Seferis
Giorgos Seferis (13 de marzo de 1900 + Atenas, 20 de septiembre de 1971) Poeta griego. Hijo de un jurista y literato bastante
conocido en aquel tiempo, después de haber dejado su ciudad natal, en
1914, por Atenas, prosiguió sus estudios en la capital y completó en
París su preparación en Derecho. Durante estos años tuvo lugar el
doloroso éxodo de las poblaciones griegas del Asia Menor por el tratado
de Lausana (1923), que marcó el final de la milenaria presencia griega
en Anatolia y de las antiguas colonias helénicas, entre ellas Esmirna.
Este hecho contribuirá a crear en el ánimo del poeta ese tormentoso
complejo del exiliado, que formará una de las componentes de su arte.
Después
de París pasó un breve período en Londres. Así, entre los dieciocho y
los veinticinco años, pudo entrar en estrecho contacto con los
movimientos culturales y artísticos de Occidente y liberarse del clima
cerrado y provinciano que agobiaba a la Grecia de entonces. En 1931
comienza su larga carrera diplomática: primero como vicecónsul en
Londres y más tarde como cónsul general interino en Albania.
Durante
la Segunda Guerra Mundial sigue al gobierno griego a Egipto. En la
postguerra vuelve a Londres como consejero de embajada, y luego en
Ankara, para luego ser embajador en Líbano, y finalmente en Londres. En
1963 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura. Pasó los últimos
años de su vida en Atenas, en un aislamiento físico y espiritual,
angustiado por la dictadura de los coroneles.
Cuando
se le otorgó el premio Nobel, Seferis era una figura relativamente poco
conocida, salvo en algunos países europeos. Con su galardón la mirada
del mundo se dirigió a Grecia, cuyo nombre estaba ligado para muchos
nada más que a un remoto pasado glorioso. Pero tras el poeta
galardonado, como tras las figuras de escritores como C. Cavafis, N.
Kazantzakis, Y. Ritsos y O. Elytis que pertenecen junto con Seferis a la
Generación de los años treinta, existía una tradición de diez siglos de
elaboración literaria propiamente neogriega, diferente de la medieval y
de la antigua, aunque estrechamente vinculada a ellas como continuidad
lingüística y cultural. Al iniciarse la década de 1930 había comenzado a
surgir en la literatura neogriega todo un movimiento innovador, del que
participó Seferis con los anteriormente nombrados y que sirvió de
introductor del simbolismo y del surrealismo en la literatura
contemporánea de su país.
Seferis comenzó su actividad literaria en 1931 con una colección de poemas que llevaba un título muy significativo, Vuelta,
que aunque repetía modelos y técnicas en parte ligadas a la tradición,
anticipaba las que serían las características de la siguiente producción
poética seferiana. En 1932 publica el poema La cisterna, en el que es advertible la huella de Mallarmé y sobre todo de Valéry.
Pero
decisivo para el arte de Seferis será el encuentro con T. S. Eliot, que
contribuirá a hacer más consciente y explícito su compromiso poético.
Esta experiencia encontrará respuesta en sus siguientes colecciones, Leyenda (1934) y Gimnopedias (1935). En 1940 aparecen sus poemas reunidos en Cuaderno de estudios y en Diario de abordo I, en 1944 La última etapa y Diario de a bordo II y en 1955 Diario de abordo III.
En 1961 se reúne toda su producción lírica en la colección Poesías. De 1966 son Tres poesías secretas. Importante ha sido también la labor de Seferis como crítico literario y traductor (La tierra baldía, Muerte en la catedral, de T. S. Eliot y de poemas de Pound. Sydney Keyes, Auden, Yeats, Gide, Eluard, el Cantar de los cantares y el Apocalipsis de san Juan).