Daniel Ortiz aprovecha sus vacaciones para promocionar estos días en casa, en Logroño, su libro 'Othan'. No es la primera novela que publica este periodista, guionista, escritor y funcionario del Estado, pero sí la primera que dedica al público juvenil, a quien invita a vivir una serie de aventuras de la mano del joven Othan. Su misión, reunir las cuatro gemas mágicas que podrían salvar a su familia y a todo el universo.
A sus 35 años, el periplo profesional de Ortiz Amézaga se antoja más apasionante, si cabe, que el de sus personajes literarios. Estudiando la carrera de Comunicación Audiovisual ya escribía guiones para vídeos educativos de Casals. Una vez licenciado, se traslada a Madrid (por recomendación de su abuelo) donde trabaja en distintos medios y en publicidad, y oposita para el Cuerpo Técnico de Auditoría y Contabilidad del Estado, lo que le ha tenido los últimos ocho años redactando informes sobre el déficit público y, durante un breve periodo, como jefe de contabilidad de la Agencia de Meteorología. Desde hace tres meses vive en Egipto, donde es canciller del Consulado de España en Alejandría.
-¿Qué hace un canciller?
-Ser canciller es ser chico para todo. Soy el segundo tras el cónsul y, cuando no está él, represento a España. Además de ir a los actos oficiales, me encargo de gestionar visados, la repatriación de cadáveres... y de reponer el papel. Allí tengo que estar cinco años, es una aventura espectacular.
-Y una inspiración para sus novelas, supongo.
-A mí quienes realmente me inspiran son los señores de la limpieza del consulado. La vida diaria de aquella gente es muchísimo más entretenida que cualquier escenario exótico que te puedas encontrar.
-'Othan' es su tercera novela (tras 'Luzius' y 'Cuestión de fe'), aunque la primera para el público infantil.
-Mis novelas para adultos son novelas cómicas surrealistas, muy del estilo de Neil Gaiman y Terry Pratchett, con las que me he reído una barbaridad y con un estilo en el que me manejo con facilidad. Y 'Othan' es mi primera novela infantil publicada, e incluso la primera que idee en el instituto en Logroño, con 17 o 18 años, en unas clases aburridas en las que fingía tomar apuntes mientras escribía pequeños retazos que se quedaron guardados. En la universidad los desarrollé como una serie de dibujos animados y, con el tiempo, han acabado siendo un libro.
-Su faceta de guionista es más que evidente en esta novela.
-Se nota y mucho. Es muy cinematográfica, sobre todo porque me he dado cuenta de que hoy día ya no se leen novelas clásicas porque son muy farragosas y la gente está acostumbrada a la tele, el cine... a las cosas rápidas.
-De hecho, 'Othan' recuerda a un videojuego.
-Sí, mucho. Todo lo que se escribe puede convertirse en otra cosa, en cine, videojuego... y más en un mundo donde se quiere vender todo y de todas las maneras posibles.
-Como los cuentos, esta novela también encierra su moralina.
-Por supuesto, a todos los chavales habría que decirles que el mundo es estupendo, pero solo si trabajas, si luchas y si te centras en lo que realmente importa, que suele ser la familia y los amigos. Todo eso lo rebozas con batallas, poderes, animales exóticos... pero al final todo libro trata sobre personas, las aventuras son el rebozo.
-Se confiesa adicto a la televisión (sobre todo a los dibujos animados), al cine, los libros... ¿Se considera más escritor o guionista?
-Ahora, escritor.
-¿Y tiene Othan algo en común con Daniel Ortiz?
-Cuando lo escribí, no. Pero, bien mirado, Othan es un chaval que vive en una ciudad pequeña de donde quiere salir para buscar aventuras... un poco como yo.
-Sus historias están impregnadas de un humor absurdo. ¿Por qué?
-Porque yo soy así, me río de todo. La vida es demasiado triste como para no tomarla con humor. (Y nos proporciona un buen ejemplo, sacando el monóculo que siempre le acompaña y con el que posa para el fotógrafo).