Biografía de Gabriel García Moreno

Gabriel García Moreno

(Guayaquil, 24 de diciembre de 1821 - Quito, 6 de agosto de 1875) fue un estadista, abogado, político, periodista y escritor ecuatoriano. Se doctoró en jurisprudencia por la Universidad de Quito. Participó en el movimiento revolucionario que logró la deposición del presidente Flores y el triunfo de la administración Roca en 1846. Cinco años más tarde comenzó su primer período de exilio, cuando Flores ganó de nuevo la presidencia. Fue presidente de Ecuador en los períodos 1861-1865 y 1869-1875. Durante su mandato prosperaron las grandes obras públicas y se reformó la enseñanza, pero impuso un régimen autocrático, suprimió la libertad de prensa e instituyó tribunales eclesiásticos. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una Constitución cuyo conservadurismo le valió ser llamada «carta de la esclavitud», y por la virulenta persecución de los liberales. Fue asesinado durante una campaña desencadenada contra él tras su reelección en 1875.



Octavo hijo del matrimonio formado por Mercedes Moreno, guayaquileña, y Gabriel García Gómez, español, García Moreno se crió en el seno de una familia tradicional emparentada con lo más selecto de la sociedad local. Recibió la primera enseñanza en su hogar, de la mano de un fraile mercedario de apellido Betancourt.
Cuando tenía 15 años, en septiembre de 1836, su familia decidió enviarlo al Convictorio de San Fernando en Quito, que había sido secularizado recientemente por el presidente Vicente Rocafuerte y rebautizado con el nombre de Colegio Nacional de la Universidad. Impartía clases de latín en los cursos inferiores, por lo que se le concedió una beca estatal, ayuda que fue bien recibida, pues en ese momento su situación económica era un tanto precaria.
En 1838 se manifestó su precoz inclinación religiosa: durante la estancia en Quito del obispo de Guayaquil (28 de octubre), recibió las órdenes menores; llevaba la tonsura y el cuello de sacerdote, aunque no vestía sotana. Sin embargo, ese mismo año abandonó su incipiente vocación eclesiástica y se dedicó por entero a los estudios para comenzar, en 1840, la carrera de Derecho.
Gabriel García Moreno contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera por poder, el 4 de agosto de 1846, a los 25 años, con Rosa Ascásubi Matheu, miembro de una encumbrada familia de terratenientes quiteños; ella murió el 18 de octubre de 1856. Sus opositores políticos sospecharon que el propio García Moreno había matado a su esposa suministrándole una sobredosis de láudano, pero la veracidad de tal supuesto nunca se comprobó. A los seis meses de enviudar, se casó con Mariana Alcázar, su sobrina política predilecta. Ambos matrimonios, por sus peculiares características, suscitaron habladurías en la monacal ciudad de Quito, aunque, pese a todo, su vida familiar nunca influyó de forma directa en su trayectoria política ni en su gestión pública.
La pluralidad de facetas que ofrece García Moreno a lo largo de su vida se pone de manifiesto ya en esos años: doctor en Derecho desde 1844, entusiasta de la química y las matemáticas, escritor prolífico, periodista en ciernes y político en la oposición, demostraría además por entonces entusiasmo por el andinismo y la vulcanología. El interés y formación en las ciencias exactas los profundizó años después con sus dos viajes a Europa, en 1846 y 1855, particularmente durante este último, cuando vivió cerca de año y medio en París.
En 1845, una vez consolidada la Revolución Marcista, comenzó la participación directa de García Moreno en la vida política nacional. Su primer nombramiento fue el de comisario de guerra en la jurisdicción del Norte, y luego de regidor del Cabildo de Quito, en octubre de 1846. En noviembre de 1847, el presidente Roca le nombró gobernador de Guayaquil ante la necesidad de un hombre con determinación y autoridad suficientes para imponer el orden frente a los crecientes ataques antifloreanistas. Entre 1849 y 1859, en cambio, se dedicó a atacar a José María Urbina, que controló durante esos años directa o indirectamente la vida nacional. Fue éste su período de exilios y, con ellos, de consolidación de su personalidad.
Gabriel García Moreno ocupó la presidencia constitucional del país en dos ocasiones: la primera entre 1861 y 1865, y la segunda entre 1869 y 1875. Durante su gestión se propuso, mediante la represión y la formación religiosa, restablecer la moral cristiana, sin la cual el orden no podía llegar a la República. Abanderado de un programa modernizador, aprobó la Ley Orgánica de la Instrucción Pública, impulsó la fundación de institutos de educación y del Observatorio Meteorológico, creó la Academia Nacional Científica y Literaria, reorganizó la universidad y fomentó la educación femenina, claramente descuidada hasta entonces.
También tomó medidas encaminadas a la reforma del sistema fiscal y financiero para regular la administración pública. Inició, además, la construcción de una serie de obras públicas, particularmente la apertura de la red vial, el trazado de una red ferroviaria entre Quito y Guayaquil, la implantación de un hilo telegráfico y otros grandes proyectos de infraestructura.
En agosto de 1875, casi al final de su período presidencial, convocó a elecciones, tal y como estipulaba la Constitución. García Moreno volvió a ganar la presidencia y debía asumir el poder por tercera vez el 30 de agosto. Sin embargo, cayó asesinado por un grupo de jóvenes liberales el 6 de agosto de 1875, frente al palacio presidencial, protagonizando una de las escenas más sangrientas y recordadas en la historia política ecuatoriana.
Mantuvo activa vida periodística. En 1846 publica “El Zurriago”, que iba en contra del gobierno conservador del ese entonces Presidente Vicente Ramón Roca, este periódico de crudísimo lenguaje, también se burlaba en verso de su antiguo maestro, el doctor Angulo, a quien califica de fanático.
Publicaciones como: “Las profecías de Racán”, “El Diablo”, “El Vengador”, “La Unión Nacional”, “La Nación”. Nos revelan el carácter de García Moreno y también el signo de los tiempos.
En cuatro años aparecieron sólo “El Iris”, “La Patria”, “La Opinión Nacional”. El 8 de enero de 1853 se funda “El Manabita” periódico oficial bajo el tema Libertad, Paz; Orden y Progreso por el Gobernador de Manabí don Antonio de Subyaga y Avilés. El 4 de abril de 1953 don Calixto Quijije Lucas fundó en Montecristi “El Montecristense” como órgano del partido Atahualpa, del cual era su dirigente.
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POESÍA DE GABRIEL GARCIA MORENO
El estudio de los personajes históricos depara muchas sorpresas. Gabriel García Moreno es poco conocido como poeta para los no estudiosos de la literatura, a pesar de que en el manejo de la lira fue un estilista que lanzaba los más hirientes dardos de su talento contra quienes no compartían sus ideas: Montalvo, Flores y Urbina, sus más zaheridos contricantes, Montalvo fue bautizado de "Cosmopollino" en divertida alusión a su obra "El Cosmopolita"; Flores y Urbina llevaron peores partes. Al primero dijo: "Vil tirano del crimen nacido" y al segundo: "Monstruo que hasta el patíbulo infamara".
DONDE GARCIA MORENO INICIA SU VOCACION POETICA
El futuro presidente tenía su corazoncito romántico cuando frisaba los 18 años. Era apuesto y gallardo como joven tropical. Algo pulido, delgado y con ligero esbozo de bigote, era no mal bocado para las chicas del Quito colonial todavía en 1841, época en que frecuentaba los salones capitalinos debido a la protección que le dispensaba el obispo, a quien había sido recomendado. Este nexo le sirvió al joven estudiante del Real Convictorio de San Fernando para cobijarse en la generosidad de Monseñor Arteta y Calisto, que informado que deseaba tomar los hábitos en una orden religiosa cualquiera, lo apoyó incondicionalmente, exigiéndole eso sí, que terminara los cursos regulares del Bachillerato y después... "Ya veremos, la vocación no era cosa de prometer como manda cualquiera, porque había que sentirla de veras para no engañarse a sí mismo y tomar el camino equivocado, del que habrá que retroceder después con muchas penas; así es que, jovencito García Moreno, siga con la Gramática, Retórica y Matemáticas Generales en las que está muy bien y luego si Dios quiere. El dirá. No olvidemos que esta sede ha sido ocupada por guayaquileños de nacimiento o familia. Yo soy hijo de un caballero de allá, quizá usted...”
EL SALON DE RECIBO DE LA PRIMERA DAMA
Y como del dicho al hecho hay poco trecho, nuestro futuro poeta siguió estudiando y visitando, siendo recibido cariñosamente porque los afuereños son siempre bien atendidos en cualquier lugar, quizá por la novedad. Un día concurrió a la casa de la primera dama de la nación Mercedes Jijón de Flores, alternó con jovencitas muy hermosas y puso especial atención en una que es:
inocente y bella
como una flor. ...
Juanita Jijón y Vivanco se llamaba la hermosa "serafín de amor" y parece que no fue indolente a los requiebros garcianos por las atenciones que éste recibió: risitas, zalemas, lánguidas miradas y en suma mil y una coqueterías entre las que podríamos pensar que hubo uno que otro inocente beso.
Y el joven estudiante porteño halagado por tan fácil conquista, la primera que realizaba en su vida, corrió a contarlo en el Real Convictorio a sus compañeros de aulas, donde esperaba recibir palmas por tan grande hazaña y efectivamente que lo era, porque para un simple muchacho que estudiaba becado, sin riquezas y en medio extraño, recibir un beso de la cuñada del Presidente de la República era cosa grande.
Pero nuestro héroe ignoraba que entre sus compañeros había uno medio hablador, Martín de Icaza Paredes, que voló a Palacio a contarlo todo.
EL PESO DE FLORES CASI LO ANIQUILA
Ah, jovencito pretencioso, con que le ha robado un beso a Juanita. La muy boba. Dar besos a pobretes. Pero ya verá el atrevido, déjenlo que regrese para que se tope conmigo. El irritado Flores tramó su venganza y esperó que Gabriel García Moreno volviera a visitar su casa, para espantarlo a patadas y así efectivamente ocurrió, para desgracia de nuestro paisano, que tuvo que salir a escape, mohíno y cabizbajo.
Además, el ofendido Flores solicitó al Convictorio el retiro de la matrícula de estudiante de García Moreno y a no ser por la pronta intervención del doctor Benigno Malo, Ministro del Interior, que se prestó a intermediario para componer la diferencia y aplacar los caldeados ánimos presidenciales, duro castigo hubiera recibido el avergonzado García Moreno. Oh tiempo engañoso, Oh ¿quién te cambió?
Entonces y como primera providencia, se encerró en un altillo al que nadie podía llegar porque la escalera de mano fue retirada y subida por él mismo. Allí permaneció cuarenta días estudiando hasta por las noches, a veces metiendo los pies en una lavacara de agua para no dormirse y con el cuero cabelludo rapado, sin un solo pelo en señal de rebeldía. Hecho un hippie al revés, para impedir que las tentaciones del mundo exterior le animaran a salir.
De esta época es la siguiente letrilla, famosa por su belleza, que Manuel María Pólit Lazo, Arzobispo de Quito, autor de las obras completas de García Moreno, hizo constar como puesta en el abanico de Juanita Jijón.
LETRILLA (FRAGMENTOS)
Mientras sin amores
mi pecho existió
feliz y contento
el mundo me vio
Hoy desventurado
gime de dolor, .
que ha querido el cielo
que muera de amor.
Mi rápida dicha
se desvaneció
como leve niebla
que disipa el sol,
Si ya no me quiere
la que me adoró
decidme; ¿no es justo
que muera de amor?
OPOSITOR DE PRIMERA LINEA CONTRA EL REGIMEN
A los pocos meses de este desgraciado incidente se inscribió como miembro de la sociedad Filantrópica Literaria, sitio de reunión de los más ardorosos conspiradores contra la tiranía floreana entronizada con la República y ensoberbecida con los dictados de la Constitución vigente en 1843, llamada y con sobrada razón: "Carta de Esclavitud".
Allí leyó a los presentes numerosos capítulos de "La Linterna Mágica" que editaba Pedro Moncayo y donde escribía García Moreno de vez en cuando.
En 1844 logró el título doctoral en Jurisprudencia y adquirió la tan ansiada independencia porque ya nada podía temer de Flores. Los tiempos en que se le podía expulsar habían pasado y la hora de la venganza comenzaba a vislumbrarse. 
Pedro Moncayo refiere con fruición que habiendo manifestado a los asistentes a una velada literaria en la Sociedad Filantrópica que "sólo el puñal salvaría a la República", recibió de inmediato la oferta garciana de ayuda y ambos se apostaran en la obscuridad de una esquina de la Plaza de San Francisco, cerca de la casa donde vivía una conocida del Presidente a la que éste visitaba todas las semanas, dispuestos a asesinarlo, sin conseguirlo porque esa noche Flores y su edecán Espinosa y a las once salió Espinosa, no así el General que durmió fuera de palacio porque andaba de picos pardos. No pudiendo herirlo, García Moreno le dedica una poesía:
Cruel tirano del crimen nacido
esclaviza a la Patria adorada;
quien lo sufre es un vil fementido,
quien lo sigue, traidor se degrada.
Al principio Flores no hizo caso, estaba por encima de cualquier periódico como "La Linterna mágica" y de abogados jóvenes; no tiene tiempo para casos de ínfima cuantía, pero como le siguieron los ataques, ordenó la prisión del grupo y allí cayó García Moreno, Rafael García, Antonio Manrique, Manuel Alvarez y Rafael Pólit entre otros. Se les trasladó a la Provincia Flores (entiéndase Loja, que ha cambiado su nombre epónimo por el apellido del Presidente) pero la pena no llegó a cumplirse con García Moreno porque el General Vicente Aguirre Mendoza depositó en su favor 2.000 pesos de fianza, consiguiendo su traslado al valle de los Chillos, donde estuvo en una de sus haciendas hasta que triunfó la revolución del 6 de Marzo en Guayaquil y el dictador salió del país con rumbo al exterior.
EL POLITICO Y SU POESIA BURLONA
La producción poética posterior fue casi siempre un arma política. En 1845 y con motivo de la Convención Nacional insultó a los diputados que votaron por Roca para Presidente de la República, posponiendo al excelso poeta José Joaquín de Olmedo. En otras ocasiones utilizó la sátira y para ejemplo va el dedicado a una dama que no quiso corresponder sus amores.
A AURELIA (EPIGRAMA)
Si en sátira maligna revelara
los misterios, Aurelia, de tu vida;
si yo dijera que tu linda cara
solo es una pintura deslucida
si en tu alquilado pelo no alcanzara
a contar tus adonis, mi querida,
me odiarías con razón, como a enemigo
mas, ¿porqué odiarme, cuando nada digo?
A los abogados quiteños en 1846 endilgó otro poema, imitativo de la canción del pirata, con música del maestro Elías Espinosa y letra del insigne poeta español Espronceda, que tanto daba que hablar en esos tiempos.
EL ABOGADO PIRATA
(FRAGMENTO)
Con diez códigos por banda
pluma en mano, a toda vela,
no surca el mar, sino vuela
un letrado parlanchín.
Doctor-pirata llamado
por tanto pleito "el temido",
en mi tierra conocido
del uno al otro confín.
Derrama leve arenilla
y al silbar, súbito el viento
con trémulo movimiento
desata un talego azul.
Y después de muchas veces
cuenta alegre su dinero
así canta placentero
sentándose en un baúl....
Así era García Moreno al natural, a veces festivo y caprichoso, insultador con sus enemigos y furibundo en el desquite.
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