Biografía de Marco Aurelio

Marco Aurelio

Gliptoteca de Múnich

Marco Aurelio Antonino Augusto  (apodado el Sabio o Philosopho ) (26 de abril de 121 + 17 de marzo de 180) nacido en Roma, fue emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180. Fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores, tercero de los emperadores de origen hispano y está considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica. Marco Aurelio y Lucio Vero fueron hijos adoptivos de Antonino Pío por mandato de Adriano y los dos primeros que imperaron conjuntamente en la historia de Roma.

Estudió retórica griega y latina con Herodes Ático y Marco Cornelio Frontón, el cual desde entonces habría de ser su amigo y consejero espiritual. Seducido por el estoicismo, vistió muy pronto el manto de filósofo (133). César en 139 y cónsul en 140 y 145, este último año casó con su prima Faustina la Joven, hija de Antonino Pío.

Los veintitrés años que duró el reinado de Antonino Pío se cuentan entre los más prósperos del imperio, pero cuando, tras su muerte (161), Marco Aurelio fue nombrado emperador, se abrió un período enormemente conflictivo para el imperio, que se vio sacudido por los ataques de los bárbaros, revueltas populares y varias epidemias. A la serie ininterrumpida de guerras y calamidades que tuvo que soportar, el emperador opuso su serenidad y su fuerza moral.

En su relación con los cristianos, adoptó la misma actitud que Trajano, que evitaba la persecución pero reprimía las manifestaciones públicas de su fe y castigaba a los fieles que, tras ser denunciados, se negaban a celebrar el culto de la religión ancestral. Sin embargo, esa actitud obedecía menos a una voluntad erradicadora que a la opinión extremadamente severa que le merecían su proselitismo y sus prácticas rituales. De hecho, los cristianos nunca lo incluyeron en su lista de perseguidores.

Como emperador, a pesar de su temperamento pacífico y su preocupación por la economía, se vio obligado a concertar empréstitos forzosos y a desprenderse de parte del patrimonio imperial ante la urgente necesidad de constituir un ejército de esclavos, gladiadores, extranjeros y fugitivos, con el que hacer frente a la presión de los bárbaros; así, rechazó a los germanos hasta más allá del Danubio en el 168, venció a los partos y les arrebató parte de Mesopotamia (161) y sometió a marcomanos (172), cuadros (174) y sármatas (175).

Al tiempo que luchaba en las campañas de los años 170 y 180, Aurelio escribió sus Meditaciones como fuente para su guía y mejora personal. El emperador había sido sacerdote en los altares de sacrificio romano y era un convencido patriota. Sus notas son representativas de una mente lógica y de un pensamiento filosófico y espiritual acorde con el estoicismo, y en consonancia con los principales estoicos de raíz bética cordobesa: Séneca, Lucano, Helvia, Novato, etc. Sus Meditaciones están consideradas como un monumento literario a un gobierno al servicio del deber. Es una obra que ha sido elogiada por su exquisito acento y dulzura. Como muchos de los emperadores de Roma, Marco Aurelio fue amado por su pueblo.

El libro fue publicado por primera vez en el año 1558 en Zúrich, trascrito de un manuscrito que hoy en día se ha perdido. La copia del manuscrito perdido se encuentra en los Museos Vaticanos.
La importancia de la muerte estaba cargada de gran significado en la filosofía estoica, aunque no creía en la vida después de la muerte. En una de sus obras, Marco Aurelio escribe:
"Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia." "Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio... ahora están muertos y reducidos a cenizas".
Según Marco Aurelio todo acaba cayendo en el olvido, incluso las leyendas.
"La vida del hombre es una simple duración, un punto en el tiempo, su contenido una corriente de distancia, la composición del cuerpo propensa a la descomposición, el alma un vórtice, la fortuna incalculable y la fama incierta. Las cosas del cuerpo son como un río y las cosas del alma como un sueño de vapor, la vida es una guerra y la fama después de la muerte, solo olvido." "Todo lo existente se desintegra y todo lo creado por la naturaleza está destinado a morir." "La duración de la vida de cada uno es irrelevante, un paso para ver el enorme abismo de tiempo detrás de ti y antes de ti en otro infinito por venir. En esta eternidad de la vida de un bebé de tres días y la vida de un Néstor de tres siglos se funden como uno sólo." "Los deseos conducen a la permanente preocupación y decepción, ya que todo lo que se desea de este mundo es miserable y corrupto."
Para Marco Aurelio la muerte es deseable, ya que pone fin a todos los deseos.
A pesar de estas reflexiones sobre la vida y la muerte, Marco Aurelio fue un defensor racional de la virtud. Según Jonathan Dollimore, Marco Aurelio tenía una especie de indiferencia hacia las brutalidades en la vida. Como emperador, persiguió a los cristianos y dirigió con frecuencia ejércitos en las campañas militares. Su misma forma de gobernar justifica el hecho de que cuando escribe minusvalore o haga ver la insignificancia de los asuntos mundanos.

Marco Aurelio fue considerado un rey filósofo dentro de su vida, y este título lo seguirá después de la muerte; de hecho lo llamaban "el filósofo".  Algunas veces los primeros cristianos mencionan a Marco como "el más filantrópico" de los emperadores en contraste a Domiciano o Nerón.