Conan, de Rober E. Howard

Conan, de Rober E. Howard

¿Cuáles son los verdaderos orígenes de Conan? Su nacimiento se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando un joven muchacho de 26 años, llamado Robert E. Howard le dio vida en el papel.

Porque Conan ya vivía antes en la mente de Howard. En 1932, mientras que el joven se encontraba viajando por Texas, y consumiendo vorazmente “tortillas, enchiladas y vino español barato”, la idea de un bárbaro guerrero tomaba forma. En febrero de ese año, durante su viaje, escribió el poema “Cimmeria”, en el que describía la Era Hiboria, universo en el que se situaría Conan. Howard rescató el esbozo de la primera novela de Conan de una historia que creó para otro de sus personajes, el Rey Kull, titulado “By this axe I rule!”, cuyo protagonista era un bárbaro que se convertía en rey de un país civilizado, al que posteriormente intentarían asesinar. El autor eliminó la mayor parte de la trama y el título del antiguo relato, convirtiéndose en la primera novela de Conan: “El fénix en la espada“. El nombre de Conan provenía de un personaje que apareció en una narración anterior de Howard.


Howard le confesó a un amigo que, en una noche en la que padecía insomnio, notó un guerrero, con su hacha levantada, detrás de él, que le decía: “¡Escribe! ¡ESCRIBE!, o te partiré por la mitad con mi hacha”. El joven, asustado, comenzó a escribir frenéticamente, mientras atisbaba por el rabillo del ojo el brillo del hacha del bárbaro. Cuando amaneció, exhausto, descansó y vio que ya no había nadie. Sabía que tenía que dormir, porque Conan volvería a visitarlo cuando cayese la noche.

Para comprender a Conan y su universo, es preciso conocer a su creador. Robert E. Howard no lo tuvo fácil. Nació en Texas en 1906. Su padre era médico y su madre estaba enferma de tuberculosis. Pasó la mayor parte de su infancia viajando por el estado, sin la posibilidad de hacer amigos, lo que le hizo un muchacho reservado y muy apegado a su madre. En su época escolar el niño pasó un calvario. Las frecuentes palizas y enfrentamientos con sus compañeros le hicieron obsesionarse por la fuerza física. Tanto es así que desarrolló una rutina propia de entrenamiento y se aficionó al boxeo.

De familia sureña, con antepasados que lucharon en el bando confederado en la Guerra Civil, y descendiente de dueños de plantaciones, su educación fue conservadora. Las continuas peleas de sus padres hicieron que su afecto por su madre fuera cada vez mayor, hasta el punto de sentir por ella una auténtica adoración.

Los vecinos de Cross Plains, lugar donde residía el escritor, describían al joven como excéntrico y maniático. Entre las peculiaridades de Howard llamaba la atención que guardara en su coche un revolver siempre cargado, para defenderse de “sus enemigos”, que no se involucrara en peleas si llevaba pantalones con dobladillo, o su costumbre de pasear por la calle haciendo movimientos de boxeo. Sus amigos, en cambio, lo describían como una persona afable y con buen sentido del humor.

A pesar de su mala experiencia en la escuela, Howard terminó los estudios. Ya en sus primeros años mostraba un gran talento para escribir y era muy aficionado a la lectura. Muchos conocidos afirmaban que Howard poseía memoria eidética, es decir, que tenía la habilidad de recordar casi a la perfección todo aquello que leía, siendo capaz de recitar poemas enteros tras leerlos una o dos veces. Sin embargo, Howard nunca cursó estudios universitarios, ya que se dedicó desde una edad muy temprana a ser escritor profesional. Desde los nueve años componía relatos y a los dieciséis comenzaron a publicárselos en revistas como Adventure o Argosy.

Aunque fue un escritor autodidacta, recibió múltiples influencias, como Jack London, Rudyard Kipling, Thomas Bulfinch, Tevis Clyde Smith o Truett Vinson. Pero no fue hasta 1924 cuando empezó a forjarse su verdadero estilo literario, momento en el que comenzó a publicar en la revista Weird Tales, donde entablo contacto por primera vez con su amigo y mentor Howard Philips Lovecraft. Con tan sólo dieciocho años ya se carteaba con el maestro Lovecraft, ni más ni menos, pasando a formar parte de su círculo: “El Círculo de Lovecraft”, los creadores de Los Mitos de Cthulhu, contribuyendo en ellos con relatos como, por ejemplo, “La Piedra Negra“.

Fue en Weird Tales, concretamente, donde Howard desarrolló sus principales personajes: Solomon Kane, Bran Mak Morn, Kull de Atlantis y, como no, Conan.

El personaje de Conan estuvo muy influenciado por la escenografía recreada por los autores componentes del Círculo, que a su vez tomaron elementos creados por Howard como el libro ficticio “Unaussprechlichen Kulten”. De este modo, la Era Hiborea, el mundo por el que se mueve Conan, está plagado de criaturas lovecraftnianas. Este territorio pretendía ser nuestro mundo, en una época situada en el paleolítico superior (entre los años 40.000 y 10.000 antes de Cristo). Howard escribió un ensayo, “La Era Hiborea”, en el que describía este período, conectando los territorios y pueblos fantásticos con las antiguas naciones históricas. Así, por ejemplo, los brithunios eran los supuestos antepasados de los bretones. Conan vivió sus aventuras “… entre los años en los que los océanos tragaron Atlantis y las centelleantes ciudades, y los años de la llegada de los Hijos de Aryas…”. Un gran guerrero que habitó en tierras hostiles, ocupadas por magníficas bestias, en una época en la que la grandeza de un hombre se medía por la fuerza de su espada.

Kull de Atlantis, otro de los grandes personajes de Howard, fue toda una inspiración para la creación de Conan. De hecho, muchas de las ilustraciones de ambos personajes apenas se diferencian. Como se ha comentado, la primera historia de Howard sobre Conan fue una reescritura de una narración sobre el Rey Kull. Aunque el autor presentó un nuevo personaje menos introspectivo, más enfocado a la acción que a la filosofía, el relato mantiene algunos fragmentos idénticos a los del texto original protagonizado por Kull.

Robert E. Howard escribió relatos de Conan desde 1932 hasta 1935, finalizando la saga con “Beyond the Black River“. Publicó un total de 15 relatos sobre el cimerio. Howard falleció en 1936, a la edad de 30 años, después de que su madre cayese en coma debido a su enfermedad terminal. Junto a su padre y amigos, Howard acompañó a su madre en sus últimos momentos, pasando noches sin dormir y bebiendo grandes cantidades de café. En la mañana del 11 de junio, una enfermera le comunicó que su madre no volvería a despertarse. Howard bajó al aparcamiento, entró en su coche y se suicidó. Su madre falleció el día después, siendo ambos enterrados juntos en la misma ceremonia, en el cementerio de Cross Plains.

Conan, sin embargo, no murió con su creador. Varios escritores continuaron sus aventuras, bien utilizando narraciones incompletas de Howard, bien recreando nuevos escenarios. En 1970 Conan apareció por primera vez en las viñetas, de mano de Roy Thomas e ilustrado por Barry Smith. A partir de ese momento, el bárbaro pasó a formar parte del universo Marvel. En el año 2000, la editorial Dark Horse Comics se hizo con los derechos del personaje. El bárbaro continuó su camino a través de juegos de ordenador, de rol, de cartas y de mesa.

A día de hoy, Conan ha protagonizado dos películas. En breve se estrenará la nueva entrega, de la cual ya se planea una secuela. El héroe cuenta con numerosos seguidores, y se ha convertido en todo un icono y un clásico del mundo de lo fantástico. Howard, creador de mitos, erigió, como no podía ser de otra forma, un mito.