Sánchez Adalid, novela histórica.- De lo particular de Teresa de Jesús y de su proceso por laInquisición a lo general del planteamiento de una novela histórica. Así ha sido la intervención de Jesús Sánchez Adalid en el Foro Cultural de ABC, donde habló de sus dos últimas novelas, «Y de repente, Teresa» y «La mediadora», pero también conversó con el historiador, escritor y articulista de ABC José Calvo Poyato sobre los entresijos de este género literario que tanto ha cautivado a los lectores en los últimos años y que sigue produciendo obras. Un nutrido público recibió en el salón de Cajasur en Gran Capitán al autor de «El mozárabe», en un acto al que asistieron el gerente de ABC Andalucía,Álvaro Rodríguez Guitart; el director de ABC Córdoba, Francisco J. Poyato; y representantes de las entidades patrocinadoras: laFundación Cajasur y Carburos Médica. Sánchez Adalid, que tiene ya un total de 16 novelas, casi todas de carácter histórico, insistió en la necesidad de este tipo de obras en la tradición literaria. «La novela histórica es absolutamente necesaria en la literatura española, porque no la hemos tenido», aseguró, a diferencia de los países anglosajones, en que sí existe desde antiguo.
El autor insistió en desvincular a Benito Pérez Galdós y sus«Episodios Nacionales» de este género, ya que el autor canario escribía sobre hechos que habían pasado un cuarto de siglo atrás, de los que había podido ser testigo «o le habían contado personas de la edad de sus padres o de sus abuelos». A su juicio, eso no es novela histórica, sino contemporánea, porque la novela histórica «es la quecrea el pasado». Por ese motivo, él mismo no podría escribir una novela histórica sobre la Guerra Civil, terminada hace 75 años, porque sus fuentes son siempre personas que la han conocido.
No deja de ser una paradoja, como apuntó Jesús Sánchez Adalid, porque en España se escribió la primera novela como tal -«El Quijote»- y la primera autobiografía, «El libro de la vida», de Santa Teresa. Aquí iba a ser distinto. «En España nos dedicamos a juzgar nuestra historia y no a disfrutar de ella», dijo el autor, y ello, no sin motivo, desde la generación del 98, en que se comenzó a cuestionar el papel del país en el mundo.
Gran parte de su intervención se basó en la figura de Santa Teresa de Ávila, a la que ha dedicado su última novela. José Calvo Poyato condujo una primera parte de la conversación por la herejía de los alumbrados, que se dio en la España del siglo XVI y que tuvo uno de sus puntos más conflictivos en Extremadura, la tierra donde Jesús Sánchez Adalid nació y vive. ¿Tienen relación las dos cosas? Sánchez Adalid admitió que hay algo de ello mientras hablaba del carácter fronterizo y de punto de encuentro de la región. Se refirió entonces a una figura muy particular: la de la religiosa cordobesaMagdalena de la Cruz, que se tuvo por santa y hacedora de milagros en el siglo XVI pero que después confesaría sus mentiras, aunque no sin antes haber levantado las sospechas de muchas personas. Estaban acusados de «herética pravedad», de hacerse pasar por santos sin serlo.
El ejemplo de esta religiosa, condenada a cadena perpetua tras un auto de fe, persiguió siempre a la reformadora carmelita, «que se echaba a temblar cuando escuchaba su nombre». Tal y como apuntó uno de los lectores cuando se abrió el turno de palabra, sorprende que la novela tiene 536 páginas y hasta las 511 no aparece la Santa de Ávila. «Tengo un enorme respeto por ella y no quería poner en su boca palabras que no dijo», aseguró. En ese sentido, sus intervenciones son breves, pero con sustancia, y siempre con palabras que ella misma escribió. Su última novela, «La mediadora», y las raíces de su vocación sacerdotal, cuando estaba ejerciendo de juez, fueron otros de los hilos en que se movieron las palabras de Jesús Sánchez Adalid.
LUIS MIRANDA / CÓRDOBA