Washington Irving
(Manhattan, Nueva York, 3 de abril de 1783 + Tarrytown, Wetschester, Estado de Nueva York, 28 de noviembre de 1859) Escritor norteamericano. Perteneciente al mundo
literario del costumbrismo, Washington Irving es el primer autor
americano que utiliza la literatura para hacer reir y caricaturizar la
realidad, creando además el estilo coloquial americano, que después
utilizarían Mar Twain y Hemingway.
Aunque se mantuvo
al margen de los movimientos políticos y sociales que lo alteraban
todo, es, sin embargo, un representante perfecto del romanticismo
americano. Pero, eso sí, lo que capta del espíritu romántico son sus
rasgos más superficiales: el amor al pasado, al medievo, a lo
fantástico, a las leyendas, el impulso viajero que a tantos escritores y
artistas llevó a deleitarse con las ruinas.
Hijo
de un rico mercader británico que había luchado en la Revolución junto a
los rebeldes, después de prepararse para dedicarse a la abogacía,
Irving dejó esta carrera y la sustituyó por la de la literatura,
escribiendo para varios periódicos y publicando en 1807-8, junto a su
hermano William Irving y su amigo J. K. Paulding, una serie de ensayos y
poemas satíricos recogidos en un libro llamado Salmagundi o extravagancias y opiniones del señor Lancelot Langstaff y otros (1808).
Este libro fue seguido por la parodia de gran éxito Historia de Nueva York desde le Origen del Mundo hasta el Final de la Dinastía Holandesa
(1809). Irving lo presenta como un supuesto estudio realizado por un
personaje inventado por él: el holandés Diedrich Knickerbocker. La obra
reflejaba tan bien la mentalidad de los americanos descendientes de
holandeses, que durante mucho tiempo el nombre de ese personaje sirvió
para designarlos. Se considera la primera muestra de la prosa
humorística en las letras americanas.
Durante los
siguientes años, Irving luchó (sin éxito) por salvar el negocio familiar
de la quiebra. Para ello, incluso llegó a viajar Inglaterra, donde
conoció a Sir W. Scott, T. Moore, T. Campbell y John Murray, entre
otros. A su vuelta, animado por Scott, escribió El libro de los bocetos,
una serie de ensayos y cuentos escritos bajo el seudónimo de "Geoffrey
Crayon, Gent" y publicado en Estados Unidos en 1819-20 en varios
volúmenes y en formato de libro en Inglaterra en 1820. Este libro, que
contiene retratos de la vida inglesa ("The Christmas Dinner",
"Westminster Abbey", etc.), ensayos sobre tópicos americanos y
adaptaciones americanas de cuentos populares alemanes (incluyendo "Rip
Van Wilke" y "The Legend of Sleepy Hollow"), hizo de él un hombre
célebre en ambos continentes. A esto siguieron otros trabajos populares,
entre ellos Bracebridge Hall (1822).
Algunos de sus trabajos siguientes fueron inspirados por
su período como diplomático en España (1826-9), entre ellos, una
biografía de Colón (1828) y las Leyendas de la Alhambra (1832),
obra a la que añadió algunos capítulos en 1857. Irving escribió estas
leyendas inspirándose en cuentos y leyendas populares. Como estudioso de
la historia y el folklore, el escritor norteamericano se quedó
impresionado de la riqueza de historias antiguas que había en España, y
elaboró sus famosos cuentos con el material que recogió. Después se unió
al mundo literario de Londres como secretario de la legación de Estados
Unidos (1829-32), y volvió a América en 1832, donde tuvo una bienvenida
entusiasta por ser el primer autor americano que había conseguido fama
mundial.
Entre sus últimas obras se encuentran The Crayon Miscellany (1835), Astoria
(1836), donde cuenta el desarrollo del comercio de pieles de John Jacob
Astor, y varias biografías, como la de Oliver Goldsmith, que apareció
en 1849, la de George Washington (1855-59) y la de Mahoma (1850).
Póstumamente aparecieron sus obras completas, Works, en 21 volúmenes, así como unos borradores agrupados como Spanish Papers.
Irving
fue uno de los primeros prosistas de las Letras norteamericanas.
Estudioso sin ser erudito, más que a la calidad de su obra, debe su fama
al carácter de ésta. Gran parte de esa fama no le vino por lo que hizo,
sino por ser el primero en hacerlo. Los primeros cuentos cortos, algo
tan característico de la literatura norteamericana, los escribió él.
También fue el primero que hizo del humor, de la sátira burlesca, un
arma literaria. Irving se recreaba en el detalle, disfrutaba con las
descripciones y siempre de una manera sencilla, sin el menor
rebuscamiento.
Perfecto romántico por su amor a la
historia pasada que, como ciudadano de un país recién creado, debe
buscar en Europa, y muy atraído por lo exótico y pintoresco, encontró en
España una fuente de inspiración inagotable, y aunque sus escritos
sobre España carecen de rigor científico, no carecen de encanto.