Biografía de Ada Negri

Ada Negri

(Lodi, 3 de febrero de 1870 + Milán, 11 de enero de 1945) Poetisa italiana. De pobrísima familia (su padre, Giuseppe, era bracero y su madre, Vittoria Cornalba, tejedora), pasó los primeros años de la infancia en una portería con la abuela, y habiendo conseguido el título de maestra marchó a enseñar a una escuela elemental de Motta Visconti, cerca de Pavía.

Publicó los primeros versos en la Illustrazione popolare, dirigida por Raffaello Barbiera; reunidos en un volumen (Fatalità, 1892), obtuvieron un éxito ruidoso, más que por razones de arte, porque expresaban con cálido y apremiante lenguaje y fácil rima las luchas del primer socialismo italiano y los ideales de redención social del pueblo.

Siguieron a esta obra otros versos (Tempeste, 1895) que, confirmándole el éxito popular, le valieron el título de "virgen roja". Se estableció en Milán con su madre, y habiéndose casado con un industrial de Biella, tuvo de él una hija que la inspiró los versos de Maternità (1904). Separada del marido, se trasladó a Suiza, donde residió hasta la entrada de Italia en la primera Guerra Mundial. Se instaló de nuevo en Milán, únicamente preocupada por su carrera literaria.

Su sonada irrupción en el panorama poético de su patria vino de la mano de Fatalità (Fatalidad, 1892), un valiente poemario en el que la presencia de formas estróficas tradicionales no ocultaba una poderosa carga revolucionaria, de clara inspiración humanitaria, que venía a clamar contra la pobreza y la opresión. Se trata de una poesía que, en su época, fue catalogada como socialista y feminista, dentro de una clara línea de rebeldía juvenil que Ada Negri prolongó en su siguiente entrega poética, titulada Tempeste (Tempestades, 1894), donde la condena de las injusticias sociales sigue ocupando el principal eje temático de todas las composiciones, al tiempo que se mantiene la frescura y agresividad de ese tono poético que causara tan hondo revuelo tras la publicación de la primera obra de la autora de Lodi.

Sin embargo, en los primeros años del siglo XX el espíritu violento de Ada Negri se atenuó considerablemente, dando paso a la expresión de unos sentimientos más íntimos en los que prevalece un tenue lamento ante el doloroso abandono al que se ve sometido el ser humano desde su llegada al mundo. Esta nueva línea temática se hace patente en los poemarios titulados Maternità (Maternidad, 1904), Dal profondo (Desde lo profundo, 1910) y Esilio (Exilio, 1914).

Posteriormente, el quehacer poético de Ada Negri entró en una fase de deslumbramiento ante el estilo impuesto por Gabriele D'Annunzio, cuya exquisita y refinada sensibilidad fue asimilada por la poetisa de Lodi para componer unos poemas íntimos que, de tan apegados a su propia peripecia vital, configuran poemarios cercanos al género diarístico. Así ocurre, v. gr., en Il libro di Mara (El libro de Mara, 1919), Finestre alte (Ventanas altas, 1923) e I canti dell'isola (Los cantos de la isla, 1924). Pero el rápido agotamiento de ese refinamiento dannunziano dio paso en la creación de Ada Negri a un nuevo recogimiento interior que, desde un enfoque estético mucho más sencillo y depurado, le sirvió para expresar su concepción cristiana de la vida. Ello se aprecia claramente en sus últimos volúmenes de poesía, entre los que resulta obligado recordar Vespertina (1930) e Il dono (El don, 1936).


En su faceta de prosista, Ada Negri cultivó también un estilo marcado por el lamento y la desolación, ahora causados por la evocación de una infancia triste y miserable, la descripción de espacios interiores donde se hace patente dicha pobreza, y, por encima de todo -al igual que ocurre en buena parte de sus versos-, la sombra de la soledad radical que se cierne sobre el ser humano. Entre estas obras en prosa, conviene recordar los títulos de Le solitarie (Las solitarias, 1917), Stella mattutina (Estrella matutina, 1921) y Sorelle (Hermanas, 1929).

En 1931 recibe el "Premio Mussolini" por su carrera profesional. En 1940 su admisión a la Academia italiana consagró oficialmente su talento de escritora. 


Senza Nome (Sin Nombre), Fatalità 1892 
 
No tengo nombre - soy la tosca hija

de la húmeda alquería;

gente triste y dañada es mi familia

pero una llama indómita en mi se cobija



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 Mia giovinezza - Non t'ho perduta 
Mi juventud - No te he perdido
No te he perdido. Has permanecido en el fondo
del ser. Eres tú, mas otra eres:
sin fronda ni flor, sin la luminosa
risa que tenías en ese tiempo que no vuelve,
sin ese canto. Otra eres, más bella.
Amas y no piensas en ser amada: por cada
flor que brota o fruto que madura
o párvulo que nace, al Dios de los campos
y de las estirpes das gracias de corazón.
Año tras año, dentro de ti, cambiaste
rostro y sustancia. Cada dolor más firme
te hizo: a cada huella del paso de los días,
una linfa tuya, oculta y verde, opusiste como remedio.
Ahora miras a la Luz que no engaña: en su espejo
miras la duradera vida. Y has permanecido
como una edad que no tiene nombre: humana
entre las humanas miserias y, a pesar de todo, viva
sólo por Dios y sólo en Él feliz.
Oh juventud sin tiempo, oh esperanza
siempre renovada, yo te encomiendo
a los que vendrán, para que en la tierra
siga floreciendo la primavera y en el cielo
nazcan las estrellas cuando se haya apagado el sol. 


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