El escritor ilicitano retrata en su nueva publicación el papel del hogar y sus objetos como fuente de la felicidad y la desdicha de cada uno
«Una metáfora de las dichas o desdichas que se encuentran en manos de cosas que son insignificantes, pero muy significativas». Así define el escritor y periodista ilicitano Vicente Verdú el contenido de su último libro, titulado 'Enseres domésticos. Amores, pavores, sujetos y objetos encerrados en casa' (Anagrama), una publicación en la que rinde homenaje a la vida privada y a los objetos que hay en el hogar, desde las sábanas de la cama hasta el salero o el cepillo de dientes.
Las sensaciones y emociones que provocan, por ejemplo, los olores del dormitorio y la necesidad de diferenciarnos con los vecinos son algunas de las cuestiones que se reflejan, además, en este manual.
Para Verdú, estas pequeñas cosas del día a día están ligadas íntimamente a «nuestra felicidad o desdicha», en cambio «las cosas más cercanas están injustamente valoradas, pese a que forman hitos en nuestra vida». También una parte del libro, que cuenta con medio centenar de capítulos, está dedicada a otros aspectos «que parece que ocultemos como pecados sociales» y habla de la escobilla del váter, el papel higiénico o el polvo de la casa.
El objetivo de la publicación «es sacar esas cosas a flote desde los pozos de la propia individualidad y de la cotidianidad», según su autor, y atribuirles el valor que les corresponde, «porque no les prestamos ninguna atención, pero forman parte de nuestra existencia».
En el marco de esta vida privada, considera que la casa tiene un papel primordial en la vida de cada uno. «Es muy significativo irse de casa, o volver a casa, también cuando las cosas marchan mal, dejar la casa es dejar un mundo y, cuando empiezas, fundar una casa es un momento muy importante», afirma.
Precisamente el hecho de haber estado fuera de su hogar de nacimiento -reside en Madrid- fue uno de los motivos que le movió a escribir sobre la vida doméstica. También la añoranza de algunos objetos, «siempre he pensado que echaba de menos un mantel que nos hacía compañía cuando nos sentábamos a la mesa», replica el escritor.
Recuerda que su padre «era muy lector, le gustaba leer a gente que escribía sobre cosas menudas» y, al mismo tiempo, le animaba a escribir «cuando yo empezaba, a los 14 o 15 años».
En este caso, se ha sacado una espinita con Enseres domésticos al escribir sobre estos asuntos «que te ocupan un tiempo, tienen un significado y hay muchos estímulos de esa naturaleza». De hecho, llegó a escribir cerca de 80 capítulos para esta publicación, con lo cual los que no han visto la luz podrían componer un segundo volumen, un proyecto que el autor supedita a las ventas de este volumen y al consejo del editor.7
Fuente: www.laverdad.es
El objetivo de la publicación «es sacar esas cosas a flote desde los pozos de la propia individualidad y de la cotidianidad», según su autor, y atribuirles el valor que les corresponde, «porque no les prestamos ninguna atención, pero forman parte de nuestra existencia».
En el marco de esta vida privada, considera que la casa tiene un papel primordial en la vida de cada uno. «Es muy significativo irse de casa, o volver a casa, también cuando las cosas marchan mal, dejar la casa es dejar un mundo y, cuando empiezas, fundar una casa es un momento muy importante», afirma.
Precisamente el hecho de haber estado fuera de su hogar de nacimiento -reside en Madrid- fue uno de los motivos que le movió a escribir sobre la vida doméstica. También la añoranza de algunos objetos, «siempre he pensado que echaba de menos un mantel que nos hacía compañía cuando nos sentábamos a la mesa», replica el escritor.
Recuerda que su padre «era muy lector, le gustaba leer a gente que escribía sobre cosas menudas» y, al mismo tiempo, le animaba a escribir «cuando yo empezaba, a los 14 o 15 años».
En este caso, se ha sacado una espinita con Enseres domésticos al escribir sobre estos asuntos «que te ocupan un tiempo, tienen un significado y hay muchos estímulos de esa naturaleza». De hecho, llegó a escribir cerca de 80 capítulos para esta publicación, con lo cual los que no han visto la luz podrían componer un segundo volumen, un proyecto que el autor supedita a las ventas de este volumen y al consejo del editor.7
Fuente: www.laverdad.es