"Solo una pequeña tribu en Ceylán vive conforme al ideal de la revolución francesa"
Para apreciar las tesis biopolíticas de Uexküll nos parece fundamental
contraponerlas, polémicamente, con las tesis que es posible desprender del
esquema darwinista. En este sentido, buscaremos señalar algunos elementos
que delatan el influjo de la economía clásica en el modelo de naturaleza
que presenta Darwin y, luego, pasaremos a Uexküll para mostrar su negación
del “liberalismo biológico” y su afirmación de un Estado coordinador
como imperativo biológico de la especie humana.
Además de la ya célebre influencia de Malthus en Darwin, en el sentido
de justificar la existencia de la lucha por la vida con una ecuación (el aumento
geométrico de la población viviente por contraposición al crecimiento
aritmético de los recursos naturales).
Darwin y la economía de la naturaleza
Además de la ya célebre influencia de Malthus en Darwin, en el sentido de justificar la existencia de la lucha por la vida con una ecuación (el aumento geométrico de la población viviente por contraposición al crecimiento aritmético de los recursos naturales). Más allá de este dato, que es fundamental y que ha sido largamente estudiado; nos interesa mostrar isomorfismos entre el modelo teórico de Adam Smith y la economía de la naturaleza darwiniana.
A. Autoinstitución de la sociedad y de la naturaleza. En la representación que Smith formula de la sociedad civil, el mercado no es sólo un concepto económico sino que se presenta como la verdad natural del devenir social,es decir, aparece como el “medio y la finalidad de su desarrollo”. En ello consiste su ruptura con las teorías contractualistas de la institución de lo social, pues la sociedad civil está autoinstituida y no depende de una construcción política soberana (una intervención trascendente). El mercado, como lugar de intercambio y competencia, construye lo social siguiendo sus propias leyes inmanentes; en este punto, para Smith, la regulación inmanente del orden económico-social sería análoga a la legalidad del mundo físico. Darwin,por su parte, formula su representación de la naturaleza en oposición al providencialismo de la teología natural y afirma la autoinstitución del orden de la naturaleza a partir de la lucha por la vida. En efecto, la interdependencia de los vivientes en el orden natural, y la diferenciación de especies en el proceso evolutivo, se explica por una dinámica de competencia desregulada que produce, en la lucha, un orden.
B. Autoregulación y tendencia al equilibrio. En Teoría de los sentimintos morales,de 1759, Smith, se presupone que el orden económico posee autonomía y leyes propias que autoregulan su funcionamiento. En este sentido, es célebre la postulación de una ley de oferta y demanda que, por la propia lógica de la competencia, daría lugar a una natural tendencia al equilibrio de los precios. En Darwin, la evolución por selección natural también manifiesta una dinámica autoregulada que, combinando azar y necesidad, tiende al equilibrio. En efecto, la lucha por la vida – por su propia lógica – redunda en una situación de equilibrio y la interdependencia de los vivientes en la economía de la naturaleza queda así asegurada. De modo que, el entrecruzamiento necesario que produce la competencia vital dispone, para cada período, la distribución de vivientes y recursos, estructurando así el equilibrio inmanente del orden natural.
C. El intercambio explica la división del trabajo, la competencia vital explica la pluralización de las especies. En Adam Smith, la dinámica del mercado a través del intercambio y la competencia no sólo instituye lo social, sino que explica y produce la división del trabajo – y no a la inversa. En Darwin, es la lucha por la vida – y no algún acto divino de distribución de tareas biológicas – la que provoca evolutivamente una división del trabajo entre los vivientes y habilita la posibilidad de que el mayor nú- mero de vivientes “puedan ocupar un puesto en la economía de la naturaleza”. Así como en Smith el intercambio precede a la división del trabajo , en Darwin, la competencia vital y la flexibilidad adaptativa preceden y explican la diversificación de las especies vivientes.
No pretendemos con estas analogías sugerir una relación mecánica o una causalidad lineal, nos contentamos simplemente con señalar algunos de los presupuestos ontológicos comunes que manifiestan el modelo de la sociedad liberal de mercado y el modelo de la economía de la naturaleza darwinista.
A continuación, buscaremos presentar un contrapunto polémico de estas tesis con la posición de Uexküll. Creemos que entre ambas posiciones se abre un debate teórico interesante para los estudios biopolíticos.
Uexküll y el estado humano
La importancia que otorga Uexküll al tema político, se pone ya de manifiesto
al advertir que en su breve opúsculo de divulgación Biologische Briefe
an eine Dame (Cartas biológicas a una dama), de 1920, hay un capítulo intitulado
“Estado”. En franco combate contra el darwinismo clásico, al que percibe
como una suerte de liberalismo biológico, Uexküll formula en dicho
capítulo una serie de tesis que se oponen punto por punto a la oeconomia
naturae del darwinismo. Toda su teoría biológico-política, sin embargo,
pende de su concepto de Umwelt, es decir, luego de comprender las conexiones
que atan a un viviente con su mundo, es posible proseguir dilucidando
cómo dichos hilos inmateriales lo enlazan con otros vivientes y con
Filosofia e História da Biologia, otros mundos, llegando progresivamente a reconstruir la naturaleza como
un gran sistema de conexiones. Como veremos, el Estado de la especie
humana, habrá de tener que garantizar un sistema de conexiones que permitan
realizar una sociedad integrada. Veamos entonces las 5 tesis biológico-políticas
de Uexküll:
Tesis 1. El Estado humano es una “comunidad de trabajo”; debe
coordinar las actividades sociales en una estructura funcional y garantizar,
así, las condiciones materiales de la existencia colectiva. Contra el liberalismo
biológico, dice Uexküll:
Pero el Estado, que debe crear las condiciones físicas de la existencia, habitación,
vestido, alimento, no puede ser una simple sinfonía de libres sonidos;
ha de formar una verdadera estructura, que conste de muy diferentes
celdillas, adaptadas unas a otras y obedientes todas a una regla común de
funcionamiento. El Estado está regido por las mismas leyes biológicotécnicas
que nuestro organismo corpóreo. La política económica del Estado, entonces, se debe orientar a garantizar
las condiciones materiales de la existencia colectiva. Para ello es menester
una estructura que armonice las funciones. En este sentido, Uexküll
propone comprender la cadena de producción y distribución como un
ensamblaje rítmico entre los distintos mundos profesionales en que anidan
los humanos. Así, la actividad políticoeconómica
deberá ir encadenando con la mayor precisión las acciones de
un mundo profesional con el siguiente, desde la extracción de materia prima,
reelaboración, producción, circulación... así como de las fases específicas
de cada uno de esos procesos laborales (que implican, en lo fundamental,
a los trabajadores y a sus mundos).
Tesis 2. El Estado y la vida humana en común no se fundan en exigencias
morales, la estructura funcional de la especie no se funda ni en
buenas intenciones ni en derechos naturales. Se funda, por el contrario, en leyes biológico-técnicas adecuadas, es
decir, leyes capaces de establecer lazos duraderos entre las diversas esferas
profesionales del mundo del trabajo. El estado no hace más que realizar las
leyes de relación que organizan las partes en el todo, traduce a escala
humana la tendencia biológica hacia la integración y la complementariedad.
La sociedad no se funda en principios morales, su legalidad es técnica y
biológica, no moral (ibid., pp. 111-112, 119). En este sentido, tras señalar
con humor que solo una pequeña tribu en Ceylán vive conforme al ideal de
la revolución francesa, Uexküll señala:
Todos los demás pueblos, que viven en condiciones menos favorecidas por
la naturaleza, están obligados a proporcionarse vestido, habitación y alimento,
merced al trabajo común, antes de dedicarse al cumplimiento de las
exigencias morales. Para satisfacer las necesidades de la existencia física
forman una comunidad de trabajo que llamamos Estado.
Tesis 3. La vida social no viene dada natural y espontáneamente por la
dinámica desrregulada del intercambio y la competencia “sin plan”. Si hay algo natural para Uexküll es entablar relaciones
regulares e integrarse en totalidades más vastas conforme a un plan (o,
políticamente interpretado, “conforme a un proyecto”). En este sentido,
como se decía antes, el Estado “no puede ser una sinfonía de libres sonidos”.
Para Uexküll este error anida en disolver lo político en lo social. ¿Cómo se justifica la distinción entre Estado y sociedad?
Fácil, el hombre es el único animal que forma parte de más de un mundo
asociado, al menos dos: el mundo familiar y privado (donde rigen las exigencias
morales y la libertad individual), y el mundo del trabajo, es decir, la
participación en el Estado. Confundir ambos mundos,
desrrealiza la política.
Tesis 4. El Estado debe realizar las leyes de la vida, éstas no son relaciones
meramente mecánicas de causa/efecto sino que son siempre leyes
que enlazan relaciones parte/todo. En Uexküll
aparecen tres niveles de ensamble, tres leyes relación entre las partes y el
todo:
A) Leyes técnicas para la coordinación
funcional entre los diversos mundos profesionales-laborales que componen
la sociedad;
B) Leyes biológico-técnicas para garantizar
la co-funcionalidad armónica hacia adentro de cada mundo profesional. Es decir, garantizar la relación complementaria entre el
trabajador y sus signos, herramientas, maquinas, etc. En este punto, Uexküll
puntualiza que el trabajador dentro de su mundo profesional no puede
ni estar desbordado de trabajo ni realizar una monótona y alienante; la
relación laboral no debe pecar ni por exceso ni por defecto;
C) Leyes meramente biológicas, que refieren a la invención de nuevas tecnologías
y herramientas, es decir, a la invención de nuevas relaciones con la
naturaleza. Uexküll compara la invención de nuevas
herramientas con la aparición de nuevos genes.
El estado debe armonizar la introducción de estas novedades con miras a mantener la estructura funcional
de la sociedad y la coordinación que debe regir el orden económico.
Vale aclarar que estas leyes de relación que debe realizar el Estado no
son producto natural ni devienen de un instinto propio a la asociación
humana, dichas leyes son producto de la experiencia humana, de la experiencia
política de la comunidad. Más allá de la función económica del Estado, se destaca una
instancia propiamente política, una instancia de conducción y de ensamblaje
estratégico que permita sostener en el tiempo la organización social. Para Uexküll, sin dicha instancia de
conducción sería imposible regular estratégicamente las relaciones del
mundo económico, sería dificultoso armonizar la introducción de nuevas
tecnologías (es decir, consolidar nuevas relaciones con la naturaleza) y sería
imposible garantizar la integración social .
Extracto del trabajo publicado por Juan Manuel Heredia, Instituto de Investigación Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. Estudiante
de doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, becario
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET). Correspondencia a: Zapiola
2966 PB (1429), CABA, Argentina.
E-mail: herediajuanmanuel@gmail.com
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