Biografía de Andrés Caicedo

Luis Andrés Caicedo Estela 

(Cali, Valle del Cauca, Colombia; 29 de septiembre de 1951 + ib., 4 de marzo de 1977) Escritor y cineasta colombiano. Alguna vez Andrés Caicedo Estela dijo que vivir más allá de los 25 años era una vergüenza. Y lo cumplió, se murió a los 25 años de edad. 

Fue uno de esos pocos genios que hizo lo que predicó. Hizo cine y escribió cine, hizo teatro y escribió teatro, escribió cuentos y una novela y reflexionó sobre el arte de escribir. Para él estaba primero la acción y después la reflexión; eso hizo que produjera a una marcha vertiginosa, hasta el punto en que él como persona casi no existía, porque era más grande su obra. Sus críticos lo han visto como un desarraigado, un desadaptado o un ser trágico, pero más allá de la mirada superficial, estaba el artista afanado por vivir intensamente.  


La producción intelectual de Andrés Caicedo empezó desde los 10 años. A finales de los sesenta se conocieron sus primeras piezas dramáticas: "La piel del otro héroe" y "Recibiendo al nuevo alumno"; al mismo tiempo montó piezas como "La noche de los asesinos", de José Triana y "Las sillas", de Eugenio Ionesco; también adaptó al teatro "Moby Dick", la novela de Hermann Melville. 

Mientras tanto, empezaban a aparecer sus primeros cuentos en los suplementos dominicales de los periódicos de Cali. Participó en las reuniones del grupo de escritores llamado Los Dialogantes, cuyos miembros eran, entre otros, Gustavo Alvarez Gardeazábal, Carmiña Navia, Eduardo Serrano y otros. Andrés Caicedo era un adicto al cine; fundó y dirigió (junto con Ramiro Arbeláez, Hernando Guerrero y Luis Ospina, entre otros) el Cine-Club de Cali, que funcionaba los sábados a las 12:30 p.m., primero en la sala del Teatro Experimental de Cali (TEC), después en el Teatro Alameda, y finalmente en el San Fernando. 

En 1972 intentó llevar al cine su guión Angelita y Miguel Angel, en codirección con CarIos Mayolo, pero este fue un intento frustrado. Consignó su experiencia como espectador de cine en artículos de prensa aparecidos en El Diario de Occidente y El Pueblo, de Cali; y después comenzó a publicar la revista Ojo al Cine, que se convertiría en 1974 en la revista especializada más importante del país, pero sólo llegó a editar cinco números de ella. Caicedo era un trabajador compulsivo. 

Por sus diarios observamos que sus horarios eran estrictos en lo que tenía que ver con lecturas, montajes teatrales y escritura. Desde las primeras horas de la mañana hasta las últimas de la noche, Andrés parecía no pensar en otra cosa que en forjar su propia obra, inventar su propio universo, darle vuelta a sus propios caprichos y tratar de acumular la mayor cantidad de escritos, películas vistas y obsesiones, para llegar bien armado a la hora de la muerte [...]  

La precocidad de Andrés se delata en la insólita disciplina que mantuvo para todos sus proyectos, comenzando desde muy temprana edad. Valga anotar que sus lecturas están todas consignadas en un fólder considerablemente voluminoso, donde da cuenta de cada libro leído con un comentario de más o menos una cuartilla de extensión, sobre el texto. En dichas notas podemos ver casi que un plan de lecturas impuesto por sí mismo desde sus once o doce años, como si de antemano supiera que debía llenar todos los baches en su cultura tan rápido como fuera posible, cuentan Sandro Romero y Luis Ospina. En 1969 Caicedo escribió siete versiones del cuento "Los dientes de Caperucita", ganador del segundo premio del Concurso Latinoamericano de la Revista Imagen de Caracas. En 1972,
el relato "El tiempo de la ciénaga" fue laureado en el concurso Universidad Externado de Colombia de Bogotá. En 1974 viajó a Estados Unidos con cuatro guiones de largometraje escritos por él y dispuesto a vendérselos a Roger Corman, director que admiraba profundamente; sin embargo, aunque traducidos por su hermana, los guiones nunca llegaron a manos de Corman. En Estados Unidos, Caicedo se dedicó a ver cine, comenzó a escribir la única novela que terminó: "Que viva la música!", inició un diario que pretendía convertir en novela (Pronto: "Memorias de una cinesífilis"), y profundizó su afición por la música (blues y rock, especialmente los Rolling Stones). Regresó a Colombia y en 1975, con el patrocinio de su madre, publicó el relato "El atravesado". Siguió escribiendo compulsivamente y entregó a Colcultura la versión final de "Que viva la música!" para su publicación. Alcanzó a recibir un ejemplar de la novela, antes de suicidarse en la tarde del 4 de marzo de 1977.
"Que viva la música!" se convirtió, rápidamente, en un éxito y en símbolo del sentimiento de los jóvenes; la novela fue reeditada y apareció publicada también en Italia. La producción inédita de Andrés Caicedo abarca decenas de cuentos, varias novelas, obras de teatro, adaptaciones para el cine; guiones de largometrajes, reflexiones y numerosa correspondencia. Los temas predominantes en su obra son las locuras juveniles en medio del desvarío y la perdición que produce la ciudad concebida como suburbio. Pocos años después de morir, sus familiares y amigos crearon una fundación para publicar toda su obra inédita [Ver tomo 4, Literatura, p. 301].  

LUIS CARLOS MOLINA
 
Bibliografía 
ALVAREZ GARDEAZÁBAL, GUSTAVO. "Obra y figura de Andrés Caicedo". El Café Literario, Vol. 1, N- 1 (enero-febrero 1979). BARRIENTOS ORTIZ, CARLOS. "Dos palabras acerca de Andrés Caicedo". El Pueblo, Cali, marzo 4 de 1984. CAICEDO, ANDRES. Que viva la música!. Bogotá, Colcultura, 1977. CAICEDO ANDRES. Destinitos fatales. Selección y prólogo, Andrés Romero Rey y Luis Ospina. Bogotá, Oveja Negra, 1984. CAICEDO, ROSARIO. "A mi hermano le gustaba ir al cine". El Pueblo. Cali, octubre 6 de 1985.

 
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

http://www.banrepcultural.org/