Biografía de Salustio

Salustio

Cayo Salustio Crispo (en latín, Gaius Sallustius Crispus; Amiternum, 1 de octubre de 86 a. C.-Roma, 13 de mayo de 34 a. C.) fue un historiador romano.

Nació en Amiterno, en la región de Sabina. Procedía de padres plebeyos, aunque de posición acomodada, lo que le permitió procurarse los estudios necesarios para acceder a la carrera política, en la que, por otro lado, no desempeñaría un papel demasiado brillante. En el 52 a.C. llegó a tribuno de la plebe militando al lado de Craso y luego de César, con el grupo de los populares, pero dos años después sería expulsado del Senado bajo la acusación de conducta inmoral, por haber seducido a la mujer de Milón, uno de sus adversarios políticos. Gracias a la influencia de César fue readmitido como cuestor y marchó junto a éste en la campaña de África, tras lo cual fue hecho gobernador de la provincia. Parece innegable que mientras ocupó el cargo logró enriquecerse considerablemente, de forma no demasiado lícita, con lo que al regresar a Roma tuvo que hacer frente a la acusación de malversación de fondos, que supo eludir hábilmente. En cualquier caso los beneficios de su actividad en África le permitieron construirse un palacio en el Pinino, cerca de la ciudad de Roma, donde se dedicaría a la historiografía, el género que le dio renombre para la posteridad, dejando definitivamente la política. 

El interés que como historiador muestra Salustio hacia los problemas políticos y sociológicos se exterioriza en una búsqueda profunda de las causas de los hechos ( a imitación de Tucídides) y sobre todo en la profundidad psicológica con que retrata a sus personajes. No se limita a describir lo sucedido, sino que se detiene a explicarlo de la manera más plausible y se demora en darnos una imagen subjetiva pero enormemente sugestiva de los protagonistas para adentrarse en el mundo de sus secretas motivaciones. Es célebre la descripción del conspirador Catilina que lleva a cabo en una de sus libros más conocidos, La Conjuración de Catilina, la cara desencajada, demacrada como el espejo de un alma tortuosa, los gestos abruptos que desvelan sus costumbres turbias. Otro rasgo distintivo del estilo de este escritor latino es que se trata de un escritor de monografías, lo que él relata son acontecimientos concretos y aislados, hechos puntuales de una especial relevancia histórica, en lugar de hacer desarrollos lineales de la historia romana como Tito Livio, y de esta forma escribe De Bello Iugurthino, que trata de la guerra que sostuvo Roma contra Yugurta, el rey de Numidia. Otra obra suya son las Historias, y dentro del corpus de obras espurias ( que se le atribuyen pero sin demasiada seguridad ) está la Invectiva Contra Cicerón, que era su opositor político, y las Cartas a César, escritas supuestamente al emperador cuando ya había alcanzado una edad madura. 

La imagen que el tiempo nos ha legado de Salustio, algo vaga debido a la falta de datos, enrarecida tal vez por el rencor de sus contemporáneos pero en la que debe haber sin duda algo de cierto, es la de un hombre que no llevó una vida en absoluto intachable, pero cuya labor como escritor nos resulta fundamental para comprender capítulos cruciales de la historia romana y que fue además un moralista de su época, algo que no deja de ser irónico, aunque no vaya en detrimento de su valía como hombre de letras. Admiraba profundamente la labor de Mario, general anterior a la dictadura de Sila, cuyas simpatías estuvieron del lado de los populares, el partido mas claramente democrático y hasta cierto punto igualitarista de la escena política en Roma. También se ha discutido mucho sobre su fiabilidad como historiador, pero debemos tener en cuenta que en la mayoría de los casos, los cronistas tienen intereses que no se limitan a la datación exhaustiva de los hechos, que tienen aspiraciones arísticas pero también políticas. Lo que sí es cierto es que Salustio llegó a ser el primero considerado como un clásico por los historiadores romanos y hoy se le reconoce como una de las más grandes figuras de este género.

Estilo

La forma de escribir de Salustio presenta algunas innovaciones con respecto al estilo de sus contemporáneos que merece la pena señalar aquí. En primer lugar, destacaremos la influencia en su estilo de Catón el viejo, especialmente en la elección de frases breves (parataxis), que dan al relato de los hechos contundencia y concisión. Otros recursos, como la economía expresiva o las elipsis refuerzan la sensación de economía formal, la brevitas según el término latino. Otra característica de su técnica literaria en la que se evidencia la originalidad salustiana es la variatio, alteración del orden sintáctico y empleo de palabras con un sentido distinto del usual, cuyo fin último es generar la sorpresa del lector, provocarle con su fuerza expresiva. Se ha acusado también a este autor de tendencioso y de cometer intencionalmente inexactitudes en las referencias a hechos concretos. Al margen de estas acusaciones, que por otro lado son comunes a todos los historiadores, resulta innegable que algunas afirmaciones que hace quedan injustificadas y el tono que emplea es de un apasionamiento poco frecuente en un historiador, pasión que transmite a sus personajes. Otra de las formas literarias más frecuentes en Salustio es la antítesis de frases, palabras, acciones, pero sobre todo en los personajes. César y Catón quedan retratados de esta forma, mediante la oposición de las cualidades de cada uno, donde Catón aparece como honorable, César no lo es tanto, y si éste era generoso, la liberalidad del otro queda en entredicho. La orientación moral que transcurre en su visión de la historia encuentra una vez más su predecesor en Catón, como defensor de la disciplina, la moderación y el honor, virtudes todas ellas propias del ciudadano romano a la vieja usanza. Se ha apuntado un sesgo filosófico cercano al platonismo debido eminentemente al énfasis que se concede a la acción humana, enfrentada a una fortuna a menudo adversa. Algunas teorías apuntan a una fuerte tendencia dramática en nuestro autor, como si hubiera concebido la batalla contra Yugurta o la conjuración de Catilina no como meros apuntes historiográficos, sino como dramas representados por personajes de carne y hueso. Sin embargo ello no fue de ninguna manera obstáculo para que Salustio defendiera efusivamente la importancia del oficio de historiador y su propia relevancia como autor literario para las generaciones venideras. 

Obra

La conjuración de Catilina

Introducción: Salustio explica cómo ha sido inducido a escribir historia (1-4,2). Formula su tema 
(4,3-5), presenta a Catilina e indaga sobre los orígenes y los motivos de la conjuración (5, 1-8); ello le lleva a un excursus sobre el apogeo y la progresiva decadencia moral de Roma (5,9-13,5). Sobre este fondo se hace comprensible el comportamiento de los conjurados y de Catilina (14-16). En el relato de la primera reunión de las personas implicadas (17-22) se introduce un excursus sobre la llamada primera conjuración (18, 1-19,6). En el punto central de esta escena se enuentra un discurso de Catilina (20). 

Siguen los acontecimientos hasta la partida y la detención de Catalina (23-36,3). Después de un excursus sobre la miserable condición del estado (36,4-39,5) se informa del descubrimiento de la conjuración en Roma (39,6-47,4) y de su represión (48,1-55,6). 

Un punto de apogeo lo constituyen los debates en el senado hasta la ejecución de los conjurados (50-55). Salustio se detiene en particular en los discursos de César (51) y de Catón (52) y en la comparación de los dos grandes hombres (53, 2-54,6). La parte final de la obra, que trata del fin de Catilina (56-61), se adorna con un discurso de éste (58). 

Fuente: Michael von Albrecht , Historia de la literatura romana: desde Andrónico hasta  Boecio, vol.1, Herder, Barcelona, 1997

La guerra de Yugurta

La guerra de Jugurta (111-105 a.C) tiene una estructura análoga a la de las Catilinarias. El proemio, en el que Salustio justifica con énfasis, entre otras cosas, su actividad de historiador, es seguido por la formulación del tema (5,1-3) y por una mirada retrospectiva a los antecedentes, hasta el reparto de Numidia entre Adherbal y Jugurta (5,4-16). 

A continuación el excursus sobre África constituye un corte (17-19). Los acontecimientos del reparto de Numidia hasta el estallido de la guerra ocupan los capítulos siguientes (20,1-28,3). La sección siguiente comprende las campañas de Bestia y de Albino hasta la vergonzosa humillación de los romanos y la rogatio Manilia (28,4-40). 

El excursus sobre los partidos (41 s.) -que va significativamente unido a la representación de la turbulenta situación de Roma- es comparable, en su colocación antes de la peripecia, con el excursus del Catilina (36,4-39,5). Siguen la campalas de Metelo (43-83) y de Mario (84-114). 

Fuente: Michael von Albrecht , Historia de la literatura romana: desde Andrónico hasta 
Boecio, vol.1, Herder, Barcelona, 1997.

Historias

Las Historiae (concebidas como continuación de la obra histórica de Sisena) comienzan con el año de la muerte de Sila (78 a.C.) y llegan hasta el 67 a.C. La muerte le quitó la pluma de las manos a Salustio. De esta obra se han conservado cuatro discursos y dos cartas, además de unos quinientos fragmentos. El conjunto puede reconstruirse basándose en autores más tardíos, por ejemplo Plutarco. 

En el primer libro el importante prólogo (1-18) era seguido por una mirada retrospectiva a los cincuenta años precedentes (19-53): una llamada "arqueología". La acción principal se abría con un discurso del cónsul del 78 a.C., Lépido, contra Sila y por la restauración de la libertad (55). Motivada con toda probabilidad por la muerte de Sila seguía una caracterización del tirano (58-61), después la sublevación de Lépido (62-83) con el discurso de Marcio Filipo en el Senado (77), por fin la guerra contra Sartorio (84-126). 

Los acontecimientos desde el año 76 hasta comienzos del 74 a.C. ocupaban el segundo libro: la muerte de Lépido en Cerdeña (con un excursus sobre esta isla: 1-11) y el mando supremo de Pompeyo en Hispania (1-22). Teatros de la acción son Roma, Hispania, Macedonia (23-41). En el año siguiente (75 a.C.) se sitúan el discurso de Copta ante el pueblo (47), la continuación de la guerra contra Sartorio (53-70), los precedentes de la guerra mitridática (71-79),la guerra dardánica (80) e isáurica (81-87) -con un excursus geográfico (82-87)- y los acontecimientos en Hispania (88-89) con la carta de Pompeyo (98). 

El tercer libro contenía los combates de Antonio contra los piratas, su ataque a Creta (1-16) con una descripción de la isla (10-15), los comienzos de la guerra mitridática (17-42), acontecimientos posteriores de los años 74 y 73 a. C. (43-51) con el discurso del tribuno de la plebe Macro (48), la guerra mitridática (52-60), el célebre excursus sobre el mar Negro (61-80), el final de la guerra contra Sartorio (81-89) y la guerra de Espartaco (90-106). 

El libro cuarto abarcaba los hechos de los años 72-70 a. C. en Asia (1-19), el final de la guerra contra los esclavos (20-41) con una descripción de la Italia meridional y de Sicilia (23-29), los acontecimientos en Roma (42-55) y por fin la guerra armenia (56-80) con la célebre carta de Mitrídates (69). 
El quinto libro (otoño del 68 - finales del 67 a.C.) narraba el final de la guerra llevada por Luculo (1-16) y la guerra contra los piratas (17-27). 

Fuente: Michael von Albrecht , Historia de la literatura romana: desde Andrónico hasta Boecio, vol.1, , Herder, Barcelona, 1997.

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