La Segunda República Española es el principal periodo en el que se desarrolla la acción
La escritora Almudena de Arteaga aprovecha sus pertenencias
familiares para sacar a la luz una historia que asienta sus bases en los
grupos monárquicos repudiados durante el gobierno de Azaña. La autora
de 'La princesa de Éboli' opta por narrar en esta
ocasión las dificultades sufridas por El Duque del Infantado, Joaquín de
Arteaga, contando las aventuras de sus hijos.
'La estela de un recuerdo' retrocede al quinquenio
que dio comienzo en 1931 en una España enfrentada. Con este telón de
fondo, la escritora utiliza una documentación recopilada a lo largo de
15 años para elaborar una trama romántica donde la política, el honor y
la guerra se entrecruzan.
- Su primera novela, 'La princesa de Éboli', marca un antes y un después en su carrera, a partir de ahí deja el Derecho para pasar completamente a la literatura ¿Cómo le cambió la vida?
- Bueno, en ese momento es cuando decido colgar la toga y dedicarme a la literatura, era una apuesta difícil porque entraña mucho tiempo y tranquilidad, y huir de las distracciones si quieres hacer algo bueno. Cuanto más te metes en el mundo de la literatura te das cuenta de que el reto es en realidad mantenerse.
- ¿De dónde viene esa obsesión por la nobleza y la monarquía española?
- Cuando tú manejas papel viejo es precioso buscar datos de gente llana como un panadero o un escudero, sin embargo, cuando intentas documentar una novela histórica compruebas que son los reyes, las damas y los personajes de la nobleza quienes dejan más datos valiosos con los que poder trabajar. La historia de España va de la mano de todas estas gentes. No es obsesión, es más una cuestión de necesidad.
- Ha ganado el Premio Alfonso X, el Azorín, el Algaba o el Premio Zabalín ¿Cómo le hacen sentir esos reconocimientos?
- Yo creo que no te debes sentir ni mejor ni peor al obtener un premio, te presentas a ellos porque consigues que tu libro tenga un renombre y no sea un objeto perecedero. Las editoriales publican a un ritmo frenético y tu posición en las estanterías de las librerías dura cada vez menos, en 15 días ya eres reemplazado por las siguientes novedades. Un premio te da una posición predominante y un tiempo más extendido para darte a conocer.
- En sus últimas obras te has acercado más a nuestra etapa actual ¿Sabe ya en qué terrenos ambientará sus próximos proyectos?
- Cuando termino una novela necesito pegar saltos en la historia para explorar otra zona. Ahora mismo tengo dos ideas en la cabeza, una sería en los tiempos del Renacimiento y la otra una historia preciosa de espías ambientada en la España de después de la Segunda Guerra Mundial.
- En esta novela une el presente con un pasado convulso, el de los años 30, recurriendo a los recuerdos del personaje de María ¿Qué ventajas encuentra al contraponer esos dos tiempos?
- El paso del tiempo te da un poder de objetividad mayor y eres capaz de analizar como pensaban las dos partes; los monárquicos y los republicanos. El flashback que utilizo tiene que ver con el título del libro, son muchos recuerdos amordazados por una generación entera. Esas etapas calladas muchas veces terminan por salir en los últimos momentos de vida de las personas que sufrieron esos hechos.
- ¿Cómo ha sido el trabajo de documentación para reconstruir ese ambiente?
- Ya lo tenía prácticamente todo con excepción de la última carta que aparece en la novela, que me la entregó mi propia abuela, la protagonista de la historia. En su lecho de muerte me preguntó si quería algo de ella y yo, sin saber siquiera si esa carta existía todavía físicamente, se la pedí. Todos esos documentos familiares y el material publicado de la época de la Segunda República me sirvieron para montar este libro.
- ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en 'La estela del recuerdo'?
- Los elementos más personales y los diálogos que no pude escuchar porque nadie los grabó por ejemplo, es ficción. Pero siempre que puedo entremeto la realidad, especialmente con la correspondencia que mantenían los personajes entre ellos. Las cartas de todos los miembros de la familia dicen mucho de la personalidad de cada uno.
- ¿Fue difícil ponerle voz a tantos personajes de edades y sexos distintos?
- Me fue difícil tomar distancia con estos personajes y poner voz a los que no llegué a conocer.
- ¿Cree que sigue existiendo ese rechazo social hacia la monarquía? ¿Vivimos en un tiempo de republicanos o de monárquicos?
- Vivimos en un tiempo totalmente diferente porque tenemos una democracia y elegimos. Hoy en día hay monárquicos lo son de una persona determinada, pero también hay republicanos. Las personas pueden ser del color, de la manera y de la creencia que sea y todos convivimos juntos. Hay una frase con la que empiezo la novela que resume un poco esta idea "Ser patriota, ser católico o monárquico hoy en día es una opción, para nosotros era la vida misma".
- En la novela saca a relucir la importancia de la prensa política y menciona El Sol, El Debate o el ABC entre otros diarios ¿A qué se debió esta decisión?
- Los menciono porque los utilizaba mientras escribía la novela. En la hemeroteca del ABC encontré la esquela de uno de los hermanos donde venía una parte de la información que utilizo en los últimos capítulos. Las noticias y las crónicas que se hacen ahora en los periódicos van a ser dentro de 30 años indispensables para los futuros escritores.
- La protagonista está en un segundo plano a merced de los problemas que van creando los hermanos ¿Por qué?
- Fue un tema difícil porque la protagonista es la voz en off hablando en primera persona y vive de cerca lo que va aconteciendo. Cuando empiezas a escribir una novela los personajes se te desmandan, algunos empiezan a adquirir más protagonismo que otros y muchas veces los tienes que frenar. En este caso los dejé porque quería basarlo todo en esa historia de amor y en las dos cartas que me impulsaron a escribir esta novela, no era una época que me apeteciese demasiado, he tenido el proyecto durante 15 años en el cajón de las posibilidades porque me imponía mucho respeto.