Schiller y Beethoven, Oda a la alegría, Ode in die Freude

Oda a la alegría

Oda a la Alegría (An die Freude en alemán), obra escrita por el poeta Friedrich von Schiller (1759-1805) en noviembre de 1785 y publicado por primera vez en 1786

Según una leyenda del siglo XIX la oda iba a ser originariamente una Ode an die Freiheit (en la época revolucionaria los estudiantes la cantaban con la música de La Marsellesa), pero luego se convirtió en la Ode an die Freude definitiva, para ampliar su significado: aunque el destino del hombre es la libertad, el desarrollo completo de ese destino debe desembocar en la alegría


En 1793, cuando tenía 23 años, Beethoven conoció la obra y enseguida quiso musicalizar el texto, surgiendo así la idea que acabaría siendo con los años su Novena y última sinfonía en RE Menor, Op. 125 cuyo movimiento final es para coro y solistas sobre la versión definitiva de la “Oda a la Alegría” de Schiller. Esta pieza musical ha pasado a ser el Himno Europeo.

Gran dramaturgo y poeta, Friedrich von Schiller, escribió esta oda en la épica era de la independencia de América y la Revolución Francesa en 1785. Sus versos están imbuidos del ideal de fraternidad universal. Muchos años más tarde, en 1823, Ludwig van Beethoven se inspiró en ellos para su Novena Sinfonía, en cuya parte final, el coro la entona en magnífica manera, cantando cuatro de sus primera estrofas. Sorprendentemente, el propio Schiller dijo en una carta escrita a un amigo en 1800: -“ Esta oda, fruto de su época, tiene valor sólo para nosotros y no para el mundo...” Estaba errado, como tantos otros autores que aquilatan sus obras distinto que el gran público. Esta oda es ahora el himno de la Unión Europea, y su momento cumbre llegó el día en que cayó el muro de Berlín en 1989 y toda Alemania la cantó con lágrimas en los ojos en patriótica emoción. Ese era sin duda su histórico destino. La obra en alemán tiene un lenguaje sublime, hiperbólico y fantástico. Yo sospecho que Schiller, joven aún, estuvo en un momento dionisiaco, bajo la égida del dios del vino, porque se percibe una temeridad del pensamiento imposible en un sobrio. Esta obra ha sido escrita con un entusiasmo y una pasión avasalladores y desbordantes, en ciertos versos allende el absurdo.

Hay las traducciones inevitablemente prosaicas, muy exactas y correctas desde luego, como corresponde a filólogos y lingüistas. Pero, como siempre en tales casos, lo poético se desvanece, las llamas se apagan y percibimos el humo frío del final del incendio. He traducido esta oda tratando de preservar su ánimo y espíritu poético, para que los lectores se acerquen algo más al momento genial en que Schiller la escribió. Al igual que nosotros, los de entonces, él ya no era el mismo, por eso no quiso universalizar su oda, pero su nación germana, Europa y el mundo entero se la apropió, porque es maravillosa, aunque su propio dueño, al envejecer, la hubiese repudiado. He puesto por delante el texto en Castellano y al final, la oda misma en Alemán, para que quienes dominan ambos idiomas puedan juzgar la traducción. Confieso que debí usar la misma rima de Schiller, pero no lo hice por poner énfasis en el dramatismo. El idioma castellano es muy refinado, armónico y mucho más suave que el Alemán, tan dramático y feroz. Por eso había que parear la rima, para dar más fuerza a las estrofas. Por lo demás, ya es sabido, que ningún comedido sale con la bendición de Dios.

Traducción Interpretativa de la Oda a la Alegría de Friedrich von Schiller
Por Santiago Sevilla

Alegría, sacra estrella,
Hija del Elíseo, bella,
Pisamos, ebrios de fuego,
Tu sagrario palaciego.
A tu mágico conjuro,
Se hunde el divisorio muro,
Bajo tu ala, en amistad,
Se hermana la humanidad.
¡Os abrazo mil millones!
¡Os beso, todas naciones!
Allende constelaciones,
Vive nuestro Padre, Dios.

Quien en lance de fortuna,
Fue de amigo, amigo fiel,
Y entre mil mujeres, una
Halló única sólo para él;
Quien aunque un alma, apenas,
La suya apele, entre ajenas,
Feliz venga a celebrar.
Llore eremita al se aislar.
¡Honremos juntos hoy día,
En júbilo, a la simpatía!
Que nos encumbre, en anhelo,
Hasta el Ignoto, en el cielo.

Beban todos alegría.
Natura amamanta Amor.
Malo y bueno en esa vía
De rosas, es seguidor.
Ella, uvas nos da y besos
Y de enemigos aviesos,
Un amigo protector,
Que antes muerto, que traidor.
Hasta el mísero gusano
Goza, y ante Dios lejano
Aletea el Querubín.
Hállalo en el último confín.

Gozo se ve en la brocha
Que pinta la creación,
Alegría se derrocha
De su gran reloj, al son:
Surten, del botón, la flor,
Sol, del cielo, en resplandor,
De la nada, muy despacio,
Las esferas del espacio,
En cósmico sin que te roce,
Que el lente aún desconoce.
Tal que los soles, ufanos,
Cambiemos el rumbo, hermanos!

De ígneo espejo de verdad
Sonríe ella al hombre sabio.
Del virtuoso, amargo labio,
Refresca ella con piedad.
Y sus lábaros flamean,
Por la fe de quienes crean.
Ya abandonan ataúdes,
Vuelan tocando laúdes,
Van con ángeles a unirse.
¡De paciencia hay que vestirse,
Hasta que oigamos Su voz
Y premiarnos quiera Dios!

Contra dioses no hay venganza,
Parecérseles bien está.
Pobreza y desesperanza
Vengan consolarse acá.
Ira y rencor olvidados,
Libre enemigo mortal,
Perdonados sus pecados,
Sin culpa, ni pena, su mal.
Borradas todas las cuentas,
El mundo entero esté en paz.
Sólo ventílense afrentas,
Frente a la Divina Faz.

La alegría se derrama,
De exuberante copón.
Hasta el caníbal reclama
Paz y conciliación.
Valor, el desesperado,
Que de este vino ha gustado.
Hermanos, resurrección,
Cuando este cáliz pasa
Y el espíritu rebasa
La más loca ensoñación.
Brindo por la creación,
Que es, de Dios, sublime acción.

Socorro a las virginales;
Firmeza ante grandes males;
Muerte al pérfido y venal;
El compromiso, eternal;
Franqueza, ante majestad;
Veros odio y amistad;
Si la palabra no es fuerte,
Hermanos, venga la muerte!
Bebamos! La copa es honda;
Cerremos la sacra ronda:
Sea el brindis juramento,
Ante el Dios del firmamento.

Ode An die Freude von Friedrich von Schiller

Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, Dein Heiligtum,
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt,
Alle Menschen werden Brüder,
Wo Dein sanfter Flügel weilt.
Seid umschlungen, Millionen
Diesen Kuss der ganzen Welt!
Brüder – überm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.

Wem der grosse Wurf gelungen,
Eines Freundes, Freund zu sein,
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja- Wer nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdrund!
Und wers nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund.
Was den grossen Ring bewohnet,
Huldige der Sympatie!
Zu den Sternen leitet sie,
Wo der Unbekannte thronet.

Freude trinken alle Wesen
An den Brüsten der Natur.
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küsse gab sie uns und Reben,
Einen Freund,geprüft im Tod,
Wollust war dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gottt.
Ihr stürtzt nieder Millionen?
Ahnest Du den Schöpfer, Welt
Such ihn überm Sternenzelt!
Über Sternen muss er wohnen.

Freude heisst die starke Feder
In der ewigen Natur.
Freude, Freude treibt die Räder
In der grossen Weltenuhr.
Blumen lockt sie aus den Keimen,
Sonnen aus dem Firmament,
Sphären rollt sie in den Räumen,
Die des Sehers Rohr nicht kennt.
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächtigen Plan,
Wandelt, Brüder, eure Bahn.
Freudig wie ein Held zum Siegen.

Aus der Wahheit Feuerspiegel
Lächelt Sie den Forscher an.
Zu der Tudend steilen Hügel
Leitet sie des Dulders Bahn.
Auf des Glaubens Sonnenberge
Sieht man ihre Fahnen wehn,
Durch den Riss gesprengter Särge
Sie im Chor der Engel stehn.
Dulded mutig, Millionen!
Duldet für die bessre Wet!
Droben überm Sternenzelt
Wird ein grosser Gott belohnen.

Göttern kann man nicht vergelten,
Schön ist’s, ihnen glaich zu sein.
Gram und Armut soll sich melden,
Mit den Frohen sich erfreun.
Groll und Rache sei vergessen,
Unserm Todfeind sei verziehn,
Keine Träne soll ihn pressen,
Keine Reue nage ihn.
Unser Schuldbuch sei vernichtet!
Ausgesöhnt die ganze Welt!
Brüder – überm Sternenzelt
Richtet Gott, wie wir gerichtet.

Freude sprudelt in Pokalen,
In der Traube goldnem Blut.
Trinken Sanftmut Kanibalen,
Die Verzweiflung Heldenmut.
Brüder, fliegt von euren Sitzen,
Wen der volle Römer kreist.
Lasst den Schaum zu Himmel spritzen:
Dieses Glas dem guten Geist!
Den der Sterne Wirbel loben
Den des Seraphs Hymne preist.
Dieses Glas dem guten Geist
Überm Sternenzelt dort oben.

Festen Mut in schweren Leiden,
Hilfe, wo die Unschuld weint,
Ewigkeit geschwornen Eiden,
Wahrheit gegen Freund und Feind,
Männerstolz vor Königsthronen-
Brüder, gält’es Gut und Blut:
Dem Verdienste seine Kronen,
Untergang der Lügenbrut!
Schliesst den heil’gen Zirkel dichter,
Schwört bei diesem goldnen Wein,
Dem Gelübde treu zu sein,
Schwört es bei dem Sternenrichter!