Edith Södergran : Poesía

Hacia el atardecer refresca el día...


Hacia el atardecer refresca el día... 
Bebe el calor de mi mano, 
mi mano tiene la misma sangre que la primavera. 
Coge mi mano, coge mi blanco brazo, 
coge la añoranza de mis delgados hombros... 
Sería maravilloso sentir, 
una sola noche, una noche como ésta, 
el peso de tu cabeza sobre mi pecho. 


II 

Arrojaste la rosa roja de tu amor 
en mi blanco regazo - 
tengo sujeta en mis manos ardientes 
la rosa roja de tu amor que pronto se marchitará... 
Oh, soberano de ojos fríos, 
acepto la corona que me entregas, 
la corona que dobla mi cabeza hacia mi corazón. 

III 

Hoy vi a mi señor por vez primera, 
temblando lo reconocí inmediatamente. 
Ahora siento ya su pesada mano sobre mi ingrávido brazo... 
¿Dónde está mi cantarina risa virginal, 
mi libertad de mujer con la cabeza alta? 
Ahora siento ya su firme abrazo en mi cuerpo palpitante, 
ahora oigo el duro sonido de la realidad 
contra mis frágiles, frágiles sueños.