Ramón Basterra, Roma

Ramón Basterra, Roma

Ciudad que eres la madre de ciudades, 
en la sombra del mundo tus murallas 
son fanal de una luz que las batallas 
no apagan, con sus rojas tempestades. 
Más recias que tus muros, tus verdades 
se yerguen, cuando en el combate fallas. 
¡Detente, peregrino, que aquí hallas 
Canon y Ley para tus ansiedades! 
La luz de la Hélade en el mármol veo, 
clama el bronce la voz de Galileo, 
¡campana y mármol, la Ciudad Eterna! 
El alma de Occidente en ti perdura 
que hasta Grecia y Judá, doble mar pura, 
tu acueducto de espíritu se interna.