Petrarca
Francesco Petrarca (20 de julio de 1304 – 19 de julio de 1374) lírico y humanista. Nació en Arezzo, actual Italia. Durante su niñez residió en varias ciudades italianas y francesas, debido a las persecuciones políticas de que fue objeto su padre, adherido al partido negro güelfo. Posteriormente, su núcleo familiar se radicó en Montpellier en donde comenzó a estudiar leyes, pero por diversos obstáculos nunca consiguió graduarse. Al mismo tiempo estudió de manera particular la lírica trovadoresca. Para el año 1316 conoció a varios miembros de la familia Colonna; ya entonces había manifestado un gran interés por la literatura latina clásica, en especial por Cicerón; pero su padre, demostró su rechazo afirmando que ello no era provechoso y arrojó todos sus al fuego.
Años después su padre murió y él regresó a Provenza e hizo los votos eclesiásticos menores. El 6 de abril de 1327, conoció a Laura, la mujer que idealizaría en sus poemas, en Aviñón. Realmente, muchos afirman que ella es una creación de Petrarca porque poco se sabe de ella, aunque otros indican que probablemente era la dama Laure de Noves, casada con un antepasado del marqués de Sade. Por ella sintió una pasión pura y constante. Vivió durante varios años en Fontaine de Vaucluse. Tuvo dos hijos, Giovanni y Francesca, la identidad de la madre no es clara. Lo que se sabe es que su hijo murió en la juventud.
En una memoria de viaje realizada por Petrarca en forma de carta a su amigo Francesco Dionigi afirmó que el 26 de abril de 1336 Petrarca, junto a su hermano y otros dos compañeros, escaló el monte Ventoso de los Alpes. Este día es considerado el nacimiento del alpinismo como deporte y a Petrarca como uno de los precursores del mismo. Su vida fue muy agitada al estar al servicio de la Iglesia y de la poderosa familia Colonna. Además, fue considerado un bibliófilo, por lo que permanecía varias horas leyendo. Viajó constantemente por Europa con la intención de encontrar códices de autores clásicos, y se convirtió en poeta laureado por el Senado de Roma por su poema latino en hexámetros Africa.
En un viaje a Florencia se encontró con Giovanni Boccaccio quien fue un personaje decisivo para sus ideas humanistas y junto a este se constituyó en figura principal del movimiento que tuvo como objetivo el rescate de la cultura clásica de los siglos oscuros en el primer Renacimiento italiano; intentó armonizar el legado grecolatino con las ideas del cristianismo. En suma, Petrarca predicó la unión de toda Italia para recuperar la grandeza que había tenido en la época del Imperio romano. Su labor también es importante ya que rescató del olvido a algunos autores clásicos. En Lieja descubrió el discurso Pro Archia poeta de Cicerón y en Verona, Ad Atticum, Ad Quintum y Ad Brutum de este mismo. Rescató las Elegías de Propercio y en 1350 la Revelación de Quintiliano.
Petrarca fue el gran redescubridor de Vitruvio y tras la difusión de la obra de este autor clásico, se sentaron las bases de la arquitectura Renacentista. La lectura de las Confesiones de Agustín de Hipona en 1333 lo sumió en la primera de las crisis religiosas que afrontó a lo largo de su vida, y que a menudo se reflejan en su obra, al enfrentarse su apego por lo terreno a sus aspiraciones espirituales. Gozó de varios beneficios eclesiásticos que le permitieron dedicar un buen tiempo a la literatura. Así que, no tuvo que asumir muchas misiones diplomáticas.
Estuvo en Milán al servicio de los Visconti (1353-1361), luego en Venecia (1362-1368) y en Padua, donde los Carrara en modo de agradecimiento y muestra de aprecio le regalaron una villa en la cercana población de Arqua, en la cual permaneció sus últimos años. Su producción puede dividirse en dos grupos: obras en latín y obras en lengua vulgar. Las primeras obtuvieron mayor éxito en vida. Cabe destacar en este apartado el poema en hexámetros África, en este se rescata el estilo de Tito Livio, también son relevantes las doce églogas que componen el Bucolicum carmen y la serie de biografías de personajes clásicos titulada De viris illustribus. Cada una de ellas fue un reflejo de sus inquietudes espirituales, también son importantes sus diálogos ficticios con San Agustín recogidos en el Secretum.
Petrarca logró en vida gran reconocimiento como autor latino y humanista, también su labor como poeta fue reconocida en Roma en el año 1341. Sin embargo, sus poemas en lengua vulgar recogidos en el Cancionero fueron los que habían de darle fama inmortal, de técnica perfecta y que contribuyeron grandemente a revalorizar la lengua vulgar como lengua poética. Estas obras muestran la sensualidad y el tormento apasionado del poeta, mientras que, tras la muerte de Laura, acontecida según afirma el poeta en 1348, su amor resulta sublimado en una adoración espiritual. Petrarca supo escapar a la retórica cortés del amor. Su influencia se tradujo en la vasta corriente del petrarquismo. Petrarca fue encontrado muerto sobre un libro el 19 de julio de 1374
Obras latinas
Opera Latina, edición de Sebastian Brant. Basilea. Johann Amerbach, 1496.
Edizione Nazionale delle Opere di Francesco Petrarca. Florencia, Sansoni, 1926 ss.
Petrarca del Centenario. Florencia, Le Lettere, 2005 ss
En verso
Africa, escrito entre 1338 y 1339, y después corregido y retocado. Poema heroico incompleto sobre la Segunda guerra púnica y en particular sobre las gestas de Publio Cornelio Escipión.
Bucolicum carmen, compuesto entre 1346 y 1357 y constituido por doce églogas sobre temas amorosos, políticos y morales.
Epistole metricae, escritas entre 1333 y 1361. 66 cartas en hexámetros, de las que algunas tratan sobre amor, aunque la mayoría trata sobre política, moral o materias literarias. Algunas son autobiográficas.
Carmina varia, que recoge poemas dispersos en varios lugares:
1-6: F. Petrarchae, Poemata minora quae extant omnia, vol. III, Medioelani 1834.
7-24: K. Burdach, Von Mitteralter zur Reformation. IV. Aus Petrarcas Altestem Deutschen Schülerkreise, Berlín, 1929.
25: E. H. Wilkins, The Making of the "Canzoniere" and other petrarchan Studies, Roma, Edizioni di Storia e Letteratura 1951, p. 303.
26: G. Billanovich, «Un carme ignoto del Petrarca», Studi petrarcheschi, V (1989), pp. 101-125.
En prosa
De viris illustribus (1337), colección de biografías de hombres ilustres redactada a partir de 1337 y dedicada a Francesco da Carrara, señor de Padua en 1358. Su intención original era reunir las vidas de personajes de la historia de Roma desde Rómulo hasta el emperador Tito, pero solo llegó hasta Nerón. Después añadió personajes de todos los tiempos, comenzando por Adán y terminando en Hércules. Como quedó incompleta, su amigo Lombardo della Seta la continuó hasta la vida de Trajano.
Rerum memorandarum libri (1350), colección de ejemplos históricos y anécdotas reunidas con un propósito de educación moral.
Itinerarium ad sepulcrum Domini, descripción de los lugares que se va encontrando en el viaje desde Génova a Jerusalén.
Secretum o De secreto conflictu curarum mearum, compuesto entre 1347 y 1353, y en seguida revisada. Diálogo imaginario en prosa latina en tres libros entre el poeta mismo y San Agustín, en presencia de la Verdad, que permanece muda. Como examen de conciencia personal, afronta temas íntimos del poeta y por esto no fue concebido para divulgarse, por lo cual lleva ese título. En el primer libro San Agustín enuncia qué debe hacer Petrarca para conseguir la tranquilidad del alma: meditar sobre la muerte y desear elevarse. Petrarca mismo no puede guarecerse de la acidia. En el segundo libro, se analizan las pasiones negativas de Petrarca mismo: soberbia, avaricia, lujuria y acidia. En el tercero examina otras dos pasiones del poeta, en particular el amor por Laura y por la gloria, consideradas las dos las más graves culpas de Petrarca y las que le impedían acceder al equilibrio espiritual por el que suspiraba. Entiende los argumentos lógicos de San Agustín, pero no puede frenar su deseo.
De vita solitaria (1346-c. 1356), tratado religioso y moral elaborado en 1346 y sucesivamente ampliado en 1353 y en 1366. Exalta la soledad, tema querido para el ascetismo medieval, pero el punto de vista con que la observa no es religioso: al rigor de la vida monástica contrapone el aislamiento laborioso del intelectual, dedicado a las lecturas y a las varias escrituras en lugares apartados y serenos, en compañía de amigos y de otros intelectuales. El aislamiento del estudioso es un marco natural que favorece la concentración. De aquí deriva la expresión de Humanismo cristiano de Petrarca.
De otio religioso (1346-1356) es un tratado que exalta la vida monástica y el otium o tranquilidad de espíritu definida como la mejor condición de vida posible.
De remediis utriusque fortunae (1360-1366) es una colección de breves diálogos escritos en prosa latina, compuesta de 254 escenas de diálogos entre entidades alegóricas: prima la «Alegría» y la «Razón», después el «Dolor». Son diálogos educativos y morales para reforzar al individuo contra los golpes de la fortuna, tanto la buena como la adversa.
Invectivarum contra medicum quendam libri IV (1355)
De sui ipsius et multorum ignorantia (1368)
Invectiva contra cuiusdam anonimi Galli calumnia o Contra eum qui maledixit Italiam
Epistole (Familiares, Seniles, Sine nomine, Variae)
De gestis Cesaris
Psalmi penitentiales
Posteritati, epístola excluida por su propia voluntad de la colección Seniles, en la que se describe a la posteridad con los atributos que pueden ser propios del humanista (la recuperación de la ciudadanía clásica y el amor por el latín)
Contra quendam magni status hominem
Collatio laureationis
Collatio coram Johanne rege
Collatio inter Scipionem, Alexandrum, Hannibalem
Arringhe
Orationes
Testamentum.
Vita Terrentii
Colecciones epistolares
Estatua de Petrarca, Galería Uffizi, Florencia.
De extrema importancia son las cartas latinas, que, recogidas en orden cronológico, ofrecen la imagen autobiográfica del poeta; Petrarca tendía a ofrecer de sí mismo una figura ideal. Algunas fueron revisadas e incluso vueltas a escribir de nuevo. Van agrupadas por títulos como Familiares, Seniles y Sine nomine liber, que contienen algunas sobre política y polémicas, y por fin, las Variae.
Obras en italiano o «lengua vulgar»
En tiempos de Petrarca, al italiano se le conocía como «lengua vulgar», pues la lengua considerada culta era el latín.
El Canzoniere (título original: Francisci Petrarchae laureati poetae Rerum vulgarium fragmenta). Comprende 366 piezas: 317 sonetos, 29 canciones, nueve sextinas, siete baladas y cuatro madrigales. Otras piezas poéticas anduvieron perdidas o fueron incluidas en otros manuscritos.
La mayor parte de estas rimas son de tema amoroso; una treintena son de tema moral, religioso o político. Son célebres las canciones «Italia mia» y «Spirto gentil», en las cuales el concepto de patria se identifica con la belleza de la tierra natal, soñada libre de las luchas fratricidas y de las milicias mercenarias. Entre las canciones más recordadas se encuentra «Chiare, fresche e dolci acque» y entre los sonetos «Solo e pensoso».
La colección es dividida entre los editores modernos en dos partes: rimas in vita y rimas in morte di Madonna Laura, es decir, las rimas en vida y las rimas tras la muerte de Laura. En realidad, Petrarca cuidó bien la estructura sucesiva del Cancionero incluyendo rimas ya compuestas en su juventud para Laura y otras mujeres, pero atribuyéndolas en esta ocasión a Laura. En muerte, dedica poemas a Laura ya fallecida como el único puro amor que conduce a Dios, según una concepción teleológica y mística del amor que se encuentra ya en el Dante de la Vita nuova y la Divina Comedia. Sería impropio hacer coincidir la colocación de varios textos en la obra con el efectivo orden cronológico de la composición. El amor a Laura es el centro anímico de la rica y original poesía de Petrarca, en la cual todo en función de eso deviene literatura y deseo de gloria literaria.
Petrarca perfeccionó las formas de la tradición lírica medieval y de la lírica provenzal, cambió la forma de la sextina y reelaboró los modos poéticos. La amada de Petrarca es un ser superior espiritualmente al poeta al cual este rinde homenaje, pero no tiene todavía nada de sobrehumano; ella es modelo de virtud y de belleza. Asocia el nombre de Laura al lauro, al laurel poético de la gloria literaria, y juega con su nombre cambiándolo con l'aura (el viento) como en el soneto «Erano i capei d'oro a l'aura sparsi»
La segunda parte del Canzoniere se concluye con la canción Alla Vergine («A la Virgen»), en la cual el poeta se dirige a María e implora perdón y protección.
I trionfi
Frammenti e rime extravaganti
Testi del Vaticano latino
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