Jonathan Swift.- Los viajes de Gulliver

Jonathan Swift.- Los viajes de Gulliver

Esta es una novela muy difícil de leer y por supuesto de reseñar. Hablo por mí, ciertamente. Que ninguna mente preclara se dé por aludida.

Lo primero y más importante decir que, si alguien piensa que es una historia infantil o juvenil, que se olvide.

Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift es un extraño caso casi tan complicado de explicar como de reseñar. Es uno de los libros más veces adaptado al cine y la televisión, junto a Cuento de Navidad de Charles Dickens.  Y curiosamente siempre se le ha dado un enfoque infantil o a lo sumo de juvenil. De hecho su presencia es casi obligada en cualquier colección de literatura juvenil que se precie. ¿Y qué tiene esto de extraño?, preguntaréis. Pues que Los Viajes de Gulliver es justamente lo contrario de una obra dirigida al público más joven. Y es que estamos ante una de las críticas más feroces, descarnadas y pesimistas de la sociedad y del género humano de la historia de la literatura.

Debido a sus pasajes fantásticos, el libro ha sufrido (y sufre) constantes reediciones convenientemente modificadas y mutiladas, para pasar por un cuento infantil. Por lo general se limitan al primer viaje de Gulliver, el que le lleva a Liliput, el más conocido, o todo lo más se incluye también el segundo viaje, a Brobdingnag, habitado por gigantes, olvidándose los otros viajes (entre los cuales, por cierto, Gulliver regresaba a su hogar llevando curiosos souvenirs, como un minúsculo rebaño de Liliput o un aguijón gigante de avispa de Brobdingnag). Esto es comprensible ya que en los dos primeros viajes la acción es más trepidante, las aventuras se suceden unas a otras, y la vida de Gulliver está en constante peligro. Frente al carácter narrativo de estos viajes a continuación se desarrollan dos viajes más dados a lo discursivo y las largas reflexiones. En el tercer viaje, incluso, se podría decir que Gulliver pasa a un plano completamente secundario y se convierte en un mero espectador que aporta muy poco al desarrollo de la historia. Al mismo tiempo la crítica del libro se va volviendo más agria y violenta.

Pero vayamos al libro.

Los viajes de Gulliver (en inglés Travels into Several Remote Nations of the World, in Four Parts. By Lemuel Gulliver, First a Surgeon, and then a Captain of Several Ships, o de forma abreviada Gulliver’s Travels) fue publicada en 1726.

El primer punto en el que habría que detenerse es que, al igual que Cervantes al escribir El Quijote se burla de los Libros de Caballería escribiendo, precisamente, un Libro de Caballería, Jonathan Swift escribe lo que parece un Libro de Viajes para burlarse ellos y de las muchas mentiras e invenciones que contienen y que el público, ignorante, toma por ciertas.

En el libro se nos narran los viajes de Gulliver, primero cirujano de un barco y luego capitán de varios barcos, que visita lugares remotos. Swift utilizará  a las gentes y sociedades que Gulliver encuentra para hacer una crítica de los hombres de su tiempo.

El primer y segundo viaje, como decíamos antes, son los más conocidos, los que contienen más acción, incluso humor, en el que se hace una crítica social mordaz. Por un lado tenemos a los diminutos liliputienses, de menos de 15 cmts, enfrascados en una guerra de terribles proporciones por motivos igualmente insignificantes: una guerra civil no declarada oficialmente entre los partidarios del tacón alto en los zapatos y los defensores del tacón bajo, y una guerra contra la otra isla, Blefuscu, debido al lado por el que deben romperse los huevos. Este conflicto político, que ha llegado a causar treinta mil en el conflicto armado, toma tintes religiosos y se tacha de cisma al Libro de la doctrina del gran profeta, un texto sagrado ambiguo y de difícil interpretación. Aunque es evidente la parodia religiosa, que Swift vivió bastante cerca, entre católicos y protestantes, existe también una crítica política que parodia el enfrentamiento entre liberales y conservadores. De una parte se posicionan aquellos que defienden la manera primitiva de cascar los huevos, es decir, cascarlo por el extremo más ancho, postura defendida por Blefuscu, y del otro los que introducen la novedad de cascarlo por el extremo más estrecho, seguida por Liliput. A pesar de que, en un principio, Gulliver se posicione de parte de los liberales, a los que ayuda apresando a la flota de Blefuscu, finalmente se descubren como traidores, se niega a convertir a la nación de Blefuscu en una provincia de Liliput, disgustando al Rey y a la corte. Gulliver es acusado de traición y condenado a ser cegado por los liliputienses. Con la ayuda de un buen amigo, Gulliver consigue escapar hasta Blefuscu. Y son los habitantes de Blefuscu los que acaban tratando a Gulliver con magnanimidad. Gulliver arregla un bote abandonado y consigue ser rescatado por un barco que lo lleva de vuelta a su hogar.

En su segundo viaje, Gulliver llega al país de Broddingnag, habitado por gigantes y donde, al contrario que en Liliput, él es insecto. Swift utiliza de nuevo las proporciones para hacer una crítica, solo que esta vez, en vez de una crítica social, es una crítica al ser humano y a las miserias de su cuerpo. Como ejemplo, está la descripción que hace de un gigantesco pecho, del que dice:

Debo confesar que no hay objeto que nunca me haya repugnado tanto como la contemplación de su monstruoso pecho, con el que no hallo cosa para comparar a fin de brindar al curioso lector una idea de su dimensión, forma y color. Era una protuberancia que se proyectaba casi dos metros hacia fuera, y su circunferencia tendría no menos de cinco. El pezón era como la mitad del tamaño de mi cabeza, y el tono, tanto de éste como de la mama, tan multicolor por sus lunares, granos y pecas, que nada podría parecer más nauseabundo

Ni tan siquiera el más refinado de los habitantes de Brobdingnag, la reina, queda a salvo del horror que causa la descripción desproporcionada y su forma de comer aparece como un espectáculo repugnante:

«Tomaba un bocado tanto como una docena de granjeros ingleses podían comer en un almuerzo».

Swift parece señalar que la maldad es inversamente proporcional al tamaño. La bondad e inocencia de los gigantes queda en evidencia cuando Gulliver narra aspectos concernientes a la historia  de Europa, su economía, su sociedad y su política, ante lo cual el rey se muestra atónito ante tantas guerras, revueltas, conjuras y asesinatos, y del odio y maldad que sin duda se esconde detrás.

Igualmente, cuando Gulliver le describe los efectos de la pólvora y se ofrece a fabricarla, el rey, horrorizado, le prohíbe siquiera volver a mencionar el asunto. El rey se sorprende de que un ser tan minúsculo sepa elaborar un arma tan terrible del mismo modo que Gulliver se sorprendía del sinsentido de la guerra entre Liliput y Blefuscu.

El tercer viaje es el menos homogéneo, ya que Gulliver visita varias islas. Gulliver visita en primer lugar la isla flotante de Laputa, que flota mediante un gigantesco imán. Los laputanos son gente inteligente, matemáticos, filósofos, sabios y astrólogos, que han perdido el norte de tal manera que sus estudios, sus trabajos científicos, sus descubrimientos y sus ideas, son totalmente ridículas y sin aplicación práctica. Además carecen de la más mínima noción de la realidad y sus dirigentes han descuidado tanto sus funciones, a causa de su ensimismamiento y dedicación a la meditación, que el pueblo malvive sin remedio, ya que a la menor disensión o asomo de rebeldía, son amenazarlos con dejar caer la isla sobre la región, lo que destruiría y mataría a todos los rebeldes.

Esta situación lleva a Swift a plantear una de las ideas más peligrosas del libro, la de una revolución contra el monarca de Laputa, y «matar al Rey y a todos sus servidores, y cambiar por completo el sistema de gobierno». Y decimos que es una idea peligrosa porque es más que evidente que este episodio es una parodia, nada disimulada, de Inglaterra y la situación de sometimiento de sus colonias, así como de la pedantería por la ciencia y el racionalismo de sus coetáneos, enfrascados en debates teóricos en vez de intentar mejorar la sociedad.

El siguiente viaje de Gulliver le lleva a la isla de Glubbdubdrib, habitada por una tribu de magos nigromantes capaces de resucitar a cualquier muerto. Gulliver aprovecha para resucitar a los grandes personajes de  la historia de la Humanidad, una vez más con intención crítica de mostrar el esplendor del pasado frente a la decadencia del presente:

«Pedí que apareciera ante mí el Senado de Roma en una gran cámara, y en otra, frente por frente, una Asamblea de representantes de hoy día. El primero parecía una Asamblea de héroes y semidioses; la otra un hatajo de buhoneros, carteristas, bandoleros y matones».

Así mismo, aprovecha para describir la degeneración física y moral de la sociedad inglesa comparando antiguos labradores ingleses llenos de sencillez, justicia y amor por su patria con sus nietos, viciosos y corruptos.

El último lugar digno de mención que visita Gulliver en este viaje es Luggnagg, donde ocurrirá uno de los episodios más desconcertantes de todo el libro. Luggnagg es una isla en la que habita una misteriosa raza de inmortales llamados struldbruggs. Estos struldbruggs son muy pocos, ya que la forma de inmortalidad que concibe Swift no conlleva una eterna juventud, sino que está sujeta a los progresivos —e interminables por ser inmortales— achaques de la vejez. De esta forma queda descrita la degeneración física que padecen los inmortales:

«A los noventa años se les caen los dientes y el cabello; a dicha edad no distinguen gustos, sino que comen y beben lo que pueden conseguir, sin ningún gusto ni apetito. Las enfermedades a que viven sujetos continúan afectándoles, sin que aumenten o disminuyan. Al hablar olvidan las acepciones corrientes de las cosas, y los nombres de las personas, incluso de aquellas que son sus amigos y parientes más próximos». 

De la misma forma, después de varios centenares de años son incapaces de comunicarse con los mortales, ya que los idiomas cambian y evolucionan, y ellos no. Es por eso que envidian la suerte de los mortales, a los que al final de la vida espera el descanso eterno que ellos nunca tendrán.


Y es en el último viaje de Gulliver donde Swift  muestra de forma más descarnada las miserias del ser humano. En él Gulliver conoce a la raza de los houyhnhnms, que son caballos dotados no sólo de raciocinio sino de un sentido moral infinitamente superior al de los seres humanos. Para los houyhnhnms no existe la mentira, ni tampoco conceptos  como la búsqueda del poder, el gobierno, la guerra, la ley o el castigo. En oposición a los houyhnhnms, Gulliver conoce a una raza de “animales” cuyo aspecto desagradable le llena de desprecio y aversión: los yahoos. Los yahoos encarnan las peores cualidades, los más bajos vicios, la maldad, la debilidad…. Estos seres están dominados y esclavizados por los houyhnhms. Por ello Gulliver, se identifica más con la raza equina (pese a que los yahoos son claramente humanos), y todo su afán es ser aceptado entre los caballos como uno más, cosa que él sabe imposible. Pero pese a haber reiterado en varias ocasiones la repulsión que siente por estos “animales”, Gulliver no puede evitar ver las semejanzas entre los yahoos y los seres humanos:

«El horror y espanto que sentí al observar que aquella abominable criatura tenía exactamente la misma figura que un hombre, no son para describirlos».

Los houyhnhnms acogen a Gulliver, y, al igual que pasara en el pasaje en el que Gulliver consigue horrorizar a los gigantes de  Brobdingnag al describirle el modo de vida europeo, Swift, a través de Gulliver, expone  los defectos del ser humano, refiriéndose de forma bastante crítica a las leyes y llamando a los abogados y jueces criminales y mentirosos, a la sociedad, al gobierno y a la nobleza, señalándolos como mentirosos, corruptos, perezosos, ignorantes, la perversión, egoístas o la frivolos. Estas descripciones sorprenden y horrorizan al houyhnhnm, que finalmente llega a la conclusión de que los seres humanos y los yahoos son igualmente malvados, y que únicamente se diferencian en la mayor inteligencia de los humanos, lo que los hace aún más aborrecibles, porque los yahoos no son, al fin y al cabo, conscientes de su propia maldad. Sin embargo, los houyhnhnms tampoco son perfectos, puesto que llegan a ser demasiado fríos e incapaces de albergar cualquier tipo de pasión, en uno u otro sentido (ni amor ni odio), ni siquiera ante la muerte, que afrontan con calma y serenidad. Gulliver quedará tan marcado por su encuentro con los houyhnhnms y los yahoos que durante el resto de su vida no podrá evitar mirarcon asco a la raza humana el resto de su vida.

Como habréis observado, según va avanzando el libro, las historias son cada vez más fantásticas, disparatadas e inverosímiles y al mismo tiempo las críticas se hacen más feroces, convirtiéndose es una de las novelas más negativas con respecto al ser humano que se hayan escrito.

No es extraño que, al final de sus días, Jonathan Swift fuera declarado incapaz mental por las autoridades.

Sin embargo, Swift no tenía ningún problema mental. Swift  no era más que un amargado pesimista y un rebelde crítico social, que odiaba todos los vicios de los hombres y la degeneración a la que había llegado la humanidad, y que escribió esta obra satírica con el fin de que sus lectores abrieran los ojos y miraran a su alrededor y vieran la decadencia del hombre, y que pensaran que la humanidad podía regenerarse, aunque había que ponerse manos a la obra de inmediato.

Un libro que nadie debería dejar de leer, ya que su feroz crítica a la sociedad y al género humano es totalmente extrapolable al momento actual.

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