(Berlín, 1830 + Munich, 1914) Novelista y dramaturgo alemán. Hijo de un lingüista, estudió en la Universidad de Berlín y se graduó en ella; pero no sintió una verdadera y sólida inclinación a la actividad científica. En 1852 marchó a Italia, de donde llevó temas e impresiones que a menudo habrían de reaparecer en su producción literaria. En 1854 le llegó a Berlín una invitación de Maximiliano de Baviera para trasladarse a Munich, señalándole un estipendio que le permitía dedicarse por entero a la literatura.
Apuesto, elegante y escritor de fácil inspiración, pero no descuidado, reunió en torno a sí a los representantes de la vida literaria de aquella ciudad, entonces uno de los centros culturales más importantes de Alemania. Entre sus amigos figuraron escritores muy superiores a él, como Fontane, Burckhardt, Keller, Storm, Geibel, Hewald, Schffel y otros. Debe la fama a su eclecticismo y a su capacidad para recoger ecos y reflejos de la literatura contemporánea, cuyos contrastes y divergencias supo atenuar.
En su arte pulido y superficial, pero no frío, y recubierto, sin pesadez ni excesiva solemnidad, con una lograda pátina formal, van a morir las últimas corrientes del clasicismo y el romanticismo alemanes. Compuso muchísimos cuentos, dramas y novelas; sin embargo, poco de ello ha perdurado, a excepción de algunas novelas cortas, por la descripción del ambiente natural y humano en el cual se desarrollan:Z'arrabbiata, situada en Italia; Hijos del mundo, que lo están en los medios culturales y artísticos de Berlín, y En el Paraíso, que describe los de Munich. También escribió un volumen de Poesías, ricas en colorido y delicados acentos.
La ductilidad y el eclecticismo favorecieron su actividad de traductor; cuanto tradujo del italiano -Leopardi, Giusti, Foscolo- es todavía hoy digno de mención. Junto con H. Kurtz publicó una selección de cuentos alemanes (Deutscher Novellenschatz, 1870-71), y más tarde otra de textos de este mismo género pertenecientes a varias literaturas extranjeras (Novellenschatz des Auslandes, 1872). Preparó, además, una colección de canciones populares italianas y españolas traducidas al alemán.
En 1910 obtuvo el primer Premio Nobel concedido a un escritor de su nacionalidad, único consuelo frente a las polémicas desatadas contra Paul Von Heyse por los seguidores del naturalismo, quienes le reprochaban duramente su estancamiento al margen de la evolución estética de los escritores y el público; en realidad, Heyse debía precisamente su fama y su fortuna a la condescendencia con el gusto de los lectores. Constituyen un documento de la época sus numerosas cartas dirigidas a algunos de sus colegas.