" Ni bajo la bóveda dorada de un imponente palacio,
Ni para la felicidad y bienestar, ni para la corona real,
En el refugio olvidado de los pastores de Belén,
¡Naciste desnudo y pobre, oh! Rey de los incontables mundos
Con cuidado, como algo sagrado, Su Madre lo tomó en brazos
Admirando la belleza de Su frente impasible.
Toda la naturaleza se alegraba, majestuosa y clara.
Y a los píes de Cristo-Niño, llevaba sus dones.
Cerca de la cueva, crecían tres altos y orgullosos árboles.
Y guardaban la entrada con sus entrelazadas ramas
El verde Abeto, el Olivo y la Palmera de abundantes hojas,
Allí se encontraban formando una pared impenetrable.
y ellos y como toda la naturaleza, todos los seres terrestres,
Querían traer su don ¡para marcar el Santo festejo.
La Palmera dijo inclinando de orgullosa altura
Como una corona real, sus hojas, color esmeralda;
Ni para la felicidad y bienestar, ni para la corona real,
En el refugio olvidado de los pastores de Belén,
¡Naciste desnudo y pobre, oh! Rey de los incontables mundos
Con cuidado, como algo sagrado, Su Madre lo tomó en brazos
Admirando la belleza de Su frente impasible.
Toda la naturaleza se alegraba, majestuosa y clara.
Y a los píes de Cristo-Niño, llevaba sus dones.
Cerca de la cueva, crecían tres altos y orgullosos árboles.
Y guardaban la entrada con sus entrelazadas ramas
El verde Abeto, el Olivo y la Palmera de abundantes hojas,
Allí se encontraban formando una pared impenetrable.
y ellos y como toda la naturaleza, todos los seres terrestres,
Querían traer su don ¡para marcar el Santo festejo.
La Palmera dijo inclinando de orgullosa altura
Como una corona real, sus hojas, color esmeralda;