hacia la
estética decadente).
Cuatro años después, Carl Gustav Verner von
Heidenstam exhibió sin tapujos su adoración extrema por la belleza en
las páginas de su novela titulada Hans Alienus (1892), una
exquisita narración alegórica en la que la pasión hedonista alcanza las
mayores cotas de refinamiento dentro de la escuela decadente sueca.
Pero, a mediados de los años noventa, esta casi exclusiva obsesión por
la belleza y los placeres exóticos empezó a dejar paso también en la
obra del poeta de Olshammar a ciertas preocupaciones nacionalistas que
quedaron bien patentes en sus colecciones de versos tituladas Dikter (Poemas, 1895) y Un pueblo (1899), así como en su novela Karolinerna (Los soldados de Carlos,
1897-1898), una extensa narración histórica que, publicada en dos
volúmenes, está impregnada de ese fervor nacionalista y patriótico que, a
partir de entonces, habría de caracterizar no sólo su producción
literaria, sino también la de buena parte de los autores suecos del
primer tercio del siglo XX. Ello se hace especialmente notorio en las
páginas de otra espléndida entrega narrativa de Heidenstam, La familia Folkungi (1905-1907), una colección de epopeyas históricas en las que el pasado heroico del pueblo escandinavo cobra dimensiones épicas.
Posteriormente,
el escritor de Olshammar se enfrascó de nuevo en la creación poética y
llevó a sus versos las mismas inquietudes nacionalistas que había
difundido a través de su prosa de ficción, hasta reunir una interesante
producción poética de madurez que, en opinión de sus colegas de la
Academia, fue la que le hizo merecedor del Premio Nobel.
J. R. Fernández de Cano.