Literatura alemana (6): Romanticismo y la era de la revolución (1805-1848)


Al comenzar el siglo XIX la revuelta contra el Aufklärung (Ilustración), iniciada por Herder, se consolida. Había una marcada revitalización del sentimiento religioso y la Escuela Romántica domina el ambiente. Era necesario rescatar al arte de las garras del racionalismo y liberar loas emociones y la imaginación. Partiendo de la filosofía de Fichte, que proclamaba al ego como la suprema realidad, los románticos procedieron a liberar al genio creativo de las ataduras de la convención y de la tradición. Pero el resultado era con frecuencia un subjetivismo extremo que irrumpía con frecuencia entre las formas de las formas artísticas y se perdía en visiones fantásticas de un vago misticismo. Los líderes del movimiento escapaban de un sórdido presente hacia las lejanas regiones orientales o hacia un remoto pasado medieval. Esta predilección por lo medieval junto con el revivir religioso dio al movimiento romántico una tendencia pronunciadamente católica. Algunos de los líderes románticos como Brentano, Görres, Eichendorff, eran católicos; otros como Friedrich Schlegel, se convirtieron al catolicismo; en los miembros de la escuela se nota una simpatía hacia el catolicismo. El movimiento romántico fue también una reacción saludable ante el excesivo clasicismo de Goethe y Schiller.

Al mismo tiempo se da énfasis al elemento nacional. La edad Media, mal representada y despreciada desde la Reforma es presentada con una nueva luz por los historiadores como von Raumer, Wilken, Voigt y otros. La gran literatura medieval fue redescubierta por estudiosos como Jakob y Wilhelm Grimm y Lachmann. De hecho, la ciencia de la filología alemana debe su origen a la escuela romántica. El entusiasmo por la literatura extranjera también produjo abundantes frutos en traducciones magistrales y reproducciones. Ahí está el principal significado de la obra de los hermanos Schlegel, líderes críticos de la más antigua escuela romántica. August Wilhelm von Schlegel (1767-1845) es famoso como traductor. Su traducción de Shakespeare se ha convertido en un clásico alemán, y las del español Calderón y Lope de Vega, del italiano y sánscrito no desmerecen en absoluto. Su hermano, Friedrich von Schlegel (1772-1829), que se convirtió al catolicismo, enunció las doctrinas románticas en sus aforismos. Con su tratado "Über die Sprache und Weisheit der Indier" (1808) se convirtió en el pionero del estudio del sánscrito en Alemania; enseñaron a los crítico no solo a criticar sino a entender, interpretar y caracterizar. La obra de los Schlegel en la crítica e historia son de las que marcan época, pero esta escuela no encontró un gran poeta que pusiera en práctica sus ideas. Aunque la poesía de Friedrich von Hardenberg (1772-1801), más conocido como Novalis, está empapada de un profundo sentimiento. No novela fragmentaria "Heinrich von Ofterdingen" es un intento de mostrar el desarrollo de un verdadero poeta romántico.
Ludwig Tieck (1773-1853) los antiguos libros populares, satirizó a la Ilustración en sus comedias, escribió dramas románticos de poco valor, como "Genovera," y una novela cultural "Franz Sternbalds Wanderungen," que tuvo gran influencia en la pintura alemana. Desde 1821 se dedicó a las historias cortas, de las que fue el primer cultivador con éxito. Un segundo grupo de escritores románticos, la Más Joven Escuela Romántica, reunida sobre todo en Heidelberg, en la que la tendencia nacionalista esta más pronunciada. Sus obras muestran gran talento que se estropea por falta de contención artística. Esto es más notable en Klemens Maria Brentano (1778-1842), un carácter altamente poético y excéntrico que junto con Achim von Arnim colecciono y editó importantes libros de cantos populares, "Des Knaben Wunderhorn" (1805-8). Su amigo Joseph von Görres (1776-1848), durante su periodo de ardiente patriotismo, editó antiguas canciones alemanas y libros populares; sus posteriores actividades las dedicó completamente a al servicio de la Iglesia Católica, que halló en el un campeón entusiasta. La tendencia patriótica es más evidente en la obra de Friedrich de la Motte Fouque (1777-1843), cuyas novelas de caballería fantásticas se han olvidado mientras que su cuento de hadas "Undine" aun vive. El único poeta dramático de primer orden relacionado con la escuela romántica es Heinrich von Kleist (1777-1811), cuyo drama "Der Prinz von Homburg" (1810) es considerado una pieza maestra. De sus novelas, la más conocida es "Michael Kohlhaas"que muestra capacidad gráfica.
Zacharias Werner (1768-1823), que al final se convirtió al catolicismo, es conocido sobre todo como originador de los llamados “Dramas del Destino”, una especie burda de obras en las que el destino ciego es el factor dominante. Y características del romanticismo decadente son las historias fantásticas de Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822). La influencia del movimiento romántico aún duró algún tiempo a pesar de haber perdido ya su fuerza vital. Casi todos los poetas de la primera mitad del siglo diecinueve están más o menos afectados por él. La tendencia nacionalista fomentada por el romanticismo se transformó en las Guerras de Liberación en fervor patriótico que encuentra eco en los conmovedores escritos de Max von Schenkendorf, Theodor Koerner y Moritz Arndt.
Los poetas de la escuela suaba, que solo eran románticos por su inclinación a hacia los temas religiosos o medievales, sobresalieron sobre todo en las baladas. Su líder fue Ludwig Uhland (1787-1862), distinguido como poeta e intelectual. Junto a él , Justinus Kerner y Gustav Schwab. Algunas piezas líricas de Kerner y Uhland se han convertido en verdaderos cantos populares.
El romanticismo ejerció su embrujo sobre la lírica, que ocupa un importante lugar en la literatura de este período. Sobresalen en este campo Adelbert von Chamisso, Wilhelm Müller y Joseph von Eichendorff, noble católico de Silesia, es lírico más dotado del grupo. Friedrich Rückert (1788-1866) fue un voluminoso pero desigual escritor en verso; su fama se basa sobre todo en sus traducciones e imitaciones de la poesía oriental, cuyas difíciles formas reprodujo con asombrosa habilidad. En esto le sigue el conde August von Platen (1796-1835), en suyos versos se alcanza la perfección de la forma, con frecuencia en detrimento del sentimiento.
El más grande poeta lírico y la más asombrosa figura literaria de la época fue Heinrich Heine (1797-1856), un judío convertido al protestantismo. Desafortunadamente sus grandes cualidades están ensombrecidas por la insinceridad e inmoralidad de su carácter: sus mejores esfuerzos poéticos se ven con frecuencia impedidos o destruidos por una ironía caprichosa y burlona. Sus obras en prosa, en su mayoría fragmentarias y de carácter periodístico están escritas en un estilo grácil, fácil y de brillante ingenio. El objeto de las más amargas sátiras de Heine eran las miserables condiciones de la política en Alemania, pero desafortunadamente también la religión y la moralidad fueron objeto de sus burlas y de su cínico ingenio. A pesar de su gran influencia en la literatura, en conjunto fue perniciosa. Sus poemas aparecieron en colecciones con los títulos de "Buch der Lieder," "Neue Gedichte," y "Romanzero." De sus escritos en prosa los "Reisebilder" (1826) son los mejores.
Otro romántico lírico de los más importantes fue el austriaco Nikolaus Lenau (Niembsch von Strehlenau), poeta de la melancolía. Un fuerte individualismo, influida por las corrientes literarias del periodo, se revela en la obra de una dama católica, Annette Elisabeth von Droste-Huelshoff (1797-1848), cuyos escritos muestran un profundo espíritu religioso. Su colección , titulada "Das geistliche Jahr," poemas dedicados a los domingos y días festivos del calendario católico, contienen algunas de las más delicadas poesías religiosas de la literatura alemana. Otro genio que se aparta de las corrientes de su tiempo fue Franz Grillparzer (1791-1872), el más importante dramaturgo austriaco. En su obra se mezclan los elementos clásicos y románticos. De sus muchas obras maestras solo mencionaremos "Die Ahnfrau," "Sappho," "Das goldene Vliess," "Des Meeres und der Liebe Wellen," y "Der Traum ein Leben." Su compatriota, Ferdinand Raimund, es autor de obras populares. La producción dramática de Christian Grabbe era demasiado errático y extravagante para que se pudiera representar. El dramaturgo más popular de su tiempo Ernst Raupach, ha caído en el olvido.
La novela histórica, gracias sobre todo a la influencia de Sir Walter Scott, vuelve a estar en el candelero. Von Arnim y Tieck que habían hecho sus pinitos en este género fueron seguidos por Wilhelm Hauff, autor de "Lichtenstein" (1826) y por Willibald Alexis (seudónimo de Wilhelm Haering). Este tomó sus temas de la historia prusiana y dio a la novela una tendencia patriótica. En las novelas de Karl Immermann (1796-1840), hay un significativo cambio tratando las condiciones contemporáneas de forma satírica en "Die Epigonen" y "Muenchhausen" (1838). El episodio del "Oberhof" en esta última obra introdujo la historia del campesinado en al literatura alemana. Y en este campo, Jeremías Gotthelf (Albert Bitzius) y Berthold Auerbach tuvieron mucho éxito. Charles Sealsfield (Karl Postl) es conocido como escritor de novelas de viajes y aventuras. Las esperanzas que habían tenido los patriotas en 1815 de una Alemania unida habían sido destruidas sin contemplaciones. La libertad de pensamiento había sido suprimida por la reacción política tipificada por el régimen de Metternich. El descontento latente estalló violentamente al conocerse la revolución de París (1830) y encontrón su expresión literaria en el movimiento conocido como “Joven Alemania”. La implacable guerra contra el orden político existente se orientó también contra la religión y la moralidad. La “emancipación de la carne” era proclamada abiertamente. El ataque había sido comenzado por Heine y los miembros de su cuadrilla le siguieron con ensayos, novelas y dramas que en su mayor parte, debido a su carácter político y social, tuvieron una vida corta. Karl Gutzkow (1811-78) es el líder del grupo, Sus novelas, de tendencias antirreligiosas e inmorales, solo tiene interés histórico, mientras que los dramas, de los que "Uriel Acosta" (1847), es el más conocido, son efectivos desde el punto de vista teatral. Junto a Gutzkow sobresale Heinrich Laube (1806-84), cuya mejor obra fue conseguida como dramaturgo y no como miembro de la Joven Alemania. También hubo mujeres que tomaron parte en el movimiento. La más notables fue Fanny Lewald, de origen judío, cuyos escritos muestran un decidido espíritu anticristiano , y la condesa Ida von Hahn-Hahn, que comenzó su carrera con novelas en las que el matrimonio es tratado de forma superficial, pero que terminó siendo una devota católica.
El espíritu revolucionario inaugurado por la Joven Alemania pronto adquirió un carácter político que dominó a la actividad literaria desde 1840 hasta el estallido de 1848. Halló su más elocuente expresión en la lírica política. En Austria, Anastasius Grün (seudónimo del conde Anton Alexander von Auersperg), Karl Beck, Moritz Hartmann y Lenau fueron los más sobresaliente. En Alemania, Herwegh, Hoffmann von Fallersleben, Franz von Dingelstedt, Ferdinand Freiligrath (1810-76) y Gottfried Kinkel fueron los líderes políticos de de los descontentos. Mucha de su poesía era necesariamente efímera; de hecho Kinkel, Fallersleben y Freiligrath deben su fama a los versos que no tiene carácter político: La poesía del conde Moriz von Strachwitz y Karl Simrock, excelente traductor de la antigua literatura alemana, se nota una reacción contra la tendencia política en literatura y a favor del romanticismo. Las historias cortas de Adalbert Stifter y los dramas de Friedrich Halm (Freiherr von Münch-Bellinghausen) también muestran el matiz romántico. El poeta lírico más grande de esta época , Eduard Moerike (1804-75), un suabo, siguió su propio camino sin tener en cuenta las preocupaciones de su tiempo.