Presentación en el Círculo de Bellas Artes 'Yo, Dante Alighieri. En mitad del camino de la vida' (Khaf)

Roberto Alifano: "Dante fue un gran político, además de un gran poeta"

"Cuando hablo con el Santo Padre, recitamos a coro el 'Everness' de Borges"

(Lucía López Alonso).- Ayer, a las siete de la tarde se presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid Yo, Dante Alighieri. En mitad del camino de la vida, de Roberto Alifano. Una biografía novelada en la que el poeta argentino ha estado trabajando durante diez años y que ha editado con mimo la editorial Khaf, sello de Edelvives que apuesta por colecciones de libros propiamente religiosos y otros, como en este caso, a medio camino entre el género biográfico y memorialístico tan en boga hoy, la prosa poética de la espiritualidad, la ficción "para el amante de la Edad Media" y el ensayo de investigación. En mitad de todos los caminos de la vida.


Juan Pedro, director de Khaf, dio palabra inaugural nada menos que a Luis Alberto de Cuenca, poeta como Alifano, y además crítico literario, traductor, investigador de la lengua, y académico que ya ha sido director de la Biblioteca Nacional y la Real Academia de la Lengua Española. Luis Alberto mencionó a Borges, y a la íntima amistad y colaboración que le unió a Roberto. Fantaseó sobre las conversaciones que habrían dedicado los dos poetas a recitar -de memoria y en italiano, como sigue haciendo Roberto- la Divina Comedia de Dante, a la que Borges dedicó un gran libro.

Siempre valiosas, incluso para el público leído, las introducciones de un intelectual de la filología, Luis Alberto quiso recordar que Dante se encuentra dentro de su lista de los diez escritores universales: "los que alcanzaron límites no ollados antes", de Cervantes a Goethe, de Shakespeare a Flaubert. Por su parte, el autor de Yo, Dante, prefirió explicar que se toma, como escribió Stevenson, el arte con la seriedad con la que juegan los niños. Y, así, optó por hacer sonreírse al público con leyendas como la de que las cenizas del florentino que, desde la cultura medieval, abarcó las letras con el sentido de la innovación, no se encuentran en la toscana, sino en la Argentina, gracias a la intervención de los franciscanos que custodiaban sus restos. Apoyándose en la Divina Comedia -el Canto 3º del Infierno- hizo hincapié en "la cruz del Sur" que avista Ulises, proponiendo que había llegado a la Patagonia.
Más que de una estampa del Infierno, puede que la Patagonia se trate del Purgatorio, por ese panorama de montañas, ese valor purgativo de las montañas. Sin embargo, cuando Roberto contó cómo, cada vez que habla con el Papa Francisco, recitanconjuntamente el Everness de Borges, toda la asamblea coincidió en pensar en elParaíso. En la mística de la inteligencia dantiana o en la "revolución tranquila" a través de la que Francisco está tratando de reconquistar la Iglesia en su positividad, de volver a presentarla en su belleza natural.
Un Dante para Bergoglio
Alifano explicó en la presentación del libro lo que ya había confesado a Religión Digital en una entrevista: que, en lugar de ser un poeta metafísico, de los que se salen del pueblo, Dante fue un poeta-político que, por empeñarse en que toda palabra, mirada y acción se llenaran de honradez durante el conflicto de güelfos y gibelinos, terminó condenado al exilio, teniendo que reunirse con su esposa a un kilómetro de las murallas de Florencia.

Esos principios los demostró, siendo sin embargo el más creyente, en la Divina Comediaen relación con esos sacerdotes que se habían construido dioses de plata y oro: "¡Ah, Constantino! ¡Cuántos males dio origen, no tu conversión al cristianismo, sino la donación que de ti recibió el primer papa que fue rico!"
Francisco, sin embargo, se puso la cruz de madera y se fue a Santa Marta, rechazando las superfluitates del Vaticano. Como Dante, además de lo que es en esencia, es un político que no teme a las críticas y al que, como opina Alifano, vendría bien un personaje "dantesco", capaz de apoyarle intensamente en su reforma de la Curia, en la forma en que deplora los rasgos exteriores a los que se ha ido reduciendo una Iglesia que tiene que volver a ponerse en salida, sin miedo a las periferias del Infierno.
Yo, Dante Alighieri. En mitad del camino de la vida, acerca al lector actual las palabras de Dante, y su lección. No tanto la pena del Talión, la justicia poética, como la realidad de que, para alcanzar el Paraíso, a veces el hombre tiene que descender al fondo delInfierno, "como el buzo para desprender el ancla que está afianzada a un escollo". Porque también crecen flores en el fango, la religión de la belleza no tendría que separarse de la religión de la vida.
"Dios que salva el metal salva la escoria 
(···)
y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo"


(Everness, Jorge Luis Borges)