José Mario Hernández Gallardo es un compatriota cuya vida ha transcurrido como una especie de aventura. Nació en Amapala y desde muy temprano sus padres se trasladan a la ciudad de Choluteca en donde instalan un taller de mecánica y herrería. Obviamente, buscando nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida. Don José Hernández, su padre, era el mecánico encargado de la Empresa de Luz Eléctrica de la ciudad puerto poco antes de llegar a radicarse definitivamente en la ciudad representativa de la región sur del país. Su madre, Isidra Gallardo Cruz, completa los ingresos familiares con una pequeña pulpería, mejor decir una “Trucha”. Cursó sus estudios primarios en la Escuela de Varones Dionisio de Herrera y en el Instituto Santa María Goretti. Graduado de Bachiller en el Instituto La Salle, inició estudios de Ingeniería Mecánica en la UNAH. Alternó sus estudios con trabajos de docencia. Su trato afable, educado, simpático y sobre todo con aire extranjero; le abrían puertas en varios sitios de atención al público. Siempre se le encontraba leyendo algún libro, novela o simples pasquines de la época. Sus suspicaces ocurrencias, llenas de humor y sentido de moraleja lo mantenían siempre en la mirada de los jóvenes de mi época. Ya mostraba señales de su futura ocupación y oficio: ser escritor.
Nos compartía sus lecturas y descubrimos los escritores españoles del Siglo de Oro. Conocimos para ese tiempo a Gabriel García Márquez y a Eduardo Galeano en sus venas abiertas de América Latina. Creíamos encontrar el macondo en las tardes soleadas en los llanos de Choluteca. La pequeña biblioteca del colegio La Salle fue devorada por José Mario en esa infinita pasión por la lectura. Eso lo hacía diferente al resto de su generación. La lectura de los tomos de las crónicas de la Segunda Guerra Mundial completaba un poco el espacio intelectual de ese momento. No terminó sus estudios de Ingeniería Mecánica ni Dasonomía en Siguatepeque por culpa de Cupido. Dedicándose a trabajos administrativos para poder responder a las necesidades materiales de su recién creada familia, no sin antes haber recorrido el país entero con su mochila al hombro para captar el espíritu de lo hondureño, de sus sueños y esperanzas. Eso es lo que lo mantiene vinculado espiritualmente a nuestra patria.
Nos contaba que ese recorrido por Honduras le costó un año de viajar en moto, buses, camiones; y en pensiones y centros comunales para pasar la noche en ciudades, pueblos y aldeas. Para la década de 1970, varias de sus hermanas habían viajado como inmigrantes a Chicago. Siempre inquieto, llenando borradores de sus impresiones, meditaciones y reseñas de los libros que leía, sumado a los vaivenes de la vida cotidiana; José Mario se planteó la idea de viajar a la Ciudad del Viento, ante la insistencia de sus hermanas que habían logrado ya adquirir una relativa estabilidad económica.
Para ese año de 1980, viaja a Chicago para encontrarse con Ana Mirtha y Norma Ena, sus hermanas. Después de recibir el impacto como inmigrante ante la inmensidad de esa urbe, se prepara para dedicarse a su pasión: escribir. Se matricula en la Universidad de Northeastern, y entre trabajo de medio tiempo y becas, finaliza su Licenciatura en Literatura Latinoamericana en 1988. Da rienda suelta a su talento, tomando clases de pintura y dibujo. Presenta sus trabajos en varias exhibiciones en la ciudad de Chicago. La comunidad latina observa con mucho aprecio y admiración su breve y ascendente trayectoria en el mundo intelectual de Chicago.
Completa su maestría en Literatura Latinoamericana en esa misma universidad. Entre tanto, escribe en periódicos latinos de Chicago impresiones y reseñas de lectura sobre escritores latinoamericanos. Sus recuerdos de niñez y adolescencia están allí, esperando la primera oportunidad para ser transmitidos en una narración sencilla al público. Nunca ha roto su vínculo espiritual con lo hondureño. Su temática, escenario y estructura de su obra literaria son las vivencias en Honduras, particularmente en nuestra querida ciudad de Choluteca. Los personajes son como familiares y conocidos a los miembros de nuestra generación del 70.
La Editorial Guaymuras le publica en 2005 una colección de cuentos titulada “Había una vez en el Futuro”. El año 2007 presenta la obra “Los Yakis”: Una pasión indestructible. (Editorial Guaymuras). En esta obra literaria, una novela vivencial, somos protagonistas la mayoría de los vecinos del barrio La Libertad. Aquellos jóvenes que disfrutamos de las fiestas, del fútbol, de las potras en el campo América, campo La Libertad, y el Dragón; de los piropos a las chicas lindas de nuestro vecindario y sus alrededores. Los que escuchamos la mejor música de The Beatles, Carlos Santana, Roberto Carlos, Enrique Guzmán y el creciente movimiento rockero en español. Nos comportamos como una modalidad de jipíes, con pantalones acampanados, camisas ajustadas y emblemas de paz y amor, y pelo largo con mucha brillantina o gelatina. Porque no había en la ciudad un mejor equipo de fútbol que los Yakis, ni tampoco un grupo de jóvenes que le pusiera alegría y entusiasmo a las fiestas. Éramos una suerte de camberros de la ciudad. Y nos miramos, nos sentimos retratados, estampados, en un momento literario de nuestro tiempo en la obra. La presentación fue en la ciudad de Choluteca en diciembre de 2007, y lanzamos la casa por la ventana por el patrocinio de la “Fundación Los Yakis”. Fui el maestro de ceremonias en ese lanzamiento de la obra de José Mario Hernández Gallardo.
El recién año pasado, 2014, ha presentado en la ciudad Santiago de Chile su obra, una colección de cuentos “¡Este pueblo es igual o mejor que otro para morir!”. Igual que su obra anterior, el escenario y temática se desarrolla, en su mayoría de cuentos, con personajes de la ciudad de Choluteca. Y en todo escritor, cuyas raíces son América Latina, el tema de las vicisitudes, engaños, frustraciones y anhelos del inmigrante es un tema obligado. En la obra de Hernández Gallardo el tema del migrante está presente.
José Mario Hernández Gallardo me ha manifestado que con la colección ¡Este pueblo es igual o mejor que otro para morir!, finaliza el ciclo de sus recuerdos de adolescencia y juventud en Choluteca. Se ha enfocado, ahora, en una novela, cuyo título provisional es “La Condesa” y una nueva temática: ciencia ficción. Quizás, esas viejas lecturas de vaqueros de Marcial La Fuente y Estefanía, lo lleven por otros universos. Y en los mundos de la ficción encuentre lo mejor que nos puede trasmitir a sus lectores y amigos. Pronto haremos un conversatorio de su última colección de cuentos en la ciudad de Choluteca. ¡Salud, Hernández Gallardo!
Ismael Zepeda Ordóñez. Choluteca. Historiador. UNAH.