El escritor Gilbert Keith Chesterton, conocido sobre todo por su popular personaje “el padre Brown”, murió el 14 de junio de 1936, hace hoy 75 años.
Novelista, poeta, ensayista y crítico inglés, su obra de ficción lo sitúa entre los escritores más brillantes e ingeniosos de habla inglesa. Nació en Campden Hill, Londres (Inglaterra), el 29 de mayo de 1874, en el seno de una familia de clase media. Su padre, Edward Chesterton, trabajó como agente inmobiliario y en la sala de subastas Kensington.
Cuando abandonó el colegio y los amigos se dispersaron, un periodo de duda e incertidumbre en su vida, le convirtió en agnóstico y le acerco al ocultismo, realizando habituales sesiones con la ouija. Su atención se volvió hacia la literatura espiritista y teosófica. Estudió dibujo y pintura en la Escuela de Arte Slade y más tarde inició la carrera de Literatura en el London University College, pero no terminó ni una ni otra.
En 1895 dejó la Universidad y decidió dedicarse por completo al periodismo, trabajando en Londres para los editores Redway y Fisher Unwin, redactando artículos sobre arte y política y alguna columna sobre temas de espiritismo y ocultismo. Chesterton llegaría incluso a editar su propio semanario, G.Ks Weekly. Tiempo después, ya consagrado a la literatura, siguió colaborando en prensa para el Daily News y The London Ilustrated News. La colaboración con este diario duraría más de treinta años.
En 1901 se casó con Frances Blogg, una joven y bella cristiana practicante de quien se enamoró a primera vista. Ella le aportaría la estabilidad emocional que tanto necesitaba para normalizar su desorden existencial. Fue así como en 1907 conoció al padre O’Connor, un sacerdote católico que igualaba a Chesterton en inteligencia y simpatía. Poco a poco fue pasando su época agnóstica y ocultista y atraído por el catolicismo, en 1922 abandonó oficialmente el protestantismo en una ceremonia oficiada por su ya amigo el padre O´Connor, a quien tomaría como modelo para su personaje, el cura-detective Brown. El Padre Brown sería el personaje principal de una exquisita serie de cuentos policiales cuya recopilación más famosa se titula “El candor del Padre Brown”.
Chesterton
Iniciaría una serie de ensayos y publicaciones de tema católico, como la biografía de “San Francisco de Asís” que publicó en 1923 y, El hombre eterno, en 1925, que presenta la concepción cristiana de la historia. Tuvieron tanto éxito sus escritos sobre esta materia que, en 1933 y a petición de sus editores, escribió una biografía de “Santo Tomás de Aquino” que está considerada la mejor que se ha escrito nunca sobre este personaje.
G.K. Chesterton comenzó su carrera literaria en el año 1900, con la publicación de su primer libro: la colección de poemas “Greybeards at play”. Continuaría con las biografías-ensayos de Robert Browning, Chaucer, Blake, George Bernard Shaw y Charles Dickens.
Pero la fama le llegaría con la novela “El Napoleón de Notting Hill”, escrita en 1904, su primera obra de ficción, y con una de sus obras maestras, “El hombre que fue jueves”, aparecida cuatro años más tarde, ambas agudas críticas sociales. No obstante, no abandonaría la literatura religiosa: Ese mismo año, 1908, publicó otra obra, “Ortodoxia”, fervoroso elogio de la vida cristiana, y un año después “La esfera y la cruz”.
Como vemos abarcó su carrera literaria abarcó muchas y diversas materias. Fue autor de ensayos, poemas, biografías, novelas e incluso libros de viajes, destacando las novelas de tipo detectivesco protagonizadas por el Padre Brown. En estos relatos mostraba su habilidad en el manejo lingüístico, con un derroche de imaginación y comicidad, creando tramas de carácter crítico y un fuerte sentido alegórico. Los títulos de los libros con las peripecias del popular sacerdote detective son “El Candor Del Padre Brown” (1911), “La Sabiduría Del Padre Brown” (1914), “La Incredulidad Del Padre Brown” (1926), “El Secreto Del Padre Brown” (1927) y “El Escándalo Del Padre Brown” (1935).
Fue nombrado Doctor Honoris Causa por las universidades de Edimburgo, Dublín y Notre Dame, y fue hecho Caballero de la Orden de San Gregorio el Grande.
A su muerte, ocurrida el 14 de junio de 1936, en su casa de Beaconsfiel, el Papa Pío XI le concedió el título de Defensor Fidei. Nos ha dejado una obra de más de 100 títulos, entre ellos, su autobiografía.
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