No hay documentos escritos anteriores al siglo VIII en ninguna lengua germánica. La traducción gótica de la Biblia por el obispo Ulfila, en el siglo cuarto, no pertenece a la literatura alemana. Se sabe por Tácito que los antiguos germanos tenían una poesía no escrita, que entre ellos ocupaba el lugar de la historia.
Tácito
Consistía en himnos en honor de los dioses o cantos conmemorativos de los hechos de los héroes. Tales himnos se cantaban por en coro en las ocasiones solemnes, acompañados por danzas. Había también canciones, no corales, cantadas por los juglares ante los reyes o los nobles, canciones de alabanza, encanta, encantamientos y acertijos. Durante el gran periodo de las migraciones la actividad poética recibió nuevos impulsos. Nuevos héroes, como Atila (Etzel), Teodorico (Dietrich), y Ermanrico (Ermanrich), salen a escena; La tradición confunde sus con las de los héroes más antiguos, como Sigfrido.
Elementos míticos e históricos se mezclan y surgen así los grandes ciclos de las sagas, que más tarde forman la base de la épica nacional. De todas ellas, la más famosa fue la saga de los Nibelungos, extendiéndose a todas las tribus germánicas. La más antigua leyenda de la muerte de Sigfrido se combinó con la destrucción histórica de los burgundios (borgoñones) por los hunos, en 435, y proporciona un momento típico de formación de las sagas.
El Cantar de los Nibelungos
De toda esta poesía pagana casi nada ha sobrevivido. La colección de Carlomagno que estaría formada por antiguas canciones heroicas, ha perecido. Todo lo que se conoce son los "Merseburger Zaubersprüche," dos canciones de encantamiento conservadas en un manuscrito del siglo décimo y el famoso "Hildebrandslied," un fragmento épico que narra un episodio de la saga de Dietrichm, el trágico combate entre padre e hijo, que fue escrito después del año 800 por dos monjes de Fulda, en las tapas de un manuscrito teológico. La prueba que aportan estos fragmentos así como la literatura de "Beowulf" y los "Edda," parece indicar que la más antigua poesía germánica era considerablemente numerosa y de no poco mérito.
El antiguo periodo alto alemán (c. 800-1050). El cristianismo y su influencia.
El antiguo periodo alto alemán (c. 800-1050). El cristianismo y su influencia.
Entre los años 500 y 700 ocurrió el cambio fonético en el alto alemán que dividió los dialectos del sur, Alto Alemán, de los del norte, Bajo Alemán. La historia de la literatura alemana se ocupa principalmente con los documentos o monumentos del alto alemán. De hecho, hasta el final del Medievo, el sur alemán ocupa el lugar principal en la producción literaria.
Theuerdank
Los godos, primera tribu germana convertida, abrazaron el cristianismo en la forma de arrianismo. Pero pronto dejaron paso a los francos, que se convirtieron en dominantes y la conversión de su rey Clovis (Clodoveo) al cristianismo en 496, fue de un importancia decisiva. La conversión de Alemania, llevada a cabo vigorosamente desde el siglo octavo por misioneros irlandeses y anglosajones, sobre todo S. Bonifacio (m.755), fue completada cuando Carlomagno (m. 814) obligó a los paganos sajones a someterse a su autoridad y ser bautizados y unió las tribus germanas bajo su dominio. El cristianismo quedó firmemente asentado por él y sus sucesores. El clero se convirtió en el depositario del saber; los nuevos monasterios y sus escuelas, sobre todo las de Fulda y S. Gall, se convirtieron en centros del cultura. El lenguaje de la Iglesia era el latín, pero la enseñanza y la predicación había se hacerse en el idioma vernacular. La prosa que surgió para este propósito es solo de interés lingüístico. La poesía era de carácter exclusivamente cristiano. Ejemplo son "Wessobrunner Gebet"y "Muspilli," este último un poema aliterativo sobre la destrucción del mundo; ambos son del siglo noveno.
Oswald von Wolkenstein
La Iglesia, naturalmente, se opuso a los antiguos cantos paganos intentando suplantarlos por poemas cristianos. Así surgió la antigua épica sajona "Heliand," compuesto entre 833 y 840 por un poeta desconocido, por sugerencia del rey Ludovico Pio (Luis el Piadoso). Está escrita en Bajo Alemán y es el último gran poema en verso aliterado. La historia del Redentor se cuenta aquí desee un punto de vista completamente germánico, que concibe a Cristo como un suave pero poderoso jefe y a sus discípulos como sus vasallos o feudatarios. El mismo tema se tarta en el "Evangelienbuch" de Otfried, monje de Weissenburg, primer poeta alemán conocido por su nombre. Se terminó hacia 868 y se dedicó a Luis el Germano. Aunque no posea el mérito literario de "Heliand," es de la máxima importancia porque introduce definitivamente en la ¡poesía alemana el principio de la rima, que ya era familiar en los himnos latinos de iglesia . la rima fue también utilizada por el autor desconocido de "Ludwigslied" para celebrar la victoria sobre los hombres del norte en Saucourt (881). Este el único canto del periodo que no tiene un carácter exclusivamente religioso, aunque su autor fue probablemente en clérigo.
Enrique VI Hohenstaufen
Durante los siglos IX y X la poesía alemana fue negligentemente abandonada; en las cortes de los sajones (919-1024) y de los emperadores franconianos (1024-1125) y en los monasterios se cultivó casi exclusivamente el latín, surgiendo así un cuerpo de poesía latina entre os que sobresalen como ejemplos más notables en siglo diez "Waltharius" (Waltharilied) de Ekkehard, un monje de S. Gall ( m. 973), "Ruodlieb" (1030), y "Ecbasis Captivi" (c. 940). "Waltharilied" relata una antigua saga de los burgundios de espíritu totalmente alemán, mientras que "Ecbasis" es el más antigua épica con animales épicos que nos ha llegado. Los dramas latinos de la monja Roswitha (Hrotsvitha) apenas puede decirse que pertenezcan a la literatura germana.
Goldene Schmiede
El gran maestro en prosa alemana de este período fue Notker III, de sobrenombre Labeo (Alrededor de 952-1022), cabeza de la escuela conventual de S. Gal. Sus traducciones de Boecio, Aristóteles, Marciano Capella y especialmente del Psalterio, son los mejores ejemplos de la prosa alemana hasta el siglo XIV.
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