José Martínez. Decano de los libreros murcianos
«Casi tan bonito como leerlos es disfrutar de su tacto y de su aroma. Y eso no lo tienen las tabletas electrónicas». Así de contundente se muestra José Martínez, quien ya ha cumplido seis décadas al frente de una de las históricas librerías murcianas, cuando se le pregunta por el futuro del sector. Futuro que, por desgracia, ve tan negro como las galeradas de los libros que se amontonan, tal que precioso tesoro, en el pequeño negocio que comparte con su hija Maite.
-Buenos días, don Ramón.
-(Ríe). Será don José. Aunque muchos me llamen Ramón por el nombre de la librería.
-¿Pues quién era entonces Ramón Jiménez?
-El anterior propietario. Yo entré de dependiente en 1954. Más tarde, porque él no tenía hijos, heredé la tienda.
-Vamos, ayer.
-(Ríe). Ayer, sí. Más de 60 años detrás del mostrador.
-¿Han cambiado los gustos en este tiempo?
-Lo que ha cambiado es la venta, que se ha reducido una barbaridad. En Murcia apenas quedan librerías. Y menos que quedarán porque las descargas ilegales de libros acabarán con nosotros.
-Y eso parece imparable...
-Hasta los libros de texto para colegios, que en septiembre son una venta principal, ya se venden en los centros. Es una especie de competencia desleal.
-¿Es una costumbre extendida en todos los colegios?
-No. Los centros públicos no pueden hacerlo. Pero sí que la observan casi todos los concertados y también las cooperativas.
-Sería muy triste perder la posibilidad de acercarse a la lectura en cualquier esquina.
-Por supuesto. Sin embargo, la cultura a pie de calle desaparecerá con la última librería.
-¿Somos los murcianos grandes lectores?
-No se lee mucho. Frente a eso, tengo clientes que dan cuenta de dos o tres novelas a la semana. Uno, en especial, devoraba una al día.
-A esos los llevaría en la palma de la mano. ¿Y qué me dice de los jóvenes? ¿Hay esperanza?
-Pues sí, mire. La gente de entre 14 y 17 años compran más papel. Esa generación, no sé por qué razón, ha salido así. Y me alegro. Hay muchos que tienen la costumbre de venir todos los sábados a por su título.
-¿Y qué géneros disfrutan?
-Percibo un repunte en las ventas de poesía, que es muy demandada por las jóvenes.
-¡Claro! Están en la edad. Quizá, a su pesar, luego acaben con obras de intriga...
-(Ríe). O de autoayuda. Cierto es que en la actualidad muchos murcianos publican también poesía. Es algo increíble la cantidad de títulos que se editan al año.
-Será porque la edición resulta hoy más asequible para muchos que escribir una gran obra.
-Sin duda. Y luego se lee lo que se lee. Lo complicado de verdad es lo segundo.
-¿Qué autores murcianos son los más demandados?
-Hay unos cuantos. Pérez Reverte, Jerónimo Tristante, la fotógrafa María Manzanera, Faustino Fernández y su libro sobre la Catedral, Paco Mengual...
- De todo un poco, sí... ¿Cuál es el precio adecuado de una novela?
-De 15 a 20 euros, más o menos. Por esa cantidad se puede adquirir un libro curioso, bien editado. También es cierto que han proliferado en los últimos años muchas editoriales.
-¿Y los temas estrella?
-La lista de más vendidos la encabezan la novela histórica y la policiaca. Pero existe una gran predilección por la narrativa, en su conjunto, y por los clásicos. Pero, vaya, que no vendemos nada...
-Quizá aún haya esperanza para el papel...
-(Sonríe). ¡Ojalá!