Biografía de Antonio Cánovas del Castillo


Antonio Cánovas del Castillo

Antonio Cánovas del Castillo; historiador, pensador, ensayista, periodista, poeta, novelista, conferenciante, aficionado al teatro, ateneísta, académico de cinco reales academias y además de eso político y no un político cualquiera. Cánovas, realizó excavaciones arqueológicas en Italia, escribió un pequeño tratado de prehistoria en el mismo momento en que esa ciencia estaba naciendo. 

Cánovas, concebido como un simple político no solo quedaría empobrecido sino quedaría incomprendido. Junto al reconocimiento de sus éxitos, la figura de Cánovas ha estado siempre unida a una fuerte discusión, sobre los aspectos de su obra de gobierno. Pocas figuras hay en la historia contemporánea española que tengan un biografía tan excepcional como la de António Cánovas. Presente en los avatares nacionales desde el final del reinado de Isabel II hasta su asesinato en el verano de 1897. La Constitución de 1876 y el sistema político que imperó desde esas fechas hasta el golpe de estado del general Primo de Rivera están vinculados a su persona, medio siglo en el proceso de modernización de la sociedad, la economía y el estado español.

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D. Antonio Cánovas del Castillo, nació en Málaga el día 8 de febrero de 1828 (Málaga, 8 de febrero de 1828-Mondragón, 8 de agosto de 1897) . Gran estadista, pionero en la consecución de un sistema político tipo que es el que tienen hoy los países democraticos.




La obra de Cánovas fue injustamente valorada ya que la España que dejó a su muerte era muy diferente a la que habia cuando era presidente del gobierno. Grandes diferencias entre los españoles tan profundas y tan graves que no planteaban ninguna duda sobre los problemas que acaecieron posteriormente. Cánovas no pudo solucionar éste problema pese a la buena voluntad de algunos, pero ese afán de consenso entre los dos signos tan distantes le avaló un reconocimiento al enjuiciar su obra por los historiadores. Sus logros fundamentales han sido reconocidos; como: el fin del intervencionismo militar mediante el "pronunciamiento"; la solución, regular la alternancia de los partidos del gobierno, la reconciliación de la Corona con las fuerzas políticas más liberales, la consolidación del Congreso y el Senado como centros reales de la vida política; la incorporación al sistema del catolicismo político; aislando al carlismo y la consecución de un marco político estable que facilitaría un desarrollo económico sostenido. D. Antonio Cánovas del Castillo, cinco veces presidente del gobierno durante los reinados de; Isabel II 1833-1868, Alfonso XII de Borbón 1874-1885 y María Cristina de Habsburgo-Lorena que al fallecer Alfonso XII, ejerció la regencia durante la minoría de edad de su hijo, el rey Alfonso XIII desde 1885 hasta su muerte en 1897, aunque se comentaba que ya ha su edad iba a dimitir. Cánovas formó un gobierno que ejercería la regencia hasta la llegada de Alfonso XII. Ese espiritu de politica de centro quedó confirmada al integrarse en la Unión Liberal, partido creado por O’Donnell para interponerse entre moderados y progresistas. Su primera responsabilidad política fue la redacción del Manifiesto de Manzanares, que hizo públicas las posiciones de los militares participantes en la llamada «Revolución de 1854» (O’Donnell, Serrano y Dulce).



Ocupó cargos como los de diputado en las Cortes 1854-56, gobernador civil de Cádiz, subsecretario de gobernación, ministro del mismo ramo y de Ultramar. Cánovas fué lider de una minoría conservadora en las Cortes. Atacó tanto al régimen democrático de Amadeo de Saboya como a la Primera República que le sucedió, aprovechando los fracasos de ambos ensayos para consolidar su opción de restaurar la monarquía de los Borbones. Una vez que abdicó la reina Isabel II, Cánovas consiguió plenos poderes para dirigir la causa monárquica. Fue fortaleciendo paulatinamente la causa alfonsina en medios políticos y acrecentando la viabilidad de la restauración monárquica a medida que quedaba desacreditada la opción republicana; pero, en contra de su voluntad, el general Martínez Campos se le adelantó, proclamando al rey mediante un pronunciamiento militar en Sagunto (1874). Sin embargo, por primera vez en la historia de los pronunciamientos españoles, los militares no quisieron ocupar el poder, sino poner en él a Cánovas, como líder de los partidarios de la Monarquía: el último día de aquel año, Cánovas formó un gobierno que ejercería la regencia hasta la llegada de Alfonso XII, el cual confirmó al gabinete en 1875.

Cánovas realizó en los dos años siguientes una obra enorme, que instauró las premisas del régimen que gobernaria hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923). Preparó e hizo aprobar la Constitución de 1876, estableciendo una monarquía liberal inspirada en las prácticas parlamentarias europeas. Su objetivo era terminar con la violencia política y los levantamientos militares que habían aparecido durante el reinado de Isabel II. Cánovas diseñó un modelo bipartidista formando él un partido conservador y buscó una figura que uniera la opción política alternativa, encontrándola en Sagasta, que asumiría el liderazgo del Partido Liberal, con el cual se turnarían los conservadores en el poder.



Junto al reconocimiento de sus éxitos, la figura de Cánovas ha estado siempre unida a una fuerte discusión, sobre los aspectos de su obra de gobierno.

Tras gobernar casi sin interrupciones hasta 1881, Cánovas dejó el poder a Sagasta en aquel año, recuperándolo en 1884. Al morir Alfonso XII en 1885 y para consolidar la regencia de María Cristina de Habsburgo, selló con Sagasta el llamado «Pacto de El Pardo», por el cual ambos partidos se sucederían sin enfrentarse en la gobernación del país. Y es que, efectivamente, la peculiaridad del régimen canovista era que las elecciones constituían una farsa manejada por las redes oligárquicas del caciquismo, mientras que el Parlamento y el gobierno se formaban de espaldas a la opinión pública, en función de pactos entre los líderes de los dos partidos dinásticos y con una intervención decisiva de la Corona.

Cánovas volvió a presidir el consejo de ministros en 1890-92 y en 1895-97. En su haber como gobernante hay que anotar la pacificación del país, poniendo fin a la sublevación cantonal (1874), la Tercera Guerra Carlista (1875) y la Guerra de los Diez Años en Cuba (1878). Pero se mostró impotente ante los nuevos conflictos que suscitaban el nacionalismo catalán, el movimiento obrero, el anarquismo, las disidencias internas de su partido (Francisco Silvela) y la reaparición del movimiento independentista en Cuba (1895). Incapaz de abrir cauces para la participación política de nuevos grupos y aspiraciones, cuando murió asesinado el 8 de agosto de 1897 en el balneario de santa Águeda, en el municipio de Mondragón, Guipúzcoa, por el anarquista italiano Michele Angiolillo dejó al régimen ante una situación de crisis que se prolongaría desde la derrota en la Guerra de Cuba (1898) hasta su extinción (1923). También fué historiador, filósofo, jurista, poeta y novelista.

Debió ser hombre importante ya que D. Benito Pérez Galdós dedicó uno de sus episodios nacionales a Cánovas del Castillo, en uno de los párrafos de ese episodio se describe como nadie supo a Cánovas;

... atravesando el salón donde se reunia el consejo de ministros, llegué al despacho del Presidente. A muchos personajes de primera magnitud política había yo visitado en mi vida; pero ninguno me causó tanta cortedad y sobresalto como D. Antonio Cánovas del Castillo, por la idea que yo tenía de excelsitud de su talento, por la leyenda de sus desmedido orgullo y de las frases irónicas y mortificantes que usar solía. Apenas cambiamos las primeras frases de saludo, empezó a disiparse la leyenda del empaque altivo, pues me encontraba frente a un señor muy atento y fino y de una llaneza que al punto ganó mi voluntad. Hízome sentar en un sofá, casi frontero a la mesa de despacho y hablamos... quiero decir, él habló yo escuché, atento a su palabra enérgica, vibrante y un poquito ceceosa... sentí un tenue desvarío de mi cabeza, miré a un lado y a otro... ¡Jesús me valga!... Creí que en la cabeza del sofá erguíase grandiosa y colosal la figura de mi Madre, la divina Clío.



Obras: 

- La Campana de Huesca. Crónica del siglo XII (novela histórica), Madrid, 1852; 
- Historia de la decadencia de España, desde el advenimiento al trono de Felipe II hasta la muerte de Carlos II, Madrid, 1854; 
- De la dominación de los españoles en Italia, discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, Madrid, 1860; Apuntes para la historia de Marrue­cos, Madrid, 1860; 
- Estudios literarios, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Universal Económica, 1868, 2 vols.; 
- De las ideas políticas de los españoles durante la Casa de Austria, en Revista de España, 4 (1868), págs. 498-570, y 6 (1869), págs. 40-99; 
- La Casa de Austria: Bosquejo histórico, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Universal Económica, 1869 (ed. de D. Castro Alfín, Pamplona, Urgoiti Editores, S.L., 2004); 
- El Solitario y su tiempo: Biografía de D. Serafín Estébanez Calderón y crítica de sus obras, Madrid, Imprenta de A. Pérez Dubrull, 1883; 
- Problemas contemporáneos, Madrid, Imprenta de A. Pérez Du­brull, 1884-1890, 3 vols.; 
- Obras poéticas, Madrid, Imprenta de A. Pérez Dubrull, 1887; 
- Estudios del reinado de Felipe IV, Ma­drid, Imprenta de A. Pérez Dubrull, 1888-1889, 2 vols.; 
- Obras Completas, Madrid, Fundación Cánovas del Castillo, 1997, 13 vols.; 
- La revolución liberal española: antología política (1854-1876), est. prelim. de J. Vilches, Salamanca, Almar, 2002.

BIBLIOGRAFÍA: Antonio Cánovas del Castillo. El sistema político de la Restauración de Javier Tussel y Florentino Portero. ISBN 84-7030-598-0. Editorial Biblioteca Nueva. Javier Tusell, 1946 - 2005, fue catedrático de historia contemporánea en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y uno de los intelectuales más activos de la España postfranquista. Autor de más de setenta libros, obtuvo algunos de los galardones más importantes que se otorgan en España, como los Nacionales de Ensayo e Historia, el Espejo de España, el Espasa Calpe de Ensayo, el Comillas de Biografía, el Jovellanos de Ensayo, el Godó de Periodismo y el Blanquerna, otorgado por la Generalitat de Catalunya.